Despedida

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Eterna Soledad;

He fallado nuevamente, he llorado sin derramar una lágrima y he gritado sin emitir sonido alguno.
Me he sentido deshecha, desdichada y sola, muy sola.
Ahora que te has marchitado y tu semblante ha demudado, ¿cómo debo sentirme al enfrentar tu muerte?, a sabiendas de que la ocasionante de la misma he sido yo.
No me queda más que reconocer lo dañina que siempre he sido para los demás y lo tóxica que ha sida mi existencia hasta ahora.
Lo que más me duele es que te suplique que no me abandonaras, eras la única amiga que tenía y aún siendo tú y simplemente tú me dejaste sin más.

Ahora sigo rumbos desconocidos y muchos otros dolorosos, he ido caminando hacia la desesperación. Nunca he sabido afrontar el rechazo y al sentir en carne propia el dolor de una separación equívoca y sin justificación no supe qué hacer.
Aquel 28 de agosto fue el día en que ésta vasija decorada y recién renovada volvió a quebrarse, o mejor expresado, la volvieron a quebrar. Aquel 28 de agosto volví a caer irrevocablemente en las redes de la depresión.
Llorando sin sentido, lastimandome para sentirme "mejor".

Dime, Soledad, ¿Cómo se siente el "estar mejor" estando rota?

Y aquí nuevamente estoy sin poder asimilar el porqué se apartan de mí al primer contacto, el porqué no me aceptan.
¿Qué tengo de malo?
¿Es que acaso no soy suficiente?
Nunca cumplo expectativas, me usan, me abandonan y como lo ingenua que siempre he sido vuelvo a caer en el mismo círculo vicioso que me encierra al rechazo en los demás.

Quiero escapar, huir, correr lejos de aquí.

Viejos amigos habían vuelto a mi vida, de esos que me mintieron y traicionándome han rogado nuevas oportunidades que yo no he podido negar.

¿Soy muy ilusa?

Fuí cobarde, irremediablemente cobarde.
Decidí irme porque ya no quedaba ni una motivo razonable para poder quedarme, y ahora más que nunca me pido perdón a mí misma por las veces que dejé de ser feliz, por las veces en que dejé de sonreír solo porque alguien decidía apagar la luz de alegría y esperanza en mi vida. Lo que he callado en este tiempo es todo aquello que más me ha dolido.

Herido en lo profundo.

Me he alejado mucho más tiempo de lo normal, jamás había pasado más de un mes sin amigos ni nadie con quien charlar, me propuse abandonar todo y así lo hice.
Me aislé de todo, pero he de confesar, Soledad, que yo sólo deseaba; en lo más profundo; que alguien quisiera que me quede, que luche, que no deje que esta desdicha me haga caer más profundo, yo quería que alguien me salve.
Aunque yo tomé esta decisión, no quería perder a nadie a pesar de que la que estaba perdida era yo. Sólo quería alguien que me encuentre, alguien que por primera vez demuestre que le importo.

Solo quería que no me abandonen aún cuando yo se los estaba suplicando.

Ahora estoy sola, más sola que nunca.

He decepcionado nuevamente a mamá, y aunque no le he dicho la verdadera razón por la que he decidido abandonar mis metas, quisiera, por lo menos, que en algún instante ella se sienta orgullosa de mí, de su hija, de su pequeña.
Todo lo que hago por recibir una palabra de aliento es inútil, porque nada de lo que hago sirve, inclusive he pensado que todo estaría mejor si de verdad me fulminase en un intento desesperado de dejar este camino desierto y lleno de complicaciones.

En cuanto te concierne a tí, Soledad, ésta es la última carta que te leeré antes de sacarte de tu lugar, sería mucho menos doloroso arrancar tus raíces y echarlas al fuego.
No, por más que lo quiera hacer no puedo. Es que no tengo el valor de hacerlo, no podría simplemente borrar tu existencia si tus recuerdos permanecerán intactos.

Incluso tú habiendo sido tan descomplicada, dueles.

Lamento haberte ocasionado tanto daño, amiga. Lamento haberte lastimado a tí y a todas las personas a las que un día consideré y me consideraron excepcional.
Me siento muy vacía sin tí, y aunque he emprendido un nuevo camino, siempre serás mi amiga, aquella amiga que llegó en un momento de oscuridad con su irradiante luz.
Pronto volveré a mi lugar de retorno, no sin antes, anhelaba despedirme de tí, de quienes amé y me amaron.
Esta es mi despedida.

Mis sueños se acabaron cuando decidí abandonarlos, fracasé en mi intento de vivir, de ser feliz.
Hay heridas muy graves que no sanan, y que dolorosamente huelen a recuerdos marchitos, a golpes profundos y a cicatrices incurables.

Yo deseaba un abrazo y lo que recibí fueron puñaladas, fueron balazos.

Deseaba botar de mí las cosas que nunca dije, yo amé, yo sufrí, yo quise, yo sentí esta vida de placeres y de sufrimientos, más ahora que ha llegado este lapso de decirte adiós, he de mencionarte, amiga, que incluso alguien tan rechazada como yo ha podido ser feliz en alguno que otro instante de vida.
He planteado el punto final a esta historia, y sin más que recalcar, espero que el Dios en el que tanto he confiado y seguiré confiando sepa perdonar a esta criatura sufrida y golpeada por un mundo sin escrúpulos.

Con todo y nada, he de amarte siempre.

Yo me alejo ahora, más tú nunca me olvides.
He sido tuya y de las personas que me protegieron, y lo seguiré siendo hasta mi último aliento.
Y si me echan de menos, no me busquen entre sus cosas, búsquenme entre sus recuerdos, entre los abrazos que nos dimos, entre los besos que añoramos, entre las salidas que tuvimos y entre las lágrimas que juntos lloramos. Búsquenme entre memorias, entre dolor y alegría, y hallarán a aquella mujer que un día los amó hasta morir.
No saben las ganas que tenía de cumplir mis metas, de sobrepasar mis logros. Tuve muchas ganas de ser feliz, pero no se dió.

Sin más que llorar, sin más que gritar, sin más que lastimar,
Esperando seas feliz y cuides de tus hermanos,
Esperando que todo aquello que algún día amé y seguiré amando sea feliz;

He de despedirme.
Esta vez no he de decir "adiós", he de decir "Hasta siempre".

Entre lágrimas y dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora