6 - Gas

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   —¿Pero qué coño? —dice Dan asustado.

   —¡No os preocupéis! No hago daño a mis amigos. Y vosotros sois mis amigos, ¿no?

   —¡Claro! —respondo con un tono amable sin darle tiempo a hablar a Dan. Tengo la impresión de que si habla, la va a cagar.

   —Sara, que estás...

   —Cállate, confía en mí. Y se amable con él —le digo susurrando.

   —Bueno, chicos, ¿os hago una visita guiada?

   —¡Claro! Nos encantaría, ¿a que sí, Dan?

   —Si —dice entre dientes.

   El chico apunta a Dan con la pistola en la frente y retuerce la cara de ira. Sus facciones de zombie se remarcan.

   —LOS AMIGOS NO HABLAN ASÍ A SUS AMIGOS. TÚ NO ERES MI AMIGO. VAS A MORIR.

   —¡No! ¡Tranquilo, soy tu amigo, sólo tenía la garganta un poco mal! —grita Dan desesperado, casi suplicando.

   La criatura baja el arma, se le humaniza la cara y empieza a hiperventilar.

   —Lo siento, yo creía que no era tu amigo. Lo siento mucho —empieza a llorar.

   —Tranquilo, no pasa nada. Venga, haznos esa visita guiada que decías.

   El chico deja de llorar en el acto y se levanta de un salto. Se dirige a la puerta corriendo, aunque cojea bastante. Parece un zombie, pero con vida. Que extraño.

   Abre las puertas y se guarda la pistola en la presilla del pantalón. Dan no le quita ojo al arma. Le doy un codazo y me mira con cara de "¿Eres tonta?". Muevo la cabeza de lado a lado, indicándole que deje de pensar en volarle la cabeza de un tiro en el primer instante que tenga la oportunidad.

   —Bueno, ¿cuál es tu nombre?

   —Zam.

   —¿Zam? Diminutivo de...

   —De nada. Me lo puse yo.

   —Oh, bonito nombre, Zam.

   —¡Gracias!

   Llegamos a la entrada del cine. Dan mira la puerta con recelo, yo le doy otro codazo. Vuelve a mirarme igual y vuelvo a decirle que no.

   —Bueno, ésta es la entrada, ahí están las taquillas, allí los baños y eso es una máquina de palomitas, la cual aún funciona.

   Le doy otro codazo más a Dan, ésta vez es un "te lo dije".

   —Oye Zam, cuéntanos más sobre tu película —le pido, con bastante curiosidad.

   —¡Vale! —dice emocionado mientras toma asiento. Nosotros hacemos lo mismo— Veréis, el que sale en la película soy yo, no se si os habreis dado cuenta. No tiene una trama muy elaborada, es solo un vídeo casero grabado también por mí, pero lo que tiene de especial es que está basada en hechos reales. Es más, ésos eran los hechos reales.

   —¿Y por qué evacuaban la ciudad?

   —Gas.

   —¿Gas?

   —¡Si! Un gas que decían "limpiaría la ciudad". Pero unas horas más tarde, dieron la orden de evacuación inmediata. Pero...

   —Tu no pudiste evacuar.

   —ME ABANDONARON. MI FAMILIA ME ABANDONÓ. ELLOS NO ERAN AMIGOS, ERAN FAMILIA, Y ME ABANDONARON —vuelve a llenarse de ira. Su cara se vuelve horrenda y su voz gutural.

   —Tranquilo, nosotros somos tus amigos, no vamos a abandonarte —le intento tranquilizar. He de reconocer que tengo miedo, pero no se me ocurre nada mejor. Deja gritar, se calma y empieza a llorar suplicando perdón.

   —Lo siento. Desde aquel día, tengo ataques de ira. No puedo controlarlos. Espero que me perdonéis.

   —Te perdonamos. Por cierto, estamos buscando a mi padre. No sé si te suena de algo esta cara —le digo sacando una pequeña foto de carnet del bolsillo. Siempre la llevo encima.

   Zam coge la foto y la examina con detenimiento. Al cabo de unos instantes, se sorprende y da brincos de alegría.

   —¡Sí! ¡Lo conozco! Vino aquí hace... Bueno, la verdad es que no se cuanto hace, ¡pero sé que vino! Estoy seguro.

   No puedo creerlo. Mi padre. Al fin tengo algo a lo que agarrarme. Dan me mira entusiasmado, yo con lágrimas en los ojos. Le abrazo tan fuerte que duele.

   —Gracias Zam, eres un gran amigo —le dice Dan.

   —Tu también lo eres, Dan. ¡Quizás deberíamos hacer una peli juntos! "Zan y Dan". "Dan y Zan". No se cual es mejor —empieza a divagar sobre el tema.

   —Bueno Zam, tenemos que seguir buscando a mi padre. Muchas gracias por la visita.

   —Pero si solo os he enseñado la entrada...

   —Lo siento, pero debemos marcharnos. Tienes algo que nos pertenece —le dice Dan, mirando la pistola de su pantalón.

   —Claro, tomad —Zam le da la pistola a Dan y se la guarda en el mismo sitio donde la tenía el chico.

   Salimos a la calle. Está atardeciendo. Debemos darnos prisa en llegar al siguiente destino: la plaza central.

   —¡Chicos! ¡Chicos! Se me olvidó deciros algo —nos llama preocupado.

   —Claro, qué quieres.

   —El gas. El gas nunca se fue. Sigue aquí, aunque en menor proporción. Ya lo habéis respirado.

   —Bueno, tu también lo has hecho durante seis años y sigues vivo.

   —Ese gas... Ese gas fue el que comenzó todo. Todos los que evacuaron, murieron. Volver a respirar aire puro convirtió a los que huyeron en muertos vivientes. Lo llamaban V.I.R.U.Z.

   —Quieres decir que... —dice Dan asustado.

   —Si. Estáis atrapados en esta ciudad para siempre.

V.I.R.U.Z.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora