Abrí los ojos y me encontré a mi madre durmiendo en una silla a mi lado. Tenia mi mano entre las suyas. Y en el regazo tenia mi carpeta. Sonreí, intente moverme para coger la carpeta pero no podía. No tenia nada que hacer y empezaba a tener hambre. Entonces vi en la mesa del fondo de la habitación dos platos llenos de comida. Nuestras cenas. Cogí el mando que tenia a mi lado y lo clique. Al cabo de unos 5 minutos vino una enfermera, nunca antes la había visto, parecía simpática pero tenia unas grandes ojeras por causa del cansancio o de no dormir lo suficiente. Era rubia, ni muy alta ni baja.
-Hola bonita. - Me dijo sonriéndome. -¿Que querías?
-Hola em... mi madre se ha quedado dormida y yo tengo mucha hambre y no puedo moverme... Podrías pasarme el plato con mi comida ¿por favor?
-Claro, tu eres Jesy ¿verdad?
-Si.
-Encantada Jesy. -Me sonrió amablemente. -Toma aquí tienes la comida.
Entonces se fue y volvió al rato con unas mantas. Cogió a mi madre como pudo y la puso en el sofá tapándola con la manta.
-Así dormirá mejor. -Le asentí. -Que hora es em...
-Me llamo Deborah. Y son las 3 de la noche.
-¿Tan tarde es? -Dije muy sorprendida.
-Si Jesy.
-¿Y tu no duermes por la noche? -Deborah empezó a reírse.
-No la verdad. Yo trabajo por la noche por lo cual tengo un horario de sueño un poco raro.
-Wow... yo no lo soportaría.
-Te acostumbras al final... -Me dijo con una sonrisa cansada. -Si no quieres nada mas me voy...
-No. Em... puedes quedarte conmigo. Me siento sola...
-Claro Jesy. Pero si me llaman me tendré que ir. -Le asentí.
Deborah
Haciendo caso a lo que me dijo Jesy me quede con ella. Me senté en la silla en la que ante estaba su madre. Esa chica me transmitía mucha confianza. Era muy simpática pero tenia la mirada como triste y perdida.
-¿Puedes darme esa carpeta de allí? -Me dijo señalándome una carpeta un poco vieja. La cogí y se la di. -Gracias.
-¿Que hay en esta carpeta Jesy? -Le dije sonriendo.
-Pues... nunca le he contado a nadie lo que hay en ella...
-Oh entiendo no hace falta que me lo digas tranquila...
-No, quiero enseñártelo. -Saco dos hojas de dentro y me las dio.
-Son dos canciones que he echo yo... Léelas por favor...
Leí las dos canciones y tenia ganas de llorar eran canciones tristes. Donde ella mostraba todos sus sentimientos.
-Son muy bonita... y tristes.
-¿Quieres que te las cante? -Me dijo con lo ojos brillantes. Asentí.
Jesy empezó a cantar. Tenia una voz preciosa, muy dulce y algo tímida. Era tan tierna.
-Que piensas... -Me dijo cuando ya había terminado de cantar.
-Que que pienso. ¡Me encanta como cantas! Tienes una voz preciosa Jesy.
-¿De verdad? Eres la primera que me ha escuchado cantar.
-Que grande honor. -Nos pusimos a reír.