Capitulo 2.

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Tan callada, tan tranquila, con un cigarrillo a la mano, un café, un libro a su costado y una única mesa para ella, alejada a la distancia y mirando todo a su alrededor. El ojo derecho me latía por el estrés que sentía y la necesidad de que los ojos de aquella chica me miraran. Pero todo lo que rondaba por mi cabeza y le daba la vuelta múltiples veces no lograban salir al vivo mundo y recrearse como lo quería.

— ¿Hermano te encuentras bien?—la voz de Derek retumbo a mi lado. Sin embargo, mis ojos seguían tan clavados en la chica a lo lejos que ni una respuesta le di.

— ¿Las personas se hacen adictas a otras personas?—pregunto Gibb.

—No lo creo, es imposible que alguien se vuelva adicto a una persona. Pero si lo dices por Harry, quizás esos términos si puedan ser reales—afirmo a la pregunta del castaño.

— ¡Maldición!—rechiste postrando la vista ante las personas que me acompañaban en aquella mesa—. ¿Cómo puedo conseguir que me mire?—pregunte indignado bufando repetitivamente—, ¿por qué es tan difícil que me vea por una vez en su vida? No hay nada malo en mi—bufe con gracia—. El problema aquí es ella y no yo—me cruce de brazos.

Mire a cada uno de los que me acompañaban con el ceño completamente fruncido ante mí, no dudaba de que pensaban que me había vuelto loco, pero me estaba empezando a extenuar más de lo normal. Por la simple razón de que esa chica no me notaba, era como si fuera tan invisible como todo el mundo para ella.

— ¿Harry, acaso estás bien?—la leve voz de Rachel golpeo mis tímpanos. Postre mi vista en ella como si su pregunta hubiera sido una mala broma—. ¿Por qué tan solo no vas y le hablas? Poppy puede ser un poco extraña después de todos los rumores que la crean, pero es una excelente chica. Ella podría ayudarte con Ximena—los ojos se me abrieron como dos grandes platos de porcelana al escucharla hablar de todo lo que podía hacer la chica por mí.

—¡Wow! Alto allí—intervino Gibb—. ¿Beezus Greer Lowell como la casamentera de Harry?—pregunto—. ¡Ja! Ni de chiste, esa chica podría destruirlo con la mirada si tan solo se le acerca.

—Estás siendo paranoico. Harry le duplica el tamaño Gibb ¿en qué sentido podría hacerle daño?—pregunto la chica hacia el castaño cruzado de brazos.

—Enamorándolo —soltó como si aquello fuera lo más normal del mundo. Todos soltaron un resoplido al unisonó cuando las palabras de aquel chico salieron a raudales—. Tal vez no me crean, pero lo más probable es que Harry termine ante los pies de ella y se olvide de Ximena.

—Por dios Gibb dime qué clase de droga te estás metiendo ahora—intervino Derek.

—Está bien, no me crean. Solo denle un tiempo, porque ya la curiosidad hacia ella la tiene—rechisto. Aunque sus palabras sonaban un tanto descabelladas, no dudaba mucho en ellas. Que tal... ¿si mas allá de una simple curiosidad surja algo más? Quería oponerme a lo que decía, pero el futuro no siempre es lo que creemos imaginar.




~*~







— ¡Harry, necesito que vayas a casa de los Lowell por una sesta de frutas!—escuche gritar desde la planta baja a la mujer que me había dado la vida. Maldecía en silencio por el hecho de que aquella canción que se había estado reproduciendo durante una hora se detuviera y que dejara que la voz de mi madre se hubiera escuchado claramente en mi habitación.

¡Hey Poppy! Fucked, fucked Poppy |H•S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora