Special Melody: букетик цветов

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Ramo de Flores

Narrador omnisciente

Esta historia nos refiere a un profesor de universidad, que estuvo recientemente en un país de (Tu continente).
En la Sociedad de Amigos de la Unión Soviética, donde asistía a una recepción, le presentaron a una joven que hablaba perfectamente inglés.
Gilbert es el nombre de ese profesor. Asistió a esa recepción por invitación de un viejo amigo que conoció en sus años de estudio.

- ¡Lo ha aprendido en nuestros cursos! -dijo el presidente de la entidad-. La señorita ____ ha sido la mejor alumna. Afortunadamente, está libre estos días y podrá acompañarle en calidad de guía.

Tal ofrecimiento le vino de maravilla al profesor, puesto que carecía de intérprete. Ahora con ella podría conocer la ciudad y a sus habitantes como quería.

El profesor y la muchacha pronto se hicieron amigos.

La muchacha le informó que era vendedora y vivía con sus padres; su padre trabajaba en una fábrica; la joven era/tenía (Hija única)/(Número de hermanos/as).

Después del primer paseo comentó:

- Usted, igual que todos sus compatriotas, tienen la costumbre de preguntar apenas se les muestra algún chalet o la casa de un rico: «¿Y qué hay aquí ahora?» Y yo les suelo responder: «Pues lo mismo que antes. Aquí vive Don Fulano y Doña Zutana.» Y entonces todos ustedes se ríen.

El profesor le explicó que la pregunta «¿Y qué hay aquí ahora?» surge como una especie de reflejo. En los últimos cuarenta años los ciudadanos soviéticos se han habituado a considerar todos los palacios y chalets como patrimonio del pueblo.

- Sin embargo -prosiguió el profesor-, cuando vienen a la Unión Soviética turistas de tu país, alguno de ellos hacen preguntas "chocantes" como: «¿Cuánto vale esto?» Y esa pregunta la hacen para todas las cosas: lo mismo si se trata de una estrella de cine, que de un equipo de fútbol o del museo del Ermitage. Así que, como usted puede observar, todo el mundo tiene sus "rarezas".

Antes de marcharse, el profesor decidió hacer un regalo a la señorita _____: se había traído consigo unas pequeñas cosas. Telefoneo a casa de la joven y quedaron en verse.
Gilbert llegó unos minutos antes de la hora acordada al bulevar donde se habían citado.
Allí vendían muchas flores. Los que más compraban eran hombres. Por lo visto el bulevar -una grata isla entre los torrentes de automóviles- era un lugar adecuado para las citas.

No en vano tenían fama las flores de la ciudad donde estaban. Sorprende sus vivos colores y su tamaño. En un puesto se apretujaban ramas de cereza, naranja oscuro, escarlata, púrpura, rubí y rojo. Mezcladas, parecían una viva hoguera. Era tan absoluta esa sensación de fuego, que cuando la vieja florista comenzó a rociar las rosas con un enorme pulverizador -que hacía las veces de regadera-, Gilbert se asustó: ¿y si el agua extingue las llamas desencadenadas y apaga este fuego de flores?

No se pudo contener. Compró un enorme y llameante ramo de flores y se encaminó hacia la avenida donde se alzaba el monumento, famoso en el mundo entero, de un antiguo poeta.
Al lado del monumento vio a la joven, que estaba... Tras el puesto de flores vendiendo pequeños ramos a los escolares. El cabello de la joven brillaba al sol, sus ojos contrastaban hermosamente con las nomeolvides, y el tenue color escarlata de sus mejillas podía rivalizar con el de la rosa más bella.

"¡Mira, comprar flores para una... Florista!" pensó mientras se reprochaba el profesor. "¡Vaya sorpresa para quien se pasa la mitad de su vida entre flores! ¿Cómo no se me ocurrió preguntarle antes lo que vendía? ¡Qué bien la he hecho!"

Ya era tarde para retroceder, pues la joven ya lo había visto.
Cuando los escolares se apartaron, Gilbert se acercó y le entrego cohibido el ramo a la muchacha.

- ¿Es para mí? -se asombró-. ¡Qué bello! ¡El color de su bandera!

- Perdone, yo no sabía que usted era... -comenzó a disculparse el profesor, pero el rostro de _____ cobró inesperadamente un aire pensativo y triste.

- Nadie me había regalado flores antes -dijo suspirando-. Es el primer ramo en mi vida. Yo las vendo desde pequeña, desde los diez años. ¿A quién se le ocurriría regalarme flores? Usted me ha proporcionado una inmensa felicidad... Sólo ahora acabo de comprender lo agradable que es cuando le regalan unas flores..

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*fangirlea hasta no poder más*

¡No les pareció hermoso! *se tapa la cara aun fangirleando* ok, ya. Me calmo.

Este especial fue inspirado en la obra de Boris Privalov, "RAMO DE FLORES".

*sigue fangirleando*

¡¿Por qué los rusos son tan Asdfghjklñ?!

Aquí les dejo un poco de su biografía, la poca que pude encontrar ;-; (Por si les interesa :v)

BORIS PRIVALOV nació en 1924, en Moscú. A los veinte años

acabó sus estudios en el Instituto Gorki de Literatura.

En los dieciséis años de actividad literaria ha publicado más

de diez libros de narraciones y cuentos. Entre ellos: "Vida corriente",

"Leyenda de Salber Falk", "Cuentos de ingenio" y "Tres veces muerto".

Ahora que se me calmo un poco la emoción, espero que les haya gustado. La razón por la que tarde tanto fue porque me la pase leyendo sus obras :'v lo siento por eso.

Bueno, eso es todo así que pasando a lo de siempre: Voten y/o comenten si les gusto, se aceptan consejos y críticas constructivas.

Emily_Nightmare se despide de sus bellas lectoras ヽ(=^・ω・^=)丿

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¡VIVA LA MADRE RUSIA!

Es mejor dejar el pasado y pensar en el futuro [Pandora Hearts]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora