Six

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*Brenda en multimedia. Sí, lo sé. Es Danielle Campbell, y la odio pero bueno me inspiré en ella porque la odio (?*

-¿Pero qué rayos has hecho, Olivia?-Masculló mientras sus ojos miraban con rápidez toda la habitación. No lo culpo, estaba pintada de rojo.-Estás desquiciada, hija.-Se alejó de mí lentamente, pero lo detuve agarrando su brazo con mi mano, haciendo presión con mis uñas.-Súeltame.-Me ordenó, le obedecí.-No me vuelvas a tocar en tu puta vida, ¿has escuchado estúpida? el único que tiene ese poder soy yo, y nadie más. En esta casa mando yo, no tú.

-Entiendo.-Dije mientras ponía los ojos en blanco.

-¿Acabas de rodar los ojos?-Preguntó furioso, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

-Sí, lo he hecho.-Solté sin mucha importancia, pero gracias a ello, recibí una bofetada por parte de él.

-No me contestes.

-¿Quieres prohíbirme hablar también?-Le pregunté con sarcasmo. Estaba cansada de estar controlada las 24 horas del día, no importa lo que haga, siempre estará mal. Y es agotador.-No, mejor no me lo digas, ya sé la respuesta.-Le di la espalda, dirigiéndome hacia mi habitación, luego cerrando la puerta en la cara de mi papá. Pronto tendría más problemas con él.

(...)

El despertador sonó a las 7 AM, no tenía ganas de ir a la escuela, desde que Liam me ha dejado de hablar me siento más sola que nunca. ¿Es normal sentirse así todos los días? lo único que tenía por seguro de hacer, era no mirar ni a Brenda, ni a su novio. No quería ganarme una paliza por parte de ella ni de sus amigas, era demasiado ya estar sola. Si voy a la escuela y tengo buenas notas, me servirá en el futuro, ¿no?

Me froté los ojos mientras estaba sentada en la cama, en 10 minutos tengo que estar lista, o mi papá se enojará, más que ayer. El uniforme de la escuela era de dos tipos, uno era equipo de gimnasia, y el otro ¿formal? si se podría decir así. Papá decía que él quería que yo sea algo en la vida, tenga una carrera y poder ganar buen dinero, pero lo que a mí me gustaba, sabía que no estaría de acuerdo. Quería ser maestra de una escuela primaria, el problema era que no ganaban mucho, y si se llegase a enterar, probablemente me dejaría encerrada en casa para que no fuera. Seguramente lo único que tenía permitido hacer era leer, escuchar música, bañarme y comer. Ni siquiera comer bien. Papá no me deja comer mucha comida chatarra porque dice que engordaré como una vaca, y eso no es lo que quiero. Aunque odie que me tenga controlada todo el tiempo, no lo puedo odiar a él. Así que abrí mi armario y saqué el pantalón de gimnasia junto con la camiseta y la campera. Mis zapatos eran unas nike azules, nunca las había usado, pues era porque nunca las había necesitado. Al terminar de vestirme, me cepillé el cabello, hoy llevaría una sola coleta, alta. Me miré al espejo, no me reconocía, hace mucho tiempo que no me hacía una sola coleta, casi siempre tenía dos colgando de mi cabeza.

-¡Olivia, baja a desayunar!-Gritó mi padre desde la cocina.

Con rapidez, trotando, casi corriendo, bajé las escaleras. Era muy aliviante la satisfacción de escuchar el ruido de mis zapatos pisando los escalones de madera, tapados por una alfombra. Sí, soy muy rara. Con un poco de miedo, entré a la cocina. Él se encontraba mirando atentamente una taza de té. Lo más probable es que sea verde. A mí me gustaba el de manzanilla, aunque no lo supiera. Desde estos días solo se limitaba a servirme de desayuno un vaso de leche caliente con galletas de chispas de chocolate. No era mucho, pero aún así era suficiente. La idea de desayunar no me agradaba en lo absoluto, sé que es la comida más importante del día, pero al ir en carro hasta la escuela, el estómago se me revolvía y me daba ganas de vomitar. Papá me obliga a tomar el desayuno, y yo no rechisto. He tenido demasiados problemas con él sobre el homicidio que causé. Por cierto, ¿qué habrá pasado con los cuerpos? Papá carraspeó luego de tomar un sorbo de té, precisando mi atención.

-He enterrado los cuerpos en el bosque ayer por la noche, espero que estés contenta, ya que he pasado unas dos horas allí, todo estaba oscuro, y la poca luz que tenía gracias a mi linterna me sirvieron-Murmuró sarcástico

-Lo siento papi, de verdad. Es que...-Pausé un momento para poder encontrar las palabras adecuadas y expresarme abiertamente con él-Estaba cansada de que me tratase mal. Ese día había llegado de la escuela y...

-¿Y?-Movió su mano para que yo continuase

-Estaba con el vecino en tu habitación.

-Eso ya lo sabía. Era un poco obvio que estaban teniendo sexo.-Me sonrojé al escuchar esa palabra, él lo notó pero no dijo nada sobre ello.-Estaban los dos desnudos y él seguía dentro de la zorra de tu madre. Si hubiese sido yo el que los haya encontrado, y no tú, probablemente lo mataría a golpes al idiota del vecino, pero a Anna no. Teníamos un trato el cual me tenía estresado la mayoría del tiempo desde que llegó. Pero gracias a tí me he librado de la amenaza. Supongo que debo darte las gracias. Pero no lo haré. Eres una asesina.-Dijo con la mayor normalidad.-Pero eres mi hija, así que eso es lo que menos me importa en este momento.-Tomó el último sorbo de su taza, y luego la dejó en el pequeño plato. Yo ya estaba terminando mi leche. Las galletas las dejaré allí y cuando vuelva, las comeré.-Termina eso y vámonos.

(...)

-¡Bebé llorona, bebé llorona, bebé llorona!-Me gritaban con gracia, con sus dedos me señalaban. Mi camiseta estaba manchada, mi cabello igual. Me virtieron un plato de espaguetis. Estallaron en risas.

Traté de huir, abrazada fuertemente a mis queridos libros, pero Brenda se colocó rápidamente frente a mí.

-¿Crees que vas a escaparte de mí? por favor Olivia, no seas estúpida.-Me agarró la coleta y la inspeccionó con su mirada.-Owww, ¿no has venido con tus dos coletas? Y yo que tenía tantas ganas de arrancártelas.-Hizo puchero-Bueno, tendré que conformarme con una.-Tiró fuertemente de ella, provocando que cayera al suelo y mis libros se desparramaran por el patio de comidas. Estaba decidida a golpearme, cuando una voz tan preciada por mí, gritó:

-¡Brenda!-Liam se acercó a ella corriendo.-¿Qué rayos estás haciendo?-La agarró de la cintura, tratando de alejarla de mí, luego lo consiguió.-Déjala en paz.

-Oh vamos Liam, me estaba divirtiendo mucho con ella.

-Olivia no es juguete con el que puedas divertirte. Es una persona, como tú y como todos los que estamos aquí.-Le gritó, y ella lo miró asombrada de que lo hiciera.-¿Qué? ¿creías que me quedaría callado como lo hago todo el tiempo? pues esto se acabó. Eres un monstruo.-Escupió, me ofreció su mano y me agarré de ella sin pensarlo dos veces.-Olivia y yo, nos vamos de aquí.-Dijo este, pero antes de hacerlo, agarró mis libros, me los entregó, y nos dirigimos a la biblioteca, nuestro lugar.

-Gracias por defenderme, Liam.-Le agradecí

-No hay de qué. Estoy harto de que me manejen a su gusto, soy una persona y tú igual, nos debemos ayudar entre los dos, ¿verdad?-Asentí un poco confundida.-Al terminar la escuela, te acompañaré a casa, y no acepto un no como respuesta.

-No creo que a mi padre le agrade la idea...

-Le explicaré lo que sucedió, entenderá.-Espero que sí lo haga.


Cry BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora