Mei Chang-Elric

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—Hasta donde yo conozco, al despertar decimos: "Buenos días", Mei Chang. — Dijo el joven con un tono un poco brusco, aun sosteniendo una sonrisa y profiriendo besos en los dedos de la chica.

— Buenos días. — Dijo ella, devolviéndole una sonrisa adormilada.

— ¿Cómo fue tu noche?

— Bien. —Respondió, y agregando, sorpresivamente tímida: — Demasiado bien, diría. Soñé contigo. —

A Alphonse se le inundó el rostro de ternura.

— ¿Por qué de pronto te vuelves cohibida, cuando hace tan sólo unos años gritabas a los cuatro vientos que yo era tu príncipe azul? — Rió él.

— Porque ahora es diferente. — Reprochó ella.

— ¿Por qué? ¿Por qué estamos casados?

Se veía disgustada por explicar aquello.

— Ah, pues... porque no pensé que de verdad sucedería, a pesar de que lo deseaba con todo mi ser. Y ahora no sé como manejarlo.

Para Alphonse eso era suficiente.

Rompió en risas.

— ¿Qué? ¿De qué te ríes? — Mei se sentó en la cama, separándose de Al toscamente, como si estuviera desnuda y tratara de protegerse.

— ¡No! — Dijo el chico tomando nuevamente la mano de Mei y sentándose a su lado. — No es nada. —
Seguía riéndose.

— Dímelo, Alphonse Elric, y perdonaré tu vida. —

Esto sólo sirvió para que Al ampliara su sonrisa.

— Da gracia el hecho de haberlo imaginado tanto y ahora no sepas cómo manejarlo. Dios mio, Mei. Sabes como manejar una herida mortal, ¿pero no sabes cómo ser abierta con tu esposo?

— "Mi esposo". — Repitió ella en voz baja, reflexionando sobre la frase.

Alphonse cambió la forma de su sonrisa juguetona a una de amabilidad y volvió a verla con ternura y duda.

— "Tu esposo". — Repitió él. — ¿Debería llamarte Mei Elric para que te acostumbres a la idea?

Mei no sabía cómo era que seguía viva.

— No, por favor. A menos de que me quieras ver desmayada.

— Ya te veo un poco mareada.

— Deberíamos agradecerle a Dios.

Alphonse rió nuevamente. — Mei Chang-Elric, eres tan divertida.

— Encuentro placer en divertirte. — Dijo ella sarcásticamente, sacando el labio inferior como una niña pequeña.

— Mei Chang-Elric, eres tan tierna.... — Él bajaba la voz conforme se acercaba.

Mei, pasmada como estaba, no podía responder nada.

— Mei Chang-Elric. — Alphonse se encontraba ya pegado a su frente, cerrando los ojos.
— Eres el amor de mi vida.

Mei no respiraba, en lo absoluto.

Que dichosos de los hombres inteligentes, que intuitivos son cuando les conviene. Justo cuando iba Mei a tirarsele encima, Al se separó de ella, dándole palmaditas en la pierna al tiempo que se levantaba de la cama.
— Vamos a desayunar. — Dijo el maldito, llamado así por Mei. "¿Por qué él no se veía tan desubicado como ella?" Pensaba.

No sabia que Al se separó lo más rápido que pudo, porque de no haberlo hecho, hubiera sido él quien se le tirara encima.

Mei Chang-Elric.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora