9. Inocente.

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Mis pies se mueven rápidamente hacia su cuerpo. Esta tirado en el suelo, sin moverse. Tan sólo se lleva las manos al estomago y gruñe entre dientes.

-¡Harry!-digo moviendo bruscamente sus brazos cuando llego a donde esta él.

-Preciosa…-dice muy débil- Me estas haciendo daño.

-Lo siento.- le digo y le aparto los pelos de la cara para poder mirarle a los ojos. Siguen apagados pero una sonrisa se escapa de sus labios.

-Mucho que no querías meterte en el coche conmigo pero ahora bien que te interesas por mi ¿eh?-dice guiñando un ojo e intentando levantarse pero en el momento en que intenta levantarse haciendo fuerza con sus brazos, un grito aullado se escapa de sus ensangrentados labios.

-Para.-dije intentando levantarle para que no hiciese fuerza con su cuerpo.

-Siempre dando ordenes.-dijo riendo. Su risa me tranquilizaba. Me reconfortaba.-Algún día seré yo el que dé ordenes ¿no?

-Lo intentas hacer continuamente pero no funciona.-río y él conmigo. Mi mano suavemente se colocó sobre su espalda, la deslizo de arriba abajo para tranquilizarle. Aunque, estaba yo más asustada por la situación que él.

-Puedo levantarme.-dijo- Esta pelea no ha sido nada. Ha sido el alcohol el que me ha hecho perder el equilibrio, preciosa.-dijo sujetando con una de sus manos mi barbilla y haciendo que le mirase a los ojos.- Estate tranquila.

En un impulso nos levantó a ambos. Sus fuertes brazos rodeaban mi cuerpo empujándome a él, haciendo que nuestros cuerpos estuviesen extremadamente pegados. Me dejó en el suelo y depositó un suave y dulce beso en mi mejilla.

-Harry, sube a mi cuarto.

-No pensaba que eras de las que invitaba a un chico a su habitación en la primera cita.- dijo con su sexy voz mientras se acercaba a mi.

-Lo primero-dije cuando su pecho chocó contra mi mano- esto no ha sido una cita. Y segundo, sólo voy a curarte, luego te vas.

Nos acercamos los dos hacia la puerta y por fin conseguí entrar en casa. Una tranquilidad inmensa se sentía al entrar en casa. Todo se resumía en un oscuro y tranquilo lugar. Mi padre estaría tranquilamente durmiendo o leyendo un libro en su habitación mientras que mi hermano estaría de fiesta con sus amigos; bebiendo y colocándose como siempre.

-No hagas ningún ruido o te juro que te corto las pelotas.-dije en un susurro y cuando mis palabras llegaron a sus oídos se llevó las manos a su masculinidad. Ambos reímos en silencio y subimos a mi habitación en un completo silencio.

 Sabía cuanto le horrorizaba a mi padre que saliese con chicos y más le escandalizaría el hecho de ver a un chico ensangrentado entrando a casa siguiendo mis pasos.

Cuando Harry entró a mi cuarto se quedó observando el desorden que mi habitación tenía. Cerré con suavidad la puerta procurando no despertar o asustar a mi padre.

-Veo que te gusta el orden.

Avergonzada por la situación despejé la cama y la silla de mi escritorio librándome de toda la ropa que ocultaba lo que se llamaba mi habitación. Metí la ropa hecha una bola en el armario. Cuando me giré para ver a Harry estaba observando y andando con cada objeto que visualizaba, algún libro, algún disco de música, mi ropa interior nueva…

-De encaje. Sexy. La próxima vez que quedemos quiero que la lleves.-dijo y en un rápido movimiento logré arrebatársela de las manos y guardar todo en el armario. Sería una avalancha de ropa la que caería sobre mi cuerpo la próxima vez que abra el armario.

-Siéntate.-dije y obedeció sentándose en la cama.- Vuelvo en un segundo ni se te ocurra cotillear nada.

Descalza y sobre mis dedos caminé hasta el baño para poder conseguir algo de algodón, toallas viejas, alcohol etílico o algo que sirva para curarle esas horrorosas heridas. Agarro todo el material que puedo y rezo porque no se caiga nada en el camino que haga despertar a mi padre.

Intento abrir la puerta con uno de mis brazos pero es imposible por lo que golpeo con mi codo varias veces y en susurro digo su nombre.

En el momento en que abrió la puerta sus manos rápidamente se ofrecieron a ayudarme y cogió gran parte de lo que llevaba. Sus manos y sus brazos eran más grandes con lo cual podía llevar mayor cantidad en ellos. Depositó todo el material sobre la cama y me miró.

-¿Preparado?-dije riendo sujetando unas gasas y vertiendo en ellas el alcohol etílico.- No seas un nenaza. Solo te escocerá un poquito.

Coloqué la gasa con alcohol astringiendo sobre sus nudillos. Cuidadosamente limpiaba cada mancha de sangre que en su cuerpo había. Sus nudillos estaban completamente destrozados.

-Creo que deberías ir a que un médico te eche un vistazo.

-Puedo sobrevivir con esto.-dijo sonriendo mientras yo le aplicaba algún que otro potingue parecido al betadine para que cicatrizase la herida.

Me coloqué a horcajadas sobre su regazo sin aplastarle, de manera que la altura de ambos era parecida. Con una gasa humedecida comencé a aplicar betadine sobre la abertura que su labio tenía. Sus manos sujetaban mis caderas a medida que yo aplicaba con más intensidad el yodo sobre su labio.

-Veamos que hay ahí abajo.-rió ante mis palabras.- Idiota, quiero ver tu estomago.

Se quitó la camiseta dejándome atontada por su torso tonificado y tatuado. Todos los músculos de su cuerpo se contrajeron cuando se quitó la camiseta y dejó ver su hermosa figura.

Sus pectorales marcados con dos pájaros en cada uno, los tatuajes sobre sus brazos tonificados, el tatuaje de su estomago sobre su abdomen. Junto a su músculo psoas, la V tan marcada que tenía, se apreciaba un pequeño moratón al que le apliqué una crema antiinflamatoria. Dejé todo el material sobre la mesilla de noche y me volví a colocar a horcajadas sobre él.

Sus manos sujetaban mis muslos y poco a poco sus manos subían más hasta apretar intensamente mi trasero haciendo que inconscientemente mis caderas se levantaran y mi cuerpo se aproximase más a él. Mi altura era mayor que la suya y mis manos sujetaban su rostro. Sus ojos verdes no se distinguían casi por la oscuridad pero detectaba el brillo que antes sus ojos no transmitían.

Las manos de Harry se encaminaron sobre la parte interna de mis muslos lentamente haciendo que de mi un escalofrío se apoderase. Mis labios rápidamente atraparon sus labios. Sus labios jugaban con los míos mientras que sus manos no perdían el camino por  mis muslos.

Su lengua me dominaba. Una de sus manos se separó de mis muslos y me sostuvo el rostro para aproximarme más a él y hacer el beso más intenso. Mi respiración cada vez se volvía más costosa cuando con su única mano libre consiguió cambiar la situación. Su cuerpo ahora estaba sobre el mío. Seguía besándome sin perder el ritmo. Con cada beso necesitaba más de él.

Su mano, la que seguía sobre mi muslo, comenzó a subir hasta la zona de mi entrepierna. Dibujaba círculos con su dedo índice sobre mi pantalón. Un gemido silencioso se escapó de mis labios junto a su oreja.

-Mala en la calle e inocente en la cama.-dijo mordiendo el lóbulo de mi oreja.

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Buah, muchas gracias ya tengo 800 visitas, os lo agradezco muchisimo espero que esto siga subiendo y de la misma manera os siga gustando. Cada vez las cosas se ponen más interesantes y mas que se tienen que poner.

Muchas gracias, de verdad. 

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