Ausencia

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Esto se había vuelto en algo rutinario, por lo menos recordar tu encantadora silueta era todo lo que necesitaba para embargarme de tranquilidad. No obstante, ya no bastaba solo tu recuerdo, requería verte, tocarte; cara a cara, cuerpo a cuerpo; y saciarme de todo aquello que nos llenaría el ánima. Le suelen llamar obsesión.

Hoy vuelto a presenciarte ante estos ojos anhelantes de verte, con tu mirada inexpresiva y con la seriedad en tu semblante que siempre ha predominado ante tu belleza.
He vuelto a estremecerme al observar tu serena figura, tu cuerpo tan conmovedor y que con tanta codicia aspiro acariciar.

Y al pasar de los días, tu ausencia se vuelve absoluta. Me invade este sentimiento de querer descubrirte, de poder entenderte, de conocerte.
Me invade el deseo hacia ti, la necesidad a tus dominantes expresiones, el placer hacia tus desvelos, la idea de aliarme a tu vida, esa idea que inunda esta alma vacía.

Sé que sonará exagerado pero a donde quiera que voy, estoy siempre buscándote a ti.
Siento que te he pertenecido desde siempre, que estamos unidos desde el inicio de los tiempos, y que a pesar de nuestras diferencias somos el uno del otro.

Pero has decidido desaparecer, tu ausencia estaba terminando de consumir mis esperanzas de tenerte cerca a mí, de poseerte.

Consumió mis aludidas esperanzas de volar junto a tí.
Y es que, justo cuando necesitaba un ángel, tú decides cortarte las alas.

Justo cuando necesitaba de tu paz, te encargas de abandonarme, de dejar que la incertidumbre y la desesperación por tenerte se apoderen de mí.

Entre lágrimas y dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora