[6] Día 9. NY's night. (2)

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No me gustan las tartas. Definitivamente no me gustan. Las odio. I h8 cakes va a ser mi nuevo single.

Le di el micrófono a Camila cuando salí del escenario y me fuí a coger un taxi sin ni siquiera preguntarle a los chicos si querían venir conmigo porque estaba cansada. Había llegado ese momento de la noche en el que el subidón se había bajado y ya solo estaba dramática.

Cuando llegué al hotel me acerqué al restaurante porque el hambre que tenía no era ni medio normal. Claro, adivinad qué había de postre. Tartas, sí, wow, qué casualidad, qué divertido todo, jaja vamos a ponerle tartas que sabemos que le gustan, pues señores cocineros del hotel de su puta madre en Nueva York. No tiene ni puñetera gracia.

Comí lo primero que pillé en el buffet y, obviamente, sin postre, me subí a la habitación para coger una chaqueta y buscar algún sitio donde pensar.

Recorrí casi todo el hotel, creo que los camareros me llamaban la loca de las habitaciones vacías, pero encontré mi santuario. Había un único acceso a la terraza del hotel y esta tenía unas vistas maravillosas, aunque no me quedé solamente por eso, lo que importaba es que no había nadie.

Me senté en una de las hamacas y me quedé observando unos instantes lo grande que era la ciudad y lo pequeño que parecía todo desde arriba. También pensé en lanzar una bengala para asustar a los turistas, pero eso eran cosas más personales.

Me tumbé en la hamaca y miré al cielo... Os juro que no estaba llorando, solo que tenía alergia al... aire neoyorquino. Sí, eso. Además, había bebido y querido lector, no tienes los huevos suficientes como para poner en entredicho mis palabras porque es mi historia y la cuento como quiero.

Perdí la noción del tiempo entre las estrellas y los cigarros que me estaba fumando. Por desgracia, mi tranquilidad desapareció cuando escuché la puerta de la terraza abrirse y rápidamente me sequé los ojos, vete tu a saber si ese extraño se pensaba que yo, Lauren Jauregui, estaba llorando cuando es obvio que no lo estaba haciendo.

— Laur... ¿Esa mancha negra en la hamaca eres tú?

Y ahí estaba, Camila Cabello, la reina de las tartas. ¿Por qué esta chica siempre aparece en mis momentos más sensibles? Por culpa de la alergia... Al aire.

— Soy Chris, no te jode.

— Chris es más feo. Y a veces se pone esas zapatillas rosa fosforito, y tú nunca llevarías rosa fosforito. —Camila se acercó y se tumbó en la hamaca de mi derecha.

— ¿Quieres uno? — Pregunté acercándole la cajetilla, estaba totalmente segura de que no cogería un cigarro.

Camila estiró su brazo para coger el cigarro.

— Normalmente te diría que no, pero estoy especialmente cansada y necesito relajarme. Recuerda que estoy en contra del tabaco cuando me veas fumar.

¿La princesa fumando? Esto es una broma, sí. ¿Dónde coño están las cámaras ocultas?

Guardé el paquete de tabaco en el bolsillo de mi pantalón y le ofrecí el mechero.

— Sí, totalmente en contra, ya... Entonces, ¿qué te pasa?

Camila encendió su cigarro y dio una calada. Se notó que no era su primera vez porque si no estaría tosiendo.

— He tenido un día duro e inesperado y si quiero mantenerme cuerda prefiero recurrir a esto que no tirarme de los pelos y quedarme alopécica.

— Podría relajarte Mike en la cama, ¿no? Más eficaz, sano y gratis.

— No gracias, no acepto pezqueñines en la cama.

Instant Crush [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora