CAPÍTULO 26

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Mi respiración se agitó. El aire recorriendo el mismo camino de siempre dentro de mí, hasta llegar a mis pulmones y salir de nuevo, creando nubes de vapor en el aire que se evaporaban con una rapidez sorprendente.

Lo miré a los ojos y me sentí extraña, un cúmulo de sentimientos y sensaciones tan intensas y contrarias que pensé que explotaría, pensé que era demasiado como para soportarlo. Busqué a Mary, que se había sentado en el suelo con la botella entre sus piernas y nos miraba atenta, como si de un mero espectador se tratara. Y aquello es lo que era.

—Solo quiero una respuesta—logré decir mientras cerraba los ojos lentamente, abatida, tomándome mi tiempo—. Necesito saber qué es lo que sientes, lo que piensas, y no sentirme una estúpida en todo esto.

Mis palabras sonaron calmadas, suaves y lentas a causa del alcohol, pero era muy consciente de lo que estaba diciendo.

—No me necesitas, ya tienes a James. Y no quieres nada más, eso dijiste. Creo que soy libre de ir con quien quiera y hacer lo que quiera—contestó él con un tono de voz bastante serio.

Solté el aire que había estado conteniendo y abrí los ojos de golpe para encontrarme con su mirada clavada en la mía, como si hubiera estado mirando mis ojos a través de mis párpados, intensamente. Me di cuenta de que estábamos bastante cerca, que todo aquello me hacía perder el control. Las palabras que se formaban en mi cerebro cobraron vida al escapar de mis labios húmedo y adormecidos, como mariposas volando libres, sin conciencia.

—¿Si te dijera que te quedaras lo harías? Que te quedes conmigo, solo conmigo—susurré sin apartar la mirada de él.

Alzó ligeramente las cejas y vaciló. Saboreé la decepción dentro de mí, a pesar de que ya sabía su respuesta, conocía su reacción. Reocordé internamente: "Colton no es un chico atado al compromiso; él va aparte".

—¿Que me quede contigo?—repitió.

Asentí con la cabeza, curiosa pero apunto de detenerlo, de pedirle que dejara de sopesarlo y decirle que sabía ya su negativa. No tenía ganas de llorar y sin embargo me sentía vacía, un vacío tan grande que dolía.

—¿Sabes que no puedo olvidar tus gemidos en mi oído y aquellas palabras que se te escaparon sin querer?—susurró acercando sus labios a mi oreja. Me puse nerviosa y comencé a pensar en aquello que supuestamente le había dicho. Me iba a explotar la cabeza, todo daba vueltas.

—No dije nada—contesté casi sin aliento, exhausta.

Él rió y se alejó de mí para poder mirarme a la cara. Ver mi gesto de abatimiento y confunsión pareció divertirle aún más. Aquel era el Colton que había conocido, el que se reía de mí y parecía burlarse todo el rato.

—"Te quiero, Colton"—citó textualmente al tiempo que se cruzaba de brazos y me dedicaba su mítica media sonrisa.

Me llevé la mano a la boca y emití un pequeño grito, estaba realmente aterrada y sorprendida. ¿De verdad dije eso? Me había quitado la coraza con aquello, era como tirar las armas y extender los brazos para que el enemigo, aún protegido y armado, pueda dispararte justo en el corazón. Había cavado mi propia tumba, había deshecho mi orgullo. ¿Cómo podía ser tan estúpida?

—Son cosas que se dicen sin pensar en circunstancias poco usuales—contesté a la defensiva.

Resoplé, indignada, y miré hacia otra parte. No podía ser.

—¿Sabes qué pensé yo entonces?—preguntó él poniéndose serio y descruzando sus musculosos brazos.

"Esos que te sostuvieron en la escalera, esos que te apretaron contra él aquel día", pensé inconscientemente, por lo que me odié al instante. Pero me puse nerviosa al escuchar sus palabras. Él había pensado algo cuando yo me declaré. Él iba a decirme qué era lo que había pensado. Y yo temblaba como una imbécil y me moría por dentro.

Hice un ruido con la garganta, incapaz de dejar salir ni una palabra, pretendiendo indicarle que podía hablar, que le escuchaba. Lo miré a los ojos y él volvió a acercarse a mi oído. Temblé todavía más, siendo todavía más imbécil. Y pensé que aquello me iba a matar.

—Pensé: estoy con una chica guapísima que nunca ha estado con nadie así y que acaba de declararse y... joder, yo también la quiero.

Cuando él acabó de hablar me di cuenta de que tenía los ojos cerrados y sentía un hormigueo fuerte y persistente por todo el cuerpo, sobre todo por el estómago. Era como si estuviera flotando, todo parecía irreal y lejano. Sin embargo, allí estaba Colton, frente a mí, con sus manos en mi cintura y sus labios acariciando sin presión la parte de atrás de mi oreja. Puse mis manos en sus bíceps y me dejé arrastrar lentamente. Ya estaba envuelta por el fuego. Ya estaba quemada irremediablemente, en contra de mi débil voluntad.

—Quiero que le digas a James que no te interesa en absoluto y que te quedas conmigo. Eso es lo que quiero y eso era lo que quise decirte el otro día en el coche—me susurró.

—¿Dejarás de  verte con esa chica si acepto y te elijo a ti?—pregunté.

Asintió y me apretó contra él, sus brazos fuertes alrededor de mi cintura, mi cara enterrada en su pecho y mis manos agarrándolo con fuerza de los brazos. Su olor penetró dentro de mí otra vez, hasta mis pulmones, y pensé que no quería que jamás se fuera aquel aroma. Quería seguir oliéndolo, siempre. Y al instante me recordé lo estúpida que era por pensar ese tipo de cosas tan ilusas. El amor, aunque hermoso y aparentemente eterno, es poco fiable y engañoso. Eso lo sabía.

—Quiero que ese gilipollas deje de pensar que tiene alguna posibilidad contigo. Porque al fin y al cabo fue a mí al que corriste con lágrimas en los ojos y fue de él de quien huías—continuó diciendo.

—Tuvimos sexo, Colton. Y lo tuvimos porque yo quería. Pero no quiero que eso te haga pensar que puedes predecir lo que hago o que voy a obedecerte—dije separándome de él. Quizás había malinterpretado sus palabras, pero que lo dijera de aquella manera me hacía sentir un títere en sus manos—. Si te elijo a ti es porque quiero.

—Bien—respondió secamente.

Y entonces me acerqué a él, envolví su cara con mis manos y lo besé suavemente en los labios. De nuevo aquel familiar cosquilleo recorriéndome de arriba abajo cuando él me besaba. Era algo que me encantaba, algo que parecía casi mágico.

Sus manos ejercieron más fuerza en mi cintura y gimió contra mi boca cuando aceleré el ritmo de nuestros besos. Tan solo habían pasado unos días desde que los había probado por última vez pero no me había dado cuenta de cuánto los había echado de menos. 

Mary comenzó a gritar en la lejanía. Me separé rápidamente de Colton al acordarme de que teníamos una fiel y borracha espectadora observando toda nuestra escena. Se puso en pie tambaleante, dio saltitos y corrió hasta nosotros. Parecía que estuviese loca.

—Bien, chicos. Yo sabía que este capullo de aquí podía ser dominado por alguien como tú, Evelyn—dijo con la voz aún más extraña, arrastrando las palabras totalmente.

—¡Eh! ¿Quién ha dicho que me han dominado?-bromeó él mirando a Mary y luego mirándome a mí con una sonrisa.

Fue en ese momento cuando me acordé de quién era él realmente. Visualicé las alas de su espalda y su significado, el peligro que conlleva estar con él. Me acordé de Thomas y de aquellos que nos retuvieron en la fiesta. Estar con Colton significaba no olvidarse de esa parte de su pasado que seguía latiendo de vez en cuando en la superficie, como una vieja herida que ha cicatrizado y aún te causa dolor de vez en cuando.

Alguien ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora