Me encontraba cruzada de brazos, esperando mis maletas, mirando desafiante al recepcionista, los cuales ni se inmutaban a mi mirada. Peleaba para mis adentros, molesta con el servicio, solo quería llegar a descansar y esto lo impedía.
-Hey –dijo el chico de pelo rizado. Lo quede mirando atónita ¿me hablaba a mí?, obviamente no había nadie más detrás de mí.
-Hey, hay alguien– esto me perturbo más aun, dejo de ver su celular, ahora su mirada estaba dirigida a la mía. Sus ojos redondos y azules como el mar, labios carnosos, piel pálida pero delicada y sus cabello rizado, que el sólo hecho de verlo me erizaba la piel, me estaba mirando realmente a mí, mi pelo estaba desordenado, despeinado, mi cara pálida con unas ojeras de mil metro y yo solo pensaba en intentar arreglarme, aunque sea un poco, hasta que me interrumpió – Chica que tus maletas están ahí- exclamo.
Paf!, fuera el eclipse de esa mirada, solo pude asentir, sin si quiera decir un “gracias” o “¿Cómo te llamas?”, nada. Tome mis maletas avergonzada, solo sentí una leve risa de parte de él y se dispuso a mirar su celular nuevamente. Ni siquiera una mirada cómplice nada! Lo último que oí fue “Te estoy esperando en información hace más de 30 minutos, ¿Dónde estás?”.
Debió ser su novia, y yo entrometiéndome en intentar de conseguir algún contacto visual, el cual no ocurrió. Me esperaba un transporte público que me llevaría al tren en donde debía llegar a Manchester.
Dos horas y medias de viaje que pasaron volando, mientras mi imaginación divagaba con su cara, con él, con su perfección, con esa atracción que no había tenido con ningún hombre y que su a vez debía olvidar.
ESTACION MANCHESTER
tome mis maletas, que está vez no se perdieron y baje del tren. Un taxi me esperaba para dirigirme a la hostal, llegue instale mis maletas y encendí mi computador para intentar comunicarme con mi familia
-Hola mi británica-chillo con emoción mi madre, que detrás de ella estaba mi hermano, mi padre y dogi (mi perro)
-Hola, mamá... ha sido un viaje bastante largo, estoy muy cansada– sonreí con disimulo
-Paso algo??? – maldito sexto sentido de las madres, siempre descubren si ha pasado algo malo.
- No, es solo cansancio, estoy demasiado exhausta- dije con una sonrisa más “real”
Luego de charlar un rato con ellos, caí rendida en mi habitación. Desperté, por la gran luz que provenía de la ventana, era molesto. De nuevo no había soñado, ya era común esto de no soñar, pero eso daba igual en momentos como este, por fin había llegado el día en que tenía que conocer la universidad.
Perdida en una inmensa universo, fui instintivamente a un panel en donde decía “Doctorado de sociología 5to piso sala 502”, al lado de este había un cartel gigante que decía “ASCENSOR AVERIADO, DEBEN SUBIR POR LAS ESCALERAS”. Debo admitir que mi condición física era la mejor, pero el cansancio y la diferencia de hora me hacían sentir que era una anciana de 90 años.
Por fin había llegado a la maldita sala, escaleras antigua que era más grande que mis pies lo que las hacia más larga, vi que la sala era enorme y lo que temía había ocurrido... Había empezado la clase, entre por las puerta de atrás. Había una chica hermosa con ojos grandes pelo ondulado y castaño claro, había un puesta al lado de ella, me senté de inmediato y empecé a sacar mis cosas.
-No estaba ocupado, verdad?, digo el puesto—dije susurrando, ella sonrió y me miro, era realmente hermosa, con facciones delicadas y con unas pestañas largas.me hizo poner nerviosa instantáneamente, que pasaba aquí, que no había nadie “feo”, sólo yo creo.