Prologo

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La melodía arrasaba con la soledad de su ausencia, las notas del piano se escuchaban nostálgicas en la gran sala de ópera. La gente callaba, el movimiento de abanicos cortando el viento y la profunda tristeza de su corazón causaban que lágrimas de emoción cayeran de sus ojos miel.

Pronto regresaría, llegaría de su viaje lejano y volvería a abrazarlo como lo hizo aquel día en el que se despidió prometiendo volver.

Desde entonces la música había sido su escape, Ryeowook levanto su mirada ante el público, la gente le aplaudía por su actuación, limpio sus lágrimas y sonrió levemente fingiendo, porque estaba vacío, porque solo hasta que regresara volvería a ser el de antes.

Habían pasado seis meses, incontables cartas llegaban cada fin de semana indicándole que estaba cerca.

¿Cuánto tiempo más tendría que esperarlo? ¿Sería capaz de tener el coraje para seguir solo?

La idea de perderle lo atemorizaba tanto como dejar de tocar el piano, Jong Woon no podría dejarlo porque algo muy fuerte los unía, algo más que la necesidad y el cariño.

Algo más fuerte que el amor.

Aunque sentir amor a veces no era suficiente, Ryeowook entendería aquello cuando llegara a su límite, cuando los años pasaran y su esposo siguiera sin regresar. Poco a poco el sentimiento iría desapareciendo, cuando Jong Woon volviera nada sería como antes.

¿Era posible recuperar una relación consumida por la distancia? ¿Era posible creer en alguien que nunca cumplía sus promesas?

No tenía respuesta para esas preguntas, el pequeño miro la ventana de la habitación observando la noche mientras llovía.

- No regresará

Susurró al viento resignado a su perdida.

Resignado a su dolor.

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