1. Bienvenido al bar.

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Último viernes de Septiembre. Última fiesta del mes. Nuevo bar de universitarios abierto junto a mi casa. Nos reuniríamos allí los amigos y lo pasaríamos como siempre. Nos pasaremos bebiendo y riendo toda la noche a nuestro aire.

Tengo ganas ya de ver a Cath. Debido a su gran vagancia no la veo ningún día a la semana. Es lo que tiene tener una amiga que le dé por no ir a clase ningún día.

Me preparo. Elijo mis preciosos pantalones negros rotos junto a una camisa de cuadros roja abierta y bajo esta una camiseta de tirantes negra. Me maquillo un poco  para no parecer un zombie recién levantado de la tumba. Cojo mi móvil, dinero, mis llaves y mi tabaco y salgo de casa.

Saco un cigarro y le coloco sobre mis labios. Lo enciendo y suelto pequeñas bocanadas de aire. Camino hacia el bar observando el camino como si fuese un niño recién nacido que quiere observar el mundo. Ando curiosa pero a la vez tranquila con mi cigarro el cual poco a poco se va consumiendo.

Entro a un pequeño  pero acogedor local. Cualquiera diría que esto es un bar, parece más bien una tienda de música por la decoración. Hay que bajar unas cuantas escaleras. Las paredes están pintadas de diferentes colores tonos pastel y en ellas hay millones de fotografías, de chicos, de chicas, de famosos pero todos ellos bebiendo en el bar.

Bajo las interminables escaleras y afirmo lo anterior, este lugar era realmente acogedor. Estaba lleno de gente. Todos gritando, bebiendo y bailando. Este es mi sitio pensé para mis adentros.

Visualicé a mi grupo de amigos. Todos estaban riendo y con una copa en cada mano. Estos son mis amigos. En el momento en que toco el suelo sin decir nada Cath me ha visto y viene corriendo a abrazarme. La abrazo y está no deja de besarme la mejilla.

-Te he echado de menos, guarra.

-Es lo que tiene que no vengas a clase.-reímos y me lleva con los demás.

Me siento junto a Jazz. Me ofrece una de sus copas y se la cojo feliz. Jazz me mira y me sonríe continuamente. Sus pequeños ojos marrones cada vez me intimidan más.

Nos ponemos al día todos. Son unos capullos, todos son mayores que yo y hacen lo que les da la gana. No van a clase. Se van de fiesta todos los días.

Voy a la barra a por una copa porque la mía se ha acabado ya y tengo la sensación de que alguien me estuviese observando. Algo extraño.

-¿Querías algo?-Me giro hacia el lugar de donde procede la voz de camionero y veo al señor de la barra sonriéndome y mirándome de arriba abajo. Su piel aceitunada tenía alguna que otra arruga. El camarero se lleva las manos a su cabeza sin quitarme ojo de encima. Sus dedos se envuelven alrededor de su rubia melena.

-Dame algo de beber- digo pícaramente.

-De acuerdo, preciosa.

Golpeo con mi dedo anular contra la madera de la barra, a ritmo de la música mientras espero a mi bebida.

-Aquí tienes- dice el camarero sacándome de mis pensamientos.

-Gracias-le guiño un ojo y me doy la vuelta.

Sujeto en mi mano derecha el vaso. Los hielos que golpean el cristal del vaso  hacen que tenga que cambiar el vaso de mano cada poco tiempo. Le doy un pequeño sorbo para poder saborear el alcohol. Vodka blanco con granadina. Puedo adivinar fácilmente por  la rapidez con la que quema cada rincón de mi pequeño cuerpo. Es increíblemente adictivo el sabor de esta bebida, tan adictivo que para cuando me quiero dar cuenta estoy casi terminándomela..

Golpeo con mis dedos el cristal a la vez que doy largos tragos a mi bebida. Una vez terminada dejo el vaso de cristal de un golpe en la barra y antes de que me de cuenta ya tengo otro lleno en mi mano. Sabe diferente. Más cargado y no es tan exótico el sabor.

-¿Puedo?-golpea su voz ronca sobre mi nuca y hace que un escalofrío recorra todo mi cuerpo. Me giro para poder observar al chico que ha causado esta sensación en mi y rezo para que no sea un friqui. Al darme la vuelta puedo notar como Dios ha escuchado mis plegarias.

Tiene unos hermosos y grandes ojos verdes. Un verde esmeralda que hipnotiza. Sus largas pestañas hacen que me sienta celosa ya que las mías son muy cortitas. Sus gruesos y carnosos labios están entreabiertos y dejan ver una hermosa sonrisa blanca. Con sus dedos entre su  cabello rebelde y moreno espera mi respuesta.

-Como quieras-digo borde.

-Pues tienes suerte. Quiero sentarme.

-¿Suerte?-suelto una risa forzada- El afortunado serás tú por sentarte junto a mi.- le miro y le sonrío mordiendo el borde del cristal. Deja escapar su risa y alzo las cejas sin entender porque se ríe.

-¿Creías que me iba a sentar contigo?-continua riéndose- Solo te estaba pidiendo permiso para coger el taburete, preciosa. Nada más.

-Imbécil.

Me guiña un ojo y se da la vuelta mirando hacia la barra. Pide algo de beber y mientras le traen la bebida puedo ver como me mira de reojo.

-Pues para no querer sentarte conmigo bien que me miras.- digo sin mirarlo y doy un largo y último trago a mi bebida. El líquido va quemando poco a poco todo el recorrido que hace. Dejo el vaso en la barra y coloco mis manos bajo mi pecho de manera cruzada.

Su musculada espalda se gira lentamente. La camisa blanca que esta usando le aprieta los músculos y deja ver una perfecta figura. Bajo la camisa blanca resalta algun que otro dibujo sobre su piel tatuada.

En el momento en que se gira puedo observar detenidamente como los tres o cuatro primeros botones de su camisa están abiertos. Es alto y tiene unas piernas delgadas.

Trato de disimilar que me he quedado mirándolo y para ello me levanto de mi taburete y me dispongo a acercarme hacia la pista de baile.Entonces noto unas frías manos alrededor de mi cintura.

-Creo que no soy el único que se ha quedado mirando, ¿cierto?

-¿Perdona?-giro bruscamente y no esperaba que la distancia que nos separaba fuese tan corta. Sus labios casi rozaban los mios. Separo sus manos de mi cadera y bufo.

-Tranquila, tienes todo el derecho a mirarme. No te voy a culpar por mirar.

-Ni que fueses el chico más guapo que hay en la fiesta, de hecho…-me interrumpe.

-Pero si soy el único que me he fijado en ti.

-Já. Ya te gustaría haber sido el primero en pedirme que me vaya con él.-miento.

-Pues permite que no me crea lo que digas ya que no he visto a ningún hombre acercársete.- dice subiendo poco a poco su mano mientras sus verdes ojos me atontan.

-¿Me observabas?

-Más bien te espiaba.

-Que asco de chico. Acosando a chicas.- digo separando su cuerpo del mio. Siento como alguien me sigue y no dejo de girar mi cabeza pero no le veo. Respiro profundamente y cuando pienso que ya no puede estar por aquí cerca le tengo a mi derecha con una cerveza en su mano. Da sorbos largos e intensos a su dorada bebida mientras yo le miro.

-¿Me observabas?- repite mis palabras cuando termina su bebida y suelto una risa floja.

-Para nada. No hay nada que quiera observar.

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Espero que os guste. AJSJADDHDHJSVS. Muchas gracias por leer.

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