Es un día común, sin sentido y sin ganas. Un día más.
Un día en donde sigo sin tenerte.
Tenerte en mis brazos.
Tenerte conmigo.
Tenerte a mi lado.Un día frío y perturbador; mirando fijamente el techo de mi habitación, pensando en todo y nada a la vez, recordandote con cada palpitación que se escucha saltando fuerte en mi pecho, sigo pensandote, aún después de todos estos años.
He llevado años amándote, ¿Será que no eras para mí?
Quizá sólo eras esa ilusión que mi mente asimilaba que pasaría, aún sabiendo que sucedería lo contrario.
Quizá sólo eras como la luna, cual brillo irradia únicamente en la noche llena de tinieblas, sólo iluminabas en la oscuridad.
Quizá sólo eras eso que no estaba a mi alcance y que nunca llegaría a tener.
No llegaría a tener por tu lejanía, por tu indiferencia, por el aire vacío que salía de tu alma hacia tu boca, esa boca que llenaba la mía de deseo, de placer y de un amor que no se saciaba ni con miles de letras escritas con las lágrimas que recorrían mis mejillas.
Lágrimas de desesperación, de locura y de impotencia por no recibir la misma clase de amor que te estaba entregando.Es un día más, un día en el que me he dedicado nuevamente a extrañarte y a preguntarme ¿Qué hice mal?
¿Acaso no merecía el mismo cariño que te estaba entregando yo?
¿Acaso no era lo suficientemente especial para alguien inalcanzable como tú?
Quizá no, y para tí; sólo era esa muñeca de trapos con la que decidías limpiar un suelo lleno de esperanzas, un suelo lleno de ilusiones e imaginaciones que llenaste con cenizas de desamor y frustración.Quizá desde siempre estuve destinada a no ser para tí.