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Dedicado a Tess-An-R5 (Gracias por tu constante apoyo, no sabes cuanto aprecio tus votos y comentarios 😍❤)

Narra Ross.

Tragué saliva. Continuaba de espaldas, y aunque no podía verle, podía escuchar como sus pasos se acercaban hasta donde yo estaba. Cerré mis puños con fuerza, preparándolos para estrellarlos en su cara si era necesario.

— Ross... Se perfecto que ella está contigo, ¿Acaso la has traído?

Su cercanía y el tono tan sarcastico que utilizaba para pronunciar aquellas palabras me impulsaban a querer golpearle.

Niego con la cabeza.

Mantengo las ganas de partir su cara y me doy la vuelta levemente.

Justo como le recordaba. Alto, robusto, piel extremadamente blanca, cabello oscuro, aquella estúpida sonrisa en sus labios... No había cambiado en nada.

— ¿Porque lo hiciste? — cuestioné. Teníamos un largo tema del cual hablar.

Narra ______.

Suspiré con pesadez. Stormie y Rydel no estaban en casa, por lo que llevaba horas encerrada en el jodido baño solo para evitar alguna violación por parte de los chicos.

La noche había caído de golpe y aunque no queria salir del baño para encontrarme con los chicos, mi estomago me pedía a gritos que le alimentara.

Abri la puerta con cuidado y me digne a salir del baño. Mis pies caminaron por el largo pasillo de habitaciones en busca de las escaleras, sin embargo, fue inevitable no detenerme frente a la puerta encadenada y totalmente destrozada que estaba muy segura de no haber visto antes. Me quedé a observarla y sin siquiera darme cuenta de lo que hacía, ya mis manos se encontraban tomando los diferentes cerrojos, aquellos que se hicieron trizas en mis dedos probablemente por el óxido y el tiempo que tenían en su uso.

— Yo no entraría ahí si fuera tu.

Me giré tan rápido como el sonido de su voz llegó a inundar mis oídos.

— Riker — murmuré, escupiendo su nombre con desagrado.

— Si quieres una habitación la mía está disponible. Además, hay una cama, ya sabes, si quieres...

Lo Callé depositando uno de mis puños en su hombro, provocando que una tierna risa brotara de su garganta. Joder, ¿No se suponía que debía dolerle?

— Uhm — gimió — Eres ruda y eso... Me gusta.

Rodee mis ojos, este chico no tenía caso y no estaba de humor como para lidiar contra eso.

Empujé la puerta con una de mis manos mientras el polvo y la suciedad de ésta quedaba impregnada entre mis dedos, gruñí asqueada e instantáneamente el sonido la madera crujir como si de una casa embrujada y tenebrosa se tratara invadió mis oídos.

Sentí un leve tacto en mi hombro y solo bastaron segundos para darme cuenta que la mano de Riker se encontraba allí. La aparté inmediatamente y le envíe una de mis miradas indicándole que si volvía a colocar una de sus manos sobre mi cuerpo probablemente la perdería.

— No debes entrar ahí. — pude notar como su rostro cambiaba de 'depravado sexual' al de un chico mucho más serio.

Rodee mis ojos.

— ¿Por qué no?

— Esta es la antigua habitacion de Ross, y como ahora es lo suficientemente mayor como para vivir por su cuenta y tener su propia casa, usa esta habitacion para guardar sus cosas personales, o "privadas" como diria él. Así que ya estas avisada, solo no te acerques.

— ¿intentas asustarme?

— Solo evito que te metas en problemas, además podrías invadir mi privacidad sin ningún problema — ya sabía que esa frase iba en doble sentido y no hacia falta que moviera sus cejas como si tuviese algún tic en ellas. — pero no creo que a Ross le guste enterarse que su pequeña hija estuvo husmeando entre sus cosas...

Lo único que realmente no quería era tener que lididar con uno de sus hermanos por el día de hoy, y eso era justo lo que estaba sucediendo.

Rodee mis ojos, empujé la puerta con ambas manos e ignorando las advertencias de Riker entré a ella.

Busque el foco de luz con la mirada, y aunque todo estaba a oscuras, pude hallarlo junto a la puerta.

La pieza fue iluminada al instante y sin poder evitarlo mis ojos se abrieron como platos al ver el desastre que había allí dentro.

Era muy grande y todo era un jodido desastre. Había un estante enorme lleno de libros que al parecer se había volcado sobre el suelo, esparciendo sus libros por todas partes. La cama estaba desecha y había un montón de ropa interior femenina sobre ella. Los condones sucios, las botellas de alcohol y algunos cigarrillos usados adornaban el suelo. Había una pequeña mesa llena de archivos y lapices, lo único, que al parecer se encontraba en perfecto estado.

Mantuve la respiración mientras el alcohol invadía mis fosas nasales. Me acerqué a la pequeña mesa mientras evitaba pisar los condones que habían esparcidos por todo el lugar. Había un pequeño libro sobre la mesa. Lo tome en mis manos, era un diario. Estaba a punto de abrirlo en cuanto la bocina de un auto me detuvo. Rápidamente guardé el diario en mi bolso, apagué la luz de la habitación y corrí hasta la puerta, solo que unos brazos me detuvieron.

— Riker, ¿¡Que mierda haces!?

Pude escuchar como la puerta de la casa se habría y la voz de Ross procedía a exclamar mi nombre.

— ¿Que llevas en tu bolso?

Maldición, Riker había visto aquello.

Bufé totalmente resignada mientras la tensión se adueñaba de mi cuerpo. Ross había regresado.

— No digas nada. — le pido, mis ojos le miran suplicantes mientras los pasos de Ross retumban por las escaleras.

— ¿Y que piensas ofrecerme? Digo... Si quieres que no diga nada, nesesito algo a cambio de mi silencio.

Trague saliva. Sus ojos no paraban de mirar mi escote y sabía perfecto a lo que se refería.

Suspiro mientras escucho como los pasos de Ross se acercan a nosotros.

— ¿Y qué quieres a cambio?

— Solo un beso... En los labios, nena.

— ¿_______!? — gritó Ross, podía escucharle a tan solo pasos de nosotros.

Trague saliva nuevamente. Tome las manos de Riker y salimos de la habitacion, cerre la puerta y coloqué las cerraduras con una torpeza increíble.

Mis manos temblaban, y los pasos de Ross hacían eco en mi cabeza.

Finalmente, tomé a Riker de las mejillas y le atraje completamente a mi cuerpo. Sus labios eran suaves, finos y sabrosos. Mis labios se movían sobre los suyos, solo que el se mantenía firme y no hacía nada para responderme. Le mordí los labios, esperando alguna jodida respuesta. Nada, no hacía nada. Sus manos se mantenían a los costados de su cuerpo y ni siquiera se atrevía a colocarlas en mi cintura.

Escuché como se aclaraban la garganta a mis espaldas. Me separé de Riker tan rápido como pude... y es justo ahora cuando lo entiendo. Riker tenía sus ojos muy abiertos, haciendo una perfecta actuacion como si en realidad no se esperaba eso. Me sonreía coqueto, con sus cejas elevadas y el maldito ego predominando sus jodidas venas. Sabía perfecto que Ross no paraba de observarnos con su mandibula totalmente tensa, sus puños apretados y su rostro cabreado. Se veía furioso, y a juzgar por la escena que había visto hace unos segundos, tenía razones para estarlo.

Podía sentir como mis mejillas ardían, y a pesar de ello, me obligué a mirarle.

Él negaba con su cabeza seguidas veces. Bajé la mirada. Sabía que además de furia, había decepción en sus ojos. Le mire a los ojos, él se dio la vuelta y bajó las escaleras sin decir palabra.

Mierda. Mierda. Mierda. Estaba en problemas

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¡¡Espero que les haya gustado!!
Gracias por leer!! Las amo
Me iré a consolar a Ross 7u7
Bai.

Prohido Enamorarse ll | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora