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Apenas estábamos cruzando las puertas de el edificio de la biblioteca, April seguía los pasos de mi caminar, su cabello azabache revoloteaba igual que mí cabello rubio, pero no lucia perfecta como yo.
Los pasillos estaban vacíos, ya que todos los estudiantes se encontraban en clases, o se suponía que ahí se debían de encontrar ya que no todos entraban, como yo.
Nos detuvimos en frente de la biblioteca, tomé el pomo dispuesta a mostrarle a April Anderson todo lo que sé, dispuesta a mostrarle todos los secretos que descubrí; mostrarle todos mis secretos, así es, en parte me pertenecen, ya que yo los sé.
"Un secreto le pertenece a quien lo sabe"
Me detuve y me aparte de la puerta, ya que mi bolso comenzó a emitir un sonido, era mi teléfono celular. Así que antes de abrir la puerta tome el aparato. Era un mensaje.
Carter: ¡No lleves a April a la biblioteca!
Eso me desconcertó a tal grado de posar la mirada con la de April y ver sus ojos, esos ojos que e visto con las personas que quieren saber la verdad, con las personas avariciosas... personas como yo.
No entendía porque le haría caso a Carter, pero últimamente ha sido gentil y eso me hacía confiar en ella. Porque ha decir verdad ella nunca me ha engañado. Y por eso haría lo que decía el mensaje, no por ella. Si no por mi, por mis secretos, no debía dejarlos en manos de cualquiera.
―¿Qué sucede? ―me pregunto mientras apretaba su mandíbula.
-―Recordé que solo es un biblioteca vieja. Nada llamativo. ―hice un ademán restándole importancia.
―Al ser antigua la hace interesante. ―dijo mientras pasaba de mi lado y tomaba el picaporte.
―April Anderson. ―espetaron detrás de nosotras.
Antes de que April abriera la puerta se detuvo y se giro a la proclamarte voz.
Era Carter, sosteniendo unos papeles. Caminaba a paso apresurado hacía nosotras.―¿Si? ―respondió con arrogancia.
―La directora Sara te espera en su despacho. Al parecer no fuiste por tu horario. ―ella entorno los ojos y se giro hacia mí.
―Debo irme ―me dijo con una sonrisa, falsa para mi gusto―, nos vemos. ―se dirigió hacia Carter y la miro de mala manera.
Pero aún así Carter la llevo hacia la oficina de la directora.
Yo solté un suspiro y al ver que no había nadie cerca entre a la biblioteca. Pase por los libreros y deje caer mi bolso sobre el sofá.
Pero el micrófono empezó a emitir susurros.
Solo tenía dos micrófonos en todo el instituto, por obvias razones;
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Ladrona de Secretos
Ficção AdolescenteMuchos me suelen llamar "metiche", otros me dicen mentirosa, murmuradora, entrometida. Pero la verdad es que sólo soy una ladrona de secretos, es lo que hago y eso me encanta. ¿Qué porque lo hago? Sólo digamos que soy como una súper heroína. Los sec...