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Lo vi tensarse frente al volante por segunda vez.

Con cada segundo que pasaba el silencio se volvía mucho mas incómodo para ambos. El ambiemte se volvia más tenso, el oxigeno parecía acabarse de apoco y la necesidad de bajar la ventanilla y saltar por ella consumia mi mente poco a poco.

Lo observé resoplar y tirar de su cabello con fuerza. Me hubiese mordido el labio ante esa acción tan caliente, pero sinceramente debía controlarme por el momento.

Me sentí desfallecer en cuanto sus labios se entreabrieron justamente para hablarme.

— No-no lo entiendo... — negó seguidas veces con su cabeza, sonriendo tan falsamente como le era permitido. — No-no dejare que te vayas, yo...

— Tu nada, Ross. Quiero irme. Quiero estar con mis padres y tus absurdas deciciones no influirán en esto.

Sus ojos voltearon a verme, se le veía dolido, frustrado. Y fue justo en ese momento cuando sentí que una pequeña parte de mi se derrumbaba.

Lo escuché suspirar y maldecir por lo bajo.

— Si es por lo que te dije anoche... no quería que.

— No es eso. — le corté rapidamente. No quería recordar todo aquello, no quería volver a escuchar su voz en mi cabeza gritandome aquella frase una y otra vez, no quería repetir aquella escenana en mi cabeza como tantas veces había sucedido la noche anterior.

— ¿Entonces?

— ¿Entonces qué? ¿acaso es tan complicado? — bufé apartando completamente la vista de su rostro, no podía verle a los ojos para citar las siguientes palabras. — Quiero irme, tener una vida, ser feliz... quiero estar lo mas lejos de ti como me sea posible — tragué saliva dolorosamente — ¿ahora lo entiendes?

Mis ojos daban con la carretera, sin embargo, no era necesario verle a la cara para darme cuenta de la furia que provablemente estaría consumiendole.

— Tu no iras a ningun lado. — se apresuró a decir.

Claramente estaba lista para protestar ante sus palabras, y lo hubiese hecho de no a ver sido por la excesiva fuerza con que sus pies presionaban el acelerador del auto. El vehículo comenzaba a tomar mucha más velocidad y eso de algun modo lograba inquietarme.

Reprimí un pequeño grito.

— No me das ordenes. — aclaré pasados unos segundos.

Solo escuché como se acomodaba sobre el asiento para reír sarcasticamente. Las ganas de estampar mis puños en sus hombros fueron inmensas, pero procuré mantener la compostura y no rebajarme a prestarle atención al idiota.

— Te quedas conmigo, punto.

— ¿Te había dicho que te odiaba? Porque en realidad es lo que siento justo ahora.

— Mm, haber... "Te amo, Ross", "Eres hermoso" , "te quiero muchísimo" — mis ojos se abrieron mas de lo acostumbrado al escucharle. El intentaba imitar mi voz haciendo gestos extremadamente femeninos con sus manos. Claramente mi voz le salía horrible, aparte, yo jamas había dicho esas palabras, y mucho menos se las había dicho a él.

— Idiota. — murmuré.

El solo decidió ignorar mis palabras para continuar con su estupida actuación.

— La verdad no recuerdo si dijiste que me odiabas, pero creeme, es muy lindo saberlo. Tal vez el sentimiento sea mutuo, nena. — sonrió coqueto, guiñandome un ojo que se volvería morado si continuaba diciendo estupideces.

— Ahora lo detesto. — sicee para mis adentros.

Lo escuche reir.

Maldito imbecil.

Pasaron unos segundos, minutos o talves horas de silencio entre nosotros.

El auto se había detenido hace poco, estabamos en una suit de un hotel promedio en Dallas, según Ross nos quedaríamos acá unos días, luego iríamos a una cabaña perteneciente a su hermano mayor en las afueras de la ciudad. Allí estaríamos seguros, decía él.  A mi la verdad ni me importaba, no quería escucharle ni mucho menos contradecirle u opinar al respecto.

Ya estaba harta, harta de que literalmente quisiera controlar mi vida en todos lo putos sentidos posibles.

Me daba igual si tenía que escaparme en contra de su voluntad, porque tenía planeado hacerlo. No me importaba si el no estaba de acuerdo, simplemente me iría y esta vez no le daría la oportunidad de intervenir al respecto. Despues de todo yo no seguiría sus ordenes ni cumpliría sus palabras.

***

Los días habían pasado y desde aquella discusión que tuvimos nada ha vuelto a ser como antes.

Ross se había tornado mucho mas distante. Apenas intercambiábamos miradas y parecía como si estuviese evitandome todo el jodido tiempo.

Últimamente salía de casa todas las noches sin importarle un bledo dirigirme una mirada o al menos avisarme que saldría por un momento. Solo se iba y ni siquiera volvía hasta pasada la media noche. Nuestra casa se había convertiedo en mini-bar hace un par de dias... yo solo debia resignarme a un Ross alcohólico y dedicarme a recojer los cigarros gastados que éste constantemente arrojaba al suelo.

Detestaba que fumara, pero odiaba aun mas que fuera capaz de traer a cualquier zorra que encontrara solo para resolver sus problemas hormonales. Muchas veces me vi obligada a tomar mis auriculares y poner la musica a todo volumen para no escuchar nada de lo que ocurría en aquella habitación. Ross... Aun no sabía exactamemte lo que sentía por aquel chico, pero jamas pensé que fuese a dolerme tanto que estuviese con otra persona.

Últimamente todo ha sido una mierda, sin pasar por alto el hecho de haber fantaseado con leer su diario, solo que éste estaba bajo llave y aunque había intentado abrirlo de múltiples maneras, las cerraduras de éste aun no cedían.

Sacudo mi cabeza por tercera vez y nuevamente cierro mis ojos intentando relajarme.

Ross aun no llegaba y dormir con el resentimiento de que el estuviese en la calle o coqueteando con alguna zorra no ayudaba.

Las horas pasaban dolorosamente lentas, parecía como si las manijas del reloj se hubiesen detenido y eso sin duda lograba desesperarme.

La espera por Ross se hacía eterna y ya sentía como el sueño adormecía cada particula de mi cuerpo. Cerré mis ojos contra la almohada por unos minutos, no sabía exactamente cuanto tiempo había pasado hasta que volví a abrirlos. Mi celular sonaba incesantemente y justo ese sonido había provocado que me despertara.

No pude evitar sonreir como idiota al leer su nombre en la pantalla, rápidamente atendí a la llamada, acomodandome sobre el colchón y las sabanas que me rodeaban.

— ¡Ross!?

Escuchar su respiración atraves de la linea logró tranquilizarme.

— Hola, cariño.

Escuché como sonreía y solo bastaron segundos para que el celular callera de entre mis manos hasta estallarse suavemente sobre las sabanas.

Esa voz. Nick.

Esto debía de ser una broma.

***
Holaaaaa *yo acá molestando con un nuevo cap*
Espero que les haya gustado! Gracias por sus hermosos comentarios que de verdad me dejan sin aliento. LAS AMO!! ♥

Prohido Enamorarse ll | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora