Capítulo 20.

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El irritante sonido de lo que parecía una alarma me despertó de un sobresalto. Cerré mis ojos con más fuerza, como si de esa forma la alarma fuera a callarse, sin embargo lo único que hizo fue comenzar a sonar cada vez más fuerte. Gemí de forma ronca, aún sin abrir los ojos, y me estremecí entre las sábanas, recordando que era hora de levantarme y correr al trabajo. Ugh, lo que menos quería era salir de la cama. Inhalé con fuerza y un aroma desconocido y muy familiar a la vez se adentró en mi nariz. Palpé el colchón lentamente, hasta encontrar una espalda bien trabajada y desnuda a mi lado. Bien, sería Zayn que se había colado anoche a mi cama, quizás. Subí mis dedos por su espalda, hasta llegar a su cabello. Mierda, este no era Zayn. Abrí los ojos de un golpe. Reconocí los rizos de Harry inmediatamente. Entonces nada de lo que pasó anoche -o en la madrugada de hoy- fue un sueño. Su espalda se tensó, lo escuché soltar un suspiro y estiró su brazo para apagar la alarma. Todo quedó en absoluto silencio; incluso yo estaba aguantando la respiración.
-Mh...-masculló desde su garganta.
Acto seguido, su cuerpo giró en redondo hacia el mío. Su brazo se apoderó de mi cintura, atrayéndome a su cuerpo con delicadeza. Sonreí como idiota al ver sus brillantes y adormilados ojos mirar directo a mi rostro. Unas tres cuartas partes de mí se sentía aliviada de ser él lo primero que veía en la mañana, no obstante recordé que yo no debería estar aquí, sino en casa, levantándome para ir a Vogue. Joder, deberían estar preguntándose dónde me había metido.
-¿Buenos días?-reí, sin atinar a decir algo más coherente.
-¿Qué haces en mi cama, intrusa?-preguntó en broma, con esa jodidamente sensual voz ronca y una sonrisa ladeada en el rostro.
No hice más que reír y bajar la vista. En seguida mis ojos se encontraron con la cadena y el avioncito de papel descansando en su pecho, lo tomé entre mis manos como un acto de reflejo. Incluso después de todo lo que le dije, aún lo conservaba. Mis nudillos rozaron su suave y tibia piel mientras que jugaba y daba vueltas el dije entre mis dedos. Una de las manos de Harry subió mi barbilla, causando que nuestros ojos se alinearan en una atmósefera de paz y timidez. Se inclinó lentamente con sus labios entreabiertos. Sus ojos miraron mi boca y luego a mis ojos, casi como pidiéndome permiso. Era como si pensara que luego de lo de esta madrugada me arrepentiría, y no lo culpaba, pues yo me había encargado de hacerle creer de ese modo. Me acerqué hacia él lo necesario para que nuestros labios se besaran al fin. La suavidad de sus besos nos consumió en un manto de delicadeza y amor que me hizo sentir completa de nuevo.
-¿Me amas aún?-preguntó aún sin alejar nuestro beso.
-Te amo aún-susurré con una sonrisa. Me alejé unos centímetros para mirar su rostro-. ¿Me amas tú?
-No puedo creer que lo preguntes-rió suavemente, negando con la cabeza.
Lo besé nuevamente antes de morder su labio inferior, logrando una carcajada y un gemido de dolor de su parte. Tomó mi rostro entre sus manos y me besó con más fuerza, adentrando su lengua en mi boca. Nuestras lenguas luchaban impacientes, pidiendo cada vez más.
-Mierda, _____-rió-. No puedo creer que aún me causes mariposas en el estómago.
-Eres un jodido sensible, Styles-reí, para luego morder mi labio inferior y soltar una pequeña risita-. Aunque tú también me haces sentir ese modo. Y te mentiría si te dijera que sólo siento mariposas cuando te veo, es casi como todo un zoológico.
-¿Te das cuenta que parecemos dos adolescentes en sus primeros días de haberse confesado que se amaron en secreto durante...
-¿Dos años?-le interrumpí, mirando fijamente a sus labios.
Harry asintió lentamente.
-Dos años-afirmó.
El silencio se hizo eterno. No hacía nada más falta que nosotros dos, mirándonos como si todo lo demás sobrara, y, efectivamente, así era. No hacía nada más falta que nosotros, cubiertos por las sábanas, con nuestros cuerpos desnudos y nuestras piernas entrelazadas, aferrándonos a lo que en serio habíamos buscado durante tanto tiempo; a lo que habíamos tenido miedo de perder y que ahora no dejaríamos ir. Al menos, yo no volvería a dejarlo ir. Y estaba hablando totalmente en serio.
-Termina con Zayn-susurró.
Sentí todo mi cuerpo tensarse, y esperaba a que Harry no lo haya sentido también. Acaricié su mejilla con una de mis manos, intentando encontrar las palabras correctas. Yo quería romper con Zayn de alguna forma, sin embargo no sabía cómo. ¿Qué explicación le daría cuando le dijera que no quería seguir con esto? ¿Qué pasaría si le decía que era por Harry? Yo no quería lastimar a Zayn; él había hecho demasiado por mí. Yo le quería, aunque no de la misma forma que a Harry, pero eso no me daría el derecho de hacerlo sufrir.
-No sé cómo...-admití en un susurro.
-Sólo dile que me amas a mí.
-Ojalá fuera tan fácil.
-¿Sabe alguien, aparte de Lily, que volvimos a vernos?-yo negué-. Quizás deberías decirles. Yo te ayudo. Sólo quiero que esto de la relación secreta se termine y pueda decirle a todo el mundo que te amo y que te llevo, literalmente, en la piel.
Sonreí. La forma en que sus palabras salían de sus labios jamás dejarían de ser perfectas; la forma en que sus ojos me poseían y lograban adentrarme en esa infinidad de emociones me hacían sentir la mujer más afortunada del mundo, aún. Quizás yo no lo merecía, después de todo, sin embargo aprovecharía cada momento que estuviera a su lado.
-Dame tiempo-suspiré.
-Te daré todo el tiempo que necesites. Haría lo que fuera por ti, y lo sabes.
-Te amo-sonreí, plasmando mis labios con los suyos.
-Te amo, nena.

El Arte De Encontrarte (Secuela de LFDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora