Hoy me tomé la valentía de decirte por fin lo que sentía, lo que tanto llevaba molestando mi mente hace un par de semanas.
Las cosas se han tornado un poco confusas, pero ya no puedo hacer nada para evitar que lo que estoy sintiendo crezca más allá de lo que debe.Mucho más allá de nuestra amistad existe un límite, algo que nos impide ser realmente felices, no importa lo que hagamos para contradecir lo que poseemos en nuestro interior, ese sentimiento salió por fin a flote de piel.
No importa si decimos mil veces no sentir nada, ambos sabemos que nuestras almas piden algo más que una amistad. Ser uno solo, con una sola responsabilidad, un solo miedo y un sólo propósito:
"No abandonarnos"
Pero existen barreras que no me dejan saltar como quiero, existen temores que no me dejan sonreír, hay tantas cosas que debo proteger; y mi felicidad en este cuento no está incluida.
Mi felicidad es lo secundario aquí, lo que realmente importa es no romper mi promesa, esa promesa que mantengo firme y que no la soltaré a pesar de que mi cuerpo y mi mente están ligandome a querer algo más. Y he decidido alejarme, entonces así probablemente es como lo soluciono siempre; desechando mi felicidad y rechazando todas las sonrisas que podría ganarme si así lo quisiera. Pero no lo quiero así, hay dolores a los que uno se vuelve adicto, y el no ser feliz es un don que llevo en mi ser.
Y yo no estoy dispuesta a cambiar mi rumbo por cosas temporales, es por eso que rechazo la última esperanza que tengo para ser feliz.
Y siempre termino así; arrepintiéndome por todo y con miedo de arriesgarme a tanto, pero lo prefiero así; me iré alejando y abandonando todo aquello que puede hacerme alegre.
Todo aquello que pudo haberme hecho feliz.