Día 287

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   Llaman a la puerta. Me despierto sobresaltado, aún no me acostumbro a que estoy seguro aquí.

   —¡Mark! Soy yo, Daniel. Hoy vas a trabajar conmigo.

   Ya no me acordaba. Aquí se usan Tickets como moneda de intercambio. Me levanto de la cama y saco la mochila azul de debajo de ésta.

   —Buenos días Daniel —digo abriendo la puerta.

   —¿Con ganas de buscar suministros? —dice con una sonrisa en la cara.

   —Mas bien de comer.

   —Pues aquí no servimos desayuno, así que tienes que esperar a la comida —dice mirando al reloj de pared.

   Salimos fuera. El calor de la primavera me da en la cara. El pelo rubio de Daniel reluce con el Sol. Lleva una camiseta verde oscuro y unos pantalones de chandal cortos. Yo, sin embargo, tengo aún la ropa del invierno. La camiseta de mangas largas azul y los vaqueros largos me están asando. Lo sigo de camino a la puerta principal.

   —Hoy vamos a un edificio que dejaron a medio construir. Puede que quede algo de la obra, cemento quizás. No es algo que la gente se suela llevar para sobrevivir.

   —Cierto. Llegando pasé por delante.

   Al lado de la puerta hay una antigua tienda de animales. Ahora se ha convertido en un hangar lleno de armas y coches. La verdad, prefería los animales. Daniel me conduce dentro. Al fondo de la habitación hay un hombre vestido de negro, con una capucha puesta y pantalones largos. Es ese tal Black. Él sí que tiene que tener calor.

   —¡Hola Black! —saluda cordialmente.

   —¡Hola Daniel! Que armas vas a... —se detiene al verme. Me mira con desprecio y se vuelve a dar la vuelta. Está limpiando un fusil, no se exactamente cuál, no entiendo mucho de esas cosas.

   —Bueno, ya veo que no os lleváis muy bien. Voy a coger lo de siempre, ¿de acuerdo?

No responde.

   —Me lo tomaré como un "Sí". Luego te las traigo —dice cogiendo dos pistolas de la pared. Una es totalmente blanca y la otra negra como el carbón.

   Salimos del hangar improvisado y vamos a la puerta. Henry está sentado en una silla de plástico al lado de ésta, hablando con una mujer. Lo saludo con la mano. Daniel abre la puertecita de la que salió Henry la primera vez que lo vi.

   El edificio en construcción se alza en la colina de enfrente. Nos ponemos en marcha.

   —Oye Mark, después de esto, ¿qué trabajo vas a elegir? Te recuerdo que hoy vienes conmigo porque es tu primer día.

   —¿Qué opciones tengo?

   —Puedes trabajar de cara al público, como por ejemplo camarero o en una tienda, o también puedes limpiar habitaciones.

   —No hay algo más... ¿para mí? Soy un desastre haciendo todo eso.

   —Hay otra opción, aunque no te va a gustar.

   —¿Cuál?

   —Trabajar con Black.

   —Bueno, tampoco tiene que ser tan malo, ¿no?

   Llegamos al edificio. No hay Zombies a la vista. Varios sacos de cemento están repartidos por el suelo.

   —¿Tienes idea de por qué me odia tanto?

   —No, lo siento. Ese chico es muy raro. Nunca nos ha hablado de su pasado.

   La palabra "pasado" retumba en mi cabeza. Recuerdos horribles intentan penetrar en mi mente, pero no lo permito. Cojo un saco y me lo echo a la espalda. Daniel hace lo mismo.

V.I.R.U.Z.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora