—¿Estás seguro de la decisión que tomaste? Aún puedes arrepentirte.
TaeYong habló con lentitud, marcando cada palabra como si le estuviera hablando a un niño pequeño. Intentó elevar las comisuras de los labios, pero una mueca extraña salió en su lugar; un gesto demasiado torcido, a medio camino entre una sonrisa y el llanto mismo. Ninguna de las dos opciones se formó, porque Jung YoonOhllevaba un tiempo siendo incapaz de expresar sus emociones.
Más específicamente, desde la última vez en que había hablado con su novio, DongYoung...
—Sí, estoy seguro. Se lo prometí.
—Pero tú y él ya no son nada.
...o, mejor dicho, ex novio.
—Necesito volver a Corea. Mis planes nunca fueron los de quedarme acá en primer lugar, y aunque DongYoung ya no me quiera a su lado necesito ir y explicarle todo en persona —sentados en una mesa para dos dentro del café principal del área, se detuvo en su explicación solo para escuchar con mayor detenimiento el nuevo anuncio por altavoz que una voz de mujer realizaba en inglés. Solo después de comprobar que se trataba de otro vuelo distinto al suyo, fue que prosiguió—. Es verdad que aprendí mucho de baloncesto pero...
—No solo aprendiste, ¡el equipo te ama, YoonOh! ¡Me lo han dicho varias veces, eres la estrella! ¡Nadie te quiere ver marchar y-!
—...Mi hogar no está acá —susurró—. Está con DongYoung. Siempre ha estado con él.
Bajó la cabeza y revisó la hora que marcaba su reloj de pulsera. Quedaba poquísimo tiempo antes de que su avión se fuera y con ello le dijera adiós a la tierra que le había acogido por cerca de diez semanas. A decir verdad, se lo había imaginado todo con muchísimo detalle: bajarse del avión en Corea después de un viaje agotador y de largas horas, recoger su maleta, caminar hacia el área de bienvenida y verlo a él, a su hermoso Doyounggie, al que besaría y abrazaría de inmediato incluso si todo el mundo era capaz de verles. Eso había creído desde el primer momento en tocar suelo norteamericano, y era un momento que había anticipado con muchísimas ganas.
Esta vez, cuando trató de imaginarse el panorama, su mente se quedó totalmente en blanco, tal como una película antigua con fotogramas perdidos.
—¿Pero qué harás cuando él no te quiera ni ver? —TaeYong insistió, bebiendo un poco más de su smoothie de frutilla, apoyando los codos sobre la mesa—. Es decir, ¿no ha respondido ninguna de tus llamadas o mensajes, no es así? ¿De verdad quieres volver a Corea sabiendo lo que te aguarda?
—Sí. Pese a todo, estoy decidido.
Le escuchó suspirar largamente. Se fijó en sus rasgos afilados, los que parecían haberse definido incluso más durante el curso de los últimos días. Pese a estar ahora bebiendo algo —que había hecho a regañadientes, después de insistirle en ello—, la verdad era que TaeYong no quería aceptar los hechos.
Y es que estaba comiendo poquísimo. Y con poquísimo, más bien, se refería a la nada misma.
—¿Estarás bien mientras esté en Corea? —preguntó, recorriendo con la mirada su cuerpo envuelto en un gran abrigo, el que intentaba camuflar a todas luces una delgadez casi esquelética—. ¿Comerás y todo eso? ¿Te cuidarás como correspon-?
—¿Por qué no me odias?
La pregunta por parte de TaeYong le dejó en completa perplejidad. El altavoz volvió a anunciar un nuevo número de vuelo junto con su respectivo destino, y negó con la cabeza al no escuchar el avión que le correspondía. Entonces, el hombre que tenía al frente suspiró con pesadez.
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You're Mine // JaeDo - DoJae - NCT
Fanfic"Prométeme algo" "¿Qué cosa, YoonOh?" "Que nunca te irás de mi lado, hyung" "...Está bien" De pequeños los juramentos son algo inevitable. Pero la gente crece, las circunstancias cambian. Jung YoonOh y Kim DongYoung no pueden ser niños por siempre...