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Siento un dolor punzante en todo mi cuerpo. Sostengo mi cabeza en ambas manos e intento soportar las leves palpitaciones que se originan en ésta.

No puedo ver mas que oscuridad frente a mis ojos.

El cielo esta oscuro, las estrellas han desaparecido y solo hay nubes cargadas de agua por todas partes. El sonido de la lluvia golpeando fuertemente contra la ventanilla del auto logra inquietarme aun más.

Escucho como las ruedas del auto se desplazan a toda velocidad sobre las mojadas y escalofriantes calles de... Bueno, ni siquiera sé donde estamos o hacia donde nos dirigimos.

Los relámpagos aclaran tenebrosamente la autopista y parte de los arboles que nos rodean. Los rayos no paran de dibujarse en el cielo y hacerme sentir que moriré electrocutada en cualquier momento. No recordaba a la perfección lo que había sucedido, sin embargo, el punzante dolor en mi rodilla traía pequeños flashbacks a mi mente.

«Recuerdo haberme encerrado en el baño y llorar hasta quedarme sin lágrimas, dejándome caer contra el piso frío y allí entre llantos conciliar el sueño.

Recuerdo haber despertado por los incesantes gritos de Ross en medio de la noche. El hablaba por teléfono, decía cosas que por alguna extraña razón no las recordaba. Solo recuerdo con exactitud el momento en que se dirigía hacia mi totalmente atemorizado y citaba aquellas palabras:

«-Escucha... - suelta un suspiro. - Se que aun sigues molesta conmigo, pero debes guardar silencio y hacer lo que te pida. Ya no hay tiempo de contarte, solo... debemos irnos.»

También recuerdo que, en medio del nudo que tomaba lugar en mi garganta y las dudas que explotaban mi cabeza, el sonido de un auto estacionarse frente a nuestra casa fue lo único que me hizo reaccionar al instante. Ross seguía hablándome, sin embargo, todos mis sentidos estaban enfocados en el estruendoso ruido del enorme ventanal de la planta baja quebrándose en miles de pedazos. Era más que notorio que no eramos los únicos en nuestra casa.

«- ¡Salta! » Escuché a Ross gritarme desesperado.

El había saltado por la ventana y prometía atraparme entre sus brazos cuando yo lo hiciera. De algún modo yo si creía en sus palabras, pero sentía miedo. Solo se escuchaban aquellos pasos dentro de la casa, escuchaba como el sujeto rompía cosas mientras se acercaba. Mi cuerpo estaba congelado.

« -¡______, solo hazlo! ¡Salta!»

Sus gritos solo se escuchan como ecos retumbando en mi cabeza.

Recuerdo haber escondido el diario bajo mis prendas.

Recuerdo haber saltado, y he aquí mi rodilla adolorida.»

Dejo de forzar mi mente a recordar lo acontecido y decido cerrar mis ojos por un momento.

(...)

La luz nublada del día comienza a infiltrarse por la ventanilla del vehículo.

Escucho el motor del auto y aún con mis ojos cerrados deduzco que seguimos conduciendo.

- Buenos días. - escucho su voz a mi lado.

Sus palabras quedan en el aire por un momento.

Entreabro mis ojos, espero que estos se adapten al cambio de luz y procedo a abrirlos por completo.

- ¿Que está sucediendo?

- Estoy muy bien, gracias por preguntar cariño.

Ruedo mis ojos y frunzo los labios.

¿Desde cuando siquiera tenía esos modales?

- Te hice una pregunta. - bufé.

No estaba de humor para soportar sus estupideces. Y aun seguía molesta.

- Por supuesto que he desayunado, en verdad no debes preocuparte.

Volteo mi rostro tan solo para verle, su cabello rubio estaba recogido bajo un gorrito de lana y eso me permitía un mejor acceso a la perfecta sonrisa burlona que traía sobre los labios.

- Idiota. - murmuro entre dientes.

Escucho como aprieta sus labios e intenta retener las carcajadas que ansiaban salir de su sistema. Yo solo niego con mi cabeza un sinnúmero de veces y decido relajarme para evitar el impacto de mis puños contra uno de sus hombros.

El auto continúa desplazándose a lo largo del camino y vuelvo a dirigir mis ojos a los suyos.

- Ross...

- ¿Que ocurre?

Su vista sigue fija en la autopista, lo cual agradezco infinitamente.

Dejo de jugar con mis dedos y trago saliva procurando hacer el menor ruido posible.

Dudo si deba pronunciar la frase que me lleva atormentando desde la noche anterior. Permanezco unos segundos en silencio, torturándome a entre mis propios pensamientos.

- ¿______...?

- Quiero ir con mis padres. - suelto sin más.

Sí era consciente de la gravedad de locura que poseían aquellas palabras, sabia que era un acto inmaduro el simple hecho de reencontrarte con dos personas mayormente desconocidas (tus padres) que decidieron abandonarte; fingiendo su muerte con el único objetivo de abandonarte en un orfanato y luego desaparecer como si nunca hibieses formado parte de sus vidas. En realidad, ni siquiera estaba segura de querer volver a verles. Simplememte quería escapar de esto, escapar, huir de la realidad en que me encontraba, desaparecer a Ross de mi vida como mis padres desaparecieron de la mía. Debía alejarme, estar lejos de todas aquellas sensaciones que tan solo escuchar su nombre me provocaba. No quería que esto fuera mas allá que una simple atracción entre adolescentes. No quería que esto se me fuera de las manos.

Esperaba ansiosa ver alguna reacción, esperaba a que me gritara o impactara una de sus manos en mis mejillas como normalmente hacia cuando se fastidiaba. Espere a que hiriera mis sentimientos con las típicas palabras destructoras que siempre usaba, sin embargo, aquello jamas sucedió.

El auto simplemente seguía en marcha. Sus manos apretaban el volante con mucha mas fuerza de lo habitual, aquel acto solo implicaba que estaba conteniéndose de cometer alguna barbaridad. Mis ojos no paraban de observarle y solo bastaron segundos para notar como su sonrisa era reemplazada por una pequeña linea recta sobre sus labios.

- ¿Por qué? - cuestionó aun con sus ojos perdidos en la carretera. Su voz era neutra y fría, tanto así que le causaba cierto escalofrío a todo mi cuerpo.

Tragué saliva por segunda vez. Las voces de mi cabeza no paraban de advertirme lo muy equivocada que estaba. Sentía un dolor
punzante incesante por todo mi pecho, pero ya estaba hecho. Simplemente debía responder a su pregunta y tragarme el millón de lágrimas que vendrían después de esta.

- Yo... Ross, yo... ya no quiero estar contigo.

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Estoy viva!! En verdad lamento no haber publicado. No tenía imaginación durante todo este tiempo, y debo admitir que fue horrible no poder escribir para ustedes. Pero descuiden, ya pueden respirar, he vuelto con todo!! ♥'

Si estas leyendo esto, Gracias. Muchas gracias por envejecer esperarando los escritos de esta chica. No sabes cuanto te aprecio!!! ♥♥

Prohido Enamorarse ll | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora