Me desperté con la luz que entraba por una ventana, no sabía qué hora era pero por la cantidad de luz que entraba por la ventana podía ver que era más del medio día, miré la habitación y me di cuenta de que no era mi habitación, ni la de ninguna de las chicas, parecía la habitación de un hombre, estaba pintada de un color verde claro, no era muy grande, tenía una cama de dos plazas, un escritorio, un armario bastante grande y una cómoda con cajones, no recordaba nada de lo sucedido anoche, solo recuerdo que estábamos bailando, vi a Nathan y me separé de las chicas para ir a tomar algo, luego de eso no recuerdo más nada.
De repente entro un chico por la puerta de la habitación con una bandeja y una gran sonrisa, no lo conocía, y lo único que pude pensar fue "¿QUÉ RAYOS HICE ANOCHE?"
- Buenos días –Dijo con una sonrisa – Te traje el desayuno y una aspirina porque imagino que te duele la cabeza.
- ¿Quién eres? ¿Qué sucedió anoche? – Esas preguntas no salían de mi cabeza, me mire y estaba vestida con un short y una camiseta demasiado grande para mí.
- Oh, lo siento- Dejó la bandeja sobre la cama, debió ver mi cara de confusión porque se acercó y me tendió la mano – Blake Clark, estudio medicina en la misma universidad que tú, supongo porque estabas en la fiesta.
- Tu y yo... -Comencé
- Oh, no, tranquila, no me va la necrofilia, solo te traje porque te dormiste en mis brazos en la fiesta y no sabía donde vivías.
- Ah, gracias – Le sonreí –Espera, tú me sacaste el vestido?
- No, fue mi hermana, puedes estar tranquila – Creo que eso fue suficiente para tranquilizarme. Volvió a tomar la bandeja y me la acercó – Te traje café y unas tostadas, lamento no hacerte algo más elaborado pero lo mío no es la cocina – Se rio. En ese momento recién me di cuenta de lo lindo que era, era alto, pelo castaño, ojos celestes y la camiseta que tenía me permitía ver que tenía un buen cuerpo, seguro que iba a un gimnasio. Recordé que me había hablado.
- Es..Está bien, esto es más que suficiente, y más de lo que podría esperar cuando me despierto en la casa de un desconocido con una tremenda resaca -
- Tómate la aspirina, te hará bien.
- Gracias, creo que debería irme, no quiero ser una molestia
- Tranquila, no molestas, vivo con mi hermana y a ella no le molesta, de hecho quiere conocerte sobria.-Dijo él con una sonrisa
- De todas formas, no me quiero aprovechar.
- Está bien, por cierto, sonó tu celular muchas veces y tuve que atender, era una tal Sarah, le dije que estabas conmigo, me amenazó con cortarme los huevos si me propasaba contigo, y me dijo que ella le diría a tu madre que estabas con ella así que no tienes que preocuparte por eso.
- Gracias, creo que definitivamente tengo que irme, ya hiciste suficiente por mi y no quiero molestarte más.
- Ya lo dije, no molestas, pero si necesitas irte te llevo. –Iba a negarme pero recordé que no tenía mi auto, ni sabía dónde estaba así que creo que sería buena idea que me llevara.
- Está bien, puedes llevarme, pero solo porque no tengo mi auto ni sé donde estamos.
- Claro, puedes quedarte con la ropa si quieres.
- O no, eso sí que no, me pondré mi vestido y te dejaré tu ropa. Y supongo que la de tu hermana porque no creo que el short sea tuyo.
- Tu vestido se está secando, vomitaste cuando nos bajamos de mi auto y no me quedo otra que lavarlo. Así que puedes llevarte mi ropa y si quieres me la das el lunes y yo te llevo tu vestido.
- Amm...Esta bien, supongo.
- Bueno, ¿Vamos?
- Claro - Me levanté y me puse mis zapatos que era lo único que tenía mío además de la ropa interior.
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Fer y Tati
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El bosque de los misterios
Novela JuvenilLeia Crawford de 21 años tenia una vida tranquila, estudiaba fotografía en la universidad de Portland State University, siempre manteniendo perfil bajo, hasta ese lunes que Nathan Matthews apareció en su clase de fotografía, parecía un chico normal...