Alphonse se levantó de la cama más contento que de costumbre.
El día era maravilloso y la ocasión no daba para menos.
—¡Hermano!— Gritó desde la cocina—. ¡Ya esta el desayuno!
Edward bajó con pereza hasta el lugar de donde provenía el olor. Vio a Al con una sonrisa más grande de la debida para esas horas tan tempranas, y no pudo evitar preguntar.
—¿Por qué estas tan feliz Al? ¿Hoy se celebra algo o...— La simple idea le devolvió toda la energía que había perdido al levantarse—. ...o hoy no hay clases? Dime que no, Al. Y qué me levantaste para jugarme una broma de muy mal gusto. Dimelo Al. —Suplicó.—No hermano, hoy si hay clases. Deja de ser tan flojo.
El cuerpo de Ed volvió a desinflarse tal cual alma que lo deja.
—Pero...—Prosiguió Al—. Hoy es el cumpleaños de una amiga mía, y le voy a dar el mejor regalo del día, estoy seguro.
Ed se acercó confidente a su hermano menor.
—Y esa chica... ¿Es algo tuyo? ¿Una novia de la que no me hablaste o una pretendienta? ¿Eh, Al? ¿Has estado rompiendo corazones sin avisarme?—¡Hermano! Por supuesto que no. Es sólo una a-amiga a la que q-quiero mucho y... ¡Ya deja de hacer preguntas irrelevantes!
El menor de los Elric fue corriendo a esconderse detrás de la estufa, tratando torpemente de bajar su sonrojo.
—Al, si estas cerca de algo caliente, lo rojo de tus mejillas no se va a ir nunca. —Ed se burlaba de él desde el comedor—. ¿Sabes qué, hermano? Ya se me hace tarde, me voy a adelantar. Te veo allá.Corriendo como un rayo, Al se dirigió a la puerta.
—¡Al! —Grito Ed antes de que el otro saliera—. ¡Qué no se te olvide el regalo de tu novia!
El susodicho se paró en seco y lentamente (y de espaldas) volvió hasta el comedor, donde reposaba tranquilamente el regalo de Mei.
—No es mi novia. — Le respondió en voz baja.
—Lo que tú digas, hermanito.~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Si no hubiese sido suficiente con las bromitas de su hermano, ahora Al tenía otro problema.
Hasta ese momento no había notado que el regalo era muy grande, y por tanto, bastante obvio. No sabía que iba a hacer con él, pues era una sorpresa que no le iba a adelantar a Mei.
En una idea improvisada, le pidió a un compañero que guardara y llevara sus útiles por él hasta el salón de clases. Metió el regalo en la mochila y con un poco de suerte, Mei no se daría cuenta de que lo que traía en la espalda no eran exactamente sus menesteres.Gracias al universo, tanto Mei como su amiga Xiao Mei llegaron diez minutos después de Al. En ese momento, el joven le agradeció a su hermano el ser tan odioso como para sacarlo temprano de su hogar.
Mei tomó el lugar al lado del no tan nuevo niño silenciosamente, como ya era costumbre, saludó.
—Buenos días, Al.
—Buenos días, Mei.
—Disculpa, ¿Por qué están todos tus cuadernos en la banca?
Al había maldecido a su suerte.
—No es nada, es que estoy cansado de... de... ¡Ah! de agacharme para sacar mis cosas. —La mentira no era la especialidad del joven.
—Ya veo...—Mei sabia perfectamente que en efecto la mentira no era para su compañero, más no le dio importancia; y así, secretamente, no se daría ilusiones de que él le fuera a regalar algo en ese día tan especial. Pero, a pesar de ello, no pudo evitar pensar que Al no le había deseado un feliz cumpleaños, y tampoco pudo evitar sentirse un poco triste por eso.—Buenos días alumnos. —Saludó entusiasmado el profesor de literatura—. Feliz cumpleaños Mei. —Quien, por cierto, era muy amigo de la chica.
Mei le agradeció, mas otra cosa que no pudo evitar fue voltear a ver a Al, esperanzada de que se diera cuenta del día que era. Y vio como este estaba más concentrado en su mochila que en su clase, así que lo dejó en su mundo.Las clases pasaron. Al igual que el primer día, los compañeros se apoyaban discretamente en sus tareas, con un poco más de dificultad debido al desastre de mesa que Al había hecho. Mei no quería ser grosera, pero claramente le iba a decir que su idea de no cansarse no era la mejor que había tenido en el mes.
Para cuando el receso llegó, Mei ya había meditado en su cabeza las mil formas para deshacerse del tiradero de Al, y sin embargo, este no le dejó ni hablar.
—Mei, ya sé que te debes estar preguntando si olvide tu cumpleaños...
—En realidad n...
—Pero, el caso es que no quería arruinarte la sorpresa...
—¿Cuál sorpres...
—Por eso toma, Mei. Es para ti, feliz cumpleaños.
Mei estaba, utilizando una falacia, bastante sorprendida respecto a Al. Y el niño ni siquiera le había dado la oportunidad de demostrar la felicidad que sentía. Lo único que podía hacer era tomar rápidamente el gran regalo que Al le ofrecía y abrirlo. Lo cual hizo.
El regalo era un rectángulo muy grande, se sentía pesado y estaba envuelto de un papel color rojo con un estilo chino hermosisimo. Y al abrirlo, Mei se encontró con un libro de historia de la alquimia/química, que prometía dar datos completos y verídicos sobre esta.
La chica se lanzó a su compañero para abrazarlo fuerte.
—Gracias Al. Es el mejor regalo que me han dado. ¡Muchas muchas muchas gracias!
—Sabía que te gustaría Mei. Me alegro que te haya hecho feliz.
Ambos se encontraban abrazados dando un poco de espectáculo a su alrededor. Pero, a pesar de tener las miradas picaras de sus compañeros, la única que notaron fue la furibunda de Xiao Mei.
Se separaron un poco incómodos.
—¿Ahora qué es, Xiao Mei?—Preguntó con un tono molesto su amiga.
—¿Su regalo es mejor que el mio?
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Mei Chang-Elric.
Любовные романыMei logró ganar el corazón de Alphonse, sin saber exactamente cómo. Ahora podía despertar junto a él todas las mañanas, como su novia y su esposa. ¿Sería capaz? [Y más] Libro de one shots de AlMei (o AlMay). Espero que este sea un bálsamo para los q...