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Los días pasaban, las torturas aumentaban y su ansia por regresar con Ross se mantenía presente.

Necesitaba salir de aquella habitación en la que se mantenía encerrada, necesitaba ver la luz del sol, aspirar el aire fresco y aunque no fuera del todo cierto, sentirse libre. De algún modo ella tenía la esperanza de que Ross fuera a por ella, a rescatarla como de costumbre y ayudarla a escapar de todo esto. solo que esta vez... El no iría a ningún lado. 

Ross la tenía a su lado en estos momentos, o al menos eso es lo que sus ojos le hacían creer, sin siquiera poder sospechar del parecido excesivo entre ambas hermanas.

April no era tonta, y esta vez si que le funcionaba jugarse al papel de su patética hermana, de hecho, era lo suficientemente astuta como para utilizar a Ross. El tenía un perfecto cuerpo y eso a ella le gustaba... se acostaría con él, robaría su corazón y aprovecharía la confianza para sacarle toda la información que necesitaba saber de sus padres. Una vez haya cumplido su cometido, simplemente se iría de su vida, solo que así de fácil no funcionan las cosas.

Narra Ross.

Sus labios chocan con los míos, sorprendiéndome. La tomo por su nuca y le atraigo totalmente a mi cuerpo, haciéndole sentir lo muy duro que me ponía el simple roce de sus labios contra los míos.

Suelto un gemido en cuanto una de sus manos acaricia mi miembro sobre la fina tela de mis boxers. Solo ella lograba ponerme de esta manera.

Sus manos se enredan en mi cabello, atrayéndome a sus labios con cada caricia. La tomo por sus muslos, sentándola a horcajadas sobre mi cuerpo. Devoro sus labios y finalmente ella me detiene colocando una de sus manos sobre mi pecho.

—Detente —. susurra, separándose.

Me quedo a observarle, contengo las ganas de atarla a la cama y hacer cuantas cosas quisiera con su cuerpo, debía controlarme, debía al menos intentar comportarme con ella. Cambiar, como justamente le había prometido.

—No quiero detenerme. — suelto sin más.

Y la tomo bruscamente por sus caderas, apegandola a mí como siempre acostumbraba.

—Maldición, no me toques. — gruñe.

—Cállate.

Puedo ver como sus ojos se abren más de lo normal y el asombro embarca su rostro.

La tiro a la cama intentando no hacerle daño, pero mis impulsos me contradicen.

— ¿Que mierda te pasa!?

ignoro sus gritos y preguntas.

No cambiaría, simplemente no podía cambiar porque ella de repente me lo pidiera. Este soy yo, un jodido desgraciado adicto al sexo. Adicto a ella, a sus gritos, sus gemidos, sus lágrimas, sus encantadoras sonrisas...

Muerdo mis labios y procedo a acercarme a ella.

— Ross, he dicho que pares!

Beso sus labios, ella muerde los míos llena de rabia, suelto un gruñido y retengo las ganas de golpear su linda cara.

Me deshago lentamente de sus pantalones de pijama, sonrió al quedar con sus bragas.

Paseo mi vista por sus piernas, me detengo sin más.

— ¿Que es esto? — murmuro, pasando por alto lo fría que ha de sonar mi voz.

La chica me mira algo pasmada ante la pregunta, traga saliva y busca alguna explicación en su cabeza mientras mis dedos delineaban la extraña figura sobre sus muslos.

— _____...

Ella intenta evitar nuestras miradas, sin embargo, de sus labios no salen respuestas.

— ¿Que rayos es esto?! — le grito, ya cabreado por su silencio.

Narra _____.

Mis ojos me pesan.

Me remuevo incómoda sobre la pequeña manta que había tendido en el piso minutos atrás para poder recostarme y descansar. La noche había caído de golpe y mis brazos no eran suficientes como para acurrucarme por completo y dejar de sentir frío.

El cielo se veía oscuro a través de la pequeña ventana que la habitación poseía, aquella donde pequeñas gotas de agua impactaban hasta resbalarse por el cristal de la misma.

Los enormes truenos se escuchaban por todas partes y los electrizantes rayos caín por todo el pueblo.

Cierro mis ojos con fuerza y escondo mi rostro entre mis manos ante los feos sonidos producidos en el cielo. Débilmente me pongo sobre mis pies y me sostengo de la pared para evitar caerme. Cuanto necesitaba esos fuertes y cálidos brazos alrededor mío, lo quería, lo necesitaba, lo extrañaba con todas las pocas fuerzas que aun tenía.

Tomo el manubrio de la puerta, una mueca en forma de sonrisa se posa sobre mis labios al ver como esta se abre frente a mis ojos. Procuro hacer silencio mientras mis pies caminan sin dirección alguna.

Camino hasta la cocina, abro la alacena y tomo un baso donde procedo a verter algo de leche. Dejo que el líquido baje con libertad por el tuvo de mi garganta. Lamo mis labios y con mucho cuidado de no hacer ruido dejo el baso sobre el fregadero.

Satisfecha, me doy la vuelta para volver a mi habitación, sin embargo, el miedo invade mi cuerpo en cuanto la luz del pasillo es encendida y el sonido de varios pasos inunda mis oídos.

Me obligo a reaccionar y ágilmente me escondo tras la puerta.

Llevo ambas de mis manos a mi boca para evitar soltar algún grito que pueda delatarme.

La luz de la cocina es encendida. Mi respiración comienza a dificultarse, al igual que los incontrolables latidos de mi corazón.

Puedo escuchar como la silla de la mesa es retirada, seguido de el movimiento de un cuerpo al sentarse sobre ella. Sin poder evitarlo, me inclino un poco hacia afuera, quedando con el rostro de Nick, quien lleva su teléfono a su oreja.

— Ella está aquí conmigo, si no quieren que le haga daño, mas les vale cumplir con lo prometido.

Me escondo nuevamente, quedando con mis ojos bien abiertos ante su conversación. Claramente hablaba de mi, pues, ademas de Kayla, yo soy la única chica que ellos "necesitan".

— Sé perfectamente que no es April...Tienen dos días, de lo contrario no tenemos un trato y la chica morirá.

— Podría deshacerme de ella justo ahorra, ustedes deciden.

— Siendo sus padres, supongo que...

Llevo una de mis manos a mi nariz, cubriendo esta con fuerza.  Y sin poder soportarlo, se me escapa un pequeño estornudo, logrando captar la atención de Nick.

Maldición.

*****

Lamento mucho la espera. Gracias por no abandonar la novela y leer.

¡Ya estoy de vacaciones y podre actualizar mas seguido! 

Espero que al menos les haya gustado el capítulo. ¡Las amo chicas!

#Marilynch9

Prohido Enamorarse ll | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora