Epílogo

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Me desperté con Colton a mi lado, que dormía tranquilamente. La luz del exterior entraba parcialmente por las persianas. Suspiré. No podía ser más feliz. Era fin de semana, tenía a mi marido al lado y...

Keith empezó a renegar desde su habitación.

Colton se removió y abrió los ojos. Nuestro hijo lo había despertado, como todos los fines de semana.

—Nos ha salido madrugador —dijo él empezando a sonreír.

—Desde luego. Es hora de levantarse. Voy a ver qué quiere.

Me levanté de la cama y me puse las zapatillas. Fui hasta su cuarto decorado en colores suaves y lo vi de pie en su cuna intentando salir de ella. No sería la primera vez. Keith hacía todo tipo de travesuras y apenas nos dejaba descansar. Tenía el pelo oscuro y unos preciosos ojos marrones. Cada vez estaba más convencida de que se parecía muchísimo a su padre.

—Ya está mami aquí. ¿Qué pasa? —le dije sonriente mientras lo llevaba en brazos.

Fui hasta la cocina para prepararle el biberón pero ya lo estaba haciendo Colton. Nuestro hijo había nacido en Navidad hacía ya dos años, uno después de nuestra boda, y Colton se desvivía por él. Jugaba con él, colaboraba más en las tareas de casa y se sentía todo un padre orgulloso a pesar de que su hijo hubiese sacado su carácter y a veces hiciera trastadas. Un día lo pillamos pintando la pared de nuestra habitación o queriendo salir a la terraza para lanzar el mando de la tele. Cualquier cosa le servía. Teníamos que tener todos los ojos encima de él y reñirle cuando fuera necesario.

Lo senté en su trona y le puse el babero. Peleó un poco porque no le gustaba estar atrapado, pero ya estaba acostumbrada. Todas las mañanas igual.

—Creo que ya está. ¿Así está bien?

Probé la leche del biberón que me ofrecía Colton y asentí. Después se lo di a Keith, que empezó a beber con avidez.

—Míralo, ni que no le diésemos de comer —comentó Colton abrazándome.

Yo me eché a reír.

—Es todo un glotón.

Se quedó embelesado mirándome y yo no podía estar más feliz. Tenía a mi familia. Un marido que lo había conseguido todo. Había conseguido madurar, cambiar y demostrarnos a todos que cualquiera merece una segunda oportunidad, que quien quiere puede obtener lo que se proponga y siempre ser alguien mejor. Y tenía un hijo precioso que siempre nos hacía sonreír, reír y querernos entre todos mucho más.

Pero no sería el único...

—Colton, cariño, tengo que decirte algo.

—¿Que me adoras?

Le dí un golpe juguetón en el hombro.

—Serás tonto... No. Bueno, aparte de eso —bromeé toqueteando un mechón de su cabello—. Estoy embarazada.

Abrió mucho los ojos y sonrió. Me estrechó entre sus brazos, me alzó y empezó a dar vueltas. No pude evitar reír de felicidad, por la diversión... 

—¡No puede ser! Vamos a tener otro hijo.

—Puede que sea niña —le recordé cuando dejó de girar y me puso de nuevo en el suelo.

—Me da igual lo que sea. Quiero que nazca bien y que no sea tan revoltoso como Keith, por favor.

—Seguro que si no lo es Keith lo llevará frito. O eso o lo corromperá.

—Ojalá que no —rió él.

Lo abracé otra vez con fuerza y al separarme miré sus labios entreabiertos. Era hermoso, lo quería tanto... Se acercó a mí un poco más hasta que nuestras bocas se unieron y nos besamos con ternura, con todo el amor que teníamos para darnos el uno al otro. Hasta que Keith decidió que ya había bebido suficiente y lanzó el biberón contra la nevera. Yo pegué un salto y me empecé a reír al ver el pequeño ceño fruncido de mi hijo y la cara de fingido enfado de mi marido.

—Niño malo. Ven con papá. Keith, ¿sabes que vas a tener un hermanito?

Manito —dijo él moviendo los brazos.

Los dos reímos y Colton lo levantó para hacerle volar. La vida podía dar muchas vueltas pero lo importante era mantenerse unidos, luchar juntos, sufrir y también disfrutar juntos. Yo había sido para Colton un pilar en muchas ocasiones pero él también lo había sido para mí y la mitad de las veces ni siquiera era consciente. Los quería a los dos tanto como querría al que venía en camino.

***

Este sí que es el final de los finales. Sé que he tardado mucho en hacerlo pero es que pensé que la historia ya estaba bien como estaba. Pero bueno, al final me he animado a hacer el epílogo que tanto pedíais. No sé si cumplirá las expectativas o no, pero el caso es que Alguien Imperfecto ya tiene un desenlace más definitivo. Es muy "y fueron felices y comieron perdices", pero al fin y al cabo es lo que gusta y es lo que merecían estos protagonistas, sin duda. Espero os guste tanto como a mí me ha gustado escribir su historia y vivir una larga temporada con ellos. Muchas gracias a todos los que votáis y comentáis, me felicitáis y me dais ánimos. Gracias de verdad. ¡Un abrazo!


Alguien ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora