Capítulo 16. El límite de la paciencia

270 19 0
                                    

POV. KRIS

Sinceramente, esperaba algo más de oposición por parte del menor, pero su sumisión simplemente conseguía que me sintiese muchísimo mejor al apoderarme de su cuerpo.

Desde luego, prefería la cooperación, aún cuando el menor únicamente se estaba dejando hacer por mí.

Aún con eso, las reacciones que iba mostrándome su cuerpo con cada pequeño paso que hacía sobre él no podían fingirse, por mucho que él intentase mostrar que aquello no le gustaba, que no le importaba.

La fragilidad de su cuerpo entre mis manos me sorprendía, pues a pesar de su carácter se veía suave, indefenso. Quería marcarlo por todos lados, como si fuese mi territorio.

Debía de admitir que su olor me estaba volviendo loco, igual que el sabor de su piel en mi lengua cada vez que la besaba, que la mordía, ansioso, pero aún así siendo lo suficientemente paciente como para saber que debía de ir lento.

Cuanto más lento, más sería él consciente de que aquello no le disgustaba tanto como quería mostrar.

Ni siquiera toqué la toalla de su cintura cuando me acomodé entre sus muslos, sabiendo que él no huiría en ese instante. Aunque yo tampoco lo permitiría si lo intentase.

No entendía del todo por qué parecía alejarse mentalmente de allí. Es decir, mi padre tenía que haberse casado con él por algo como esto a juzgar por los comentarios que escuchaba de los socios sobre el menor.

- No actúes como si fuese a darte una paliza. Esto te va a gustar – musité, posando mis labios sobre los suyos una vez más.

Se supone que eso era lo que se le daba bien, pero él solo parecía tensarse con cada una de mis acciones, como si no conociese el procedimiento de todo lo que iba a suceder entre nosotros.

Eso me extrañó de la misma forma en la que me gustó, aunque ya lo pensaría más tarde.

Solo quería disfrutar de ese cuerpo que estaba debajo del mío, explorarlo sin restricción alguna, sonriendo interiormente cada vez que él parecía participar por cuenta propia.

Quería atraerle lentamente hacia mí, hacerle disfrutar de aquello. Que fuese él quien luego me rogase por un pequeño toque más de mis manos.

Era extrañamente inexperto, como si fuese su primera vez colaborando, pequeños actos como el que se le acabase el aire tan pronto en cada beso parecían indicármelo, pero eso solo podían ser suposiciones mías.

La idea de enseñarle esas pequeñas cosas me gustaba, me hacía sentir como si lo tuviese completamente en mi poder.

Mis manos no podían dejar de recorrer su cuerpo constantemente, maravillándome por la suavidad de su piel bajo mi tacto, de sus labios amoldándose perfectamente a los míos, sintiendo como su cuerpo se iba relajando cada vez más bajo mi contacto.

Quise saborear todo su cuerpo, la paciencia acercándose levemente a su borde mientras le escuchaba soltar esos disimulados jadeos cuando mis labios se cerraron sobre uno de sus pezones, queriendo propiciarle atención al otro de la misma forma juguetona.

Me gustaba oírle, era como si se hubiese roto una pequeña barrera entre nosotros, una que me permitía ver que esto iba a estar muy, muy bien.

Fui deslizando mis manos suavemente hacia sus muslos para amasarlos con las manos mientras me entretenía en su torso, tanteando el terreno sin brusquedad, paso a paso.

Ya tendría tiempo de hacerlo rápido y duro, como mi cuerpo me estaba rogando que lo hiciese, pero primero tenía que tentarle con esa actitud suave, invitadora.

[Taoris] Misleading Lovers [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora