Capítulo 9.

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Espacio aéreo Suizo, 29 de marzo de 2.123. 01:55 pm.


-¡Hey, chico, arriba!

-¿Qué pasa? 

-Ya hemos llegado al sitio, y debes ver esto. 

La luz entró a mis ojos agresiva y cegadora. Con dificultad me incorporé en el asiento todavía algo entumecido por la pequeña siesta. "Vaya, este sueno si estuvo bastante bueno." me decía. Bostecé un poco y froté mis ojos hasta poder abrirlos poco a poco y descubrir aquel paisaje de ensueño: una larga cordillera de blancos y grises por donde se viera y densos bosques en las laderas por donde se viera. 

-¿Y que es esa cosa de allá, mayor? 

-Eso, muchacho, es el Royal Starship Queen Isabel II, el crucero insignia de nuestro Bloque y donde se realizará la reunión. -se sonrió dando un giro directo hacia esa cosa. 

Enorme, negra y proyectando una sombra descomunal la nave se erguía sobre nosotros, quizás a unos kilómetros por sobre nosotros. Las llamas azules se distinguían claras de sus turbinas y las luces que salían de ella en pleno día hacían juego con el azul del cielo. 

Sin darme cuenta empezamos a descender en espiral hacia el lago y después de un leve freno, todo de forma vertical.

-¿No vamos hacia la nave? 

-No chico, allí será la reunión, más el Comando se encuentra debajo. -señaló hacia afuera. 

Desde atrás se escucharon pasos: era Lord Charles. Tenía su traje de gala y su semblante había cambiado, lucía más amigable y apacible. Se acercó a nosotros y miró por la ventana antes de darle unas palmadas a O'Grady y a mi. 

-Bienvenidos: por favor, identifíquese. -habló una voz por el interlocutor. 

-General de División Charles Theodore Cattermole, autorización 0-0-1-7-9 Echo, Norway, Louis. -le contestó al tiempo que posaba su mano en el tablero. El tablero se iluminó alrededor se su mano hasta iluminarse en un azul más claro y lanzar un pitido seguido de la misma voz dando permiso. 

Al tiempo que separaba su mano, debajo de nosotros el lago se abrió en dos y dejó al descubierto una enorme boca hacia un tremendo hangar. La nave empezó a moverse hacia abajo y poco a poco nos introducimos en aquel enorme recinto. 

-Esto... esto es asombroso -balbucé-, ¿a quién se le ocurrió hacer todo esto? 

O'Grady soltó una carcajada-. Este chico no sabe nada, ¿verdad Charles? 

Lord Cattermole se sonrió y me miró con algo de gracia y ternura-. Todo esto fue hecho  por mi esposa como su proyecto de tesis cuando era joven, hace casi cuarenta años. 

-¿m i l a d y? -mi barbilla cayó en ese momento al piso-, ¿solita, solita hizo esto? 

-Así es... no sólo es una dulzura Alejandro, también tiene unas manos bastante hábiles y una imaginación infinita -suspiró-, son seis kilómetros cuadrados por dos y medio de profundidad de una fortaleza inexpugnable con capacidad de albergar a más de ciento cincuenta mil usuarios al mismo tiempo y ni te cuento si tuvieran que ponerla a prueba en combate. 

Lord Charles tenía chispa en sus ojos y una sonrisa amplia al hablar de Lady Cattermole, llenándome cuando menos de inspiración y dándome una idea de cuan importante era ella para él. Volví mi mirada al frente y a los lados: plataformas, pasillos colgantes y como no, troneras y torretas, cientos de ellas por todas las paredes. Diferentes puertas en distintos niveles se habrían a más hangares. 

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