CAPÍTULO 16

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Estaba horrorizada y confusa, asustada. El chico que me cogía las muecas tras la espalda apretaba con fuerza y no pude evitar una mueca de dolor. ¿Qué estaba pasando?

El chico que estaba cogiendo a Colton tenía el rostro con una gran mueca de enfado. Le había preguntado que dónde estaba el dinero. ¿De qué dinero hablaba? ¿Acaso eran problemas con la droga? No podía creerlo. Y yo estaba en medio de todo aquello sin tener nada que ver. Me empezó a temblar el labio descontroladamente, sobre todo cuando vi brillar algo que sobresalía del pantalón de uno de los integrantes del grupo. Supe lo que era de inmediato y entré en pánico. Internamente me obligué a coger aire y no llorar; no debía llorar delante de ellos.

—¿Y tú?—me susurró el que sujetaba mis muñecas—. Seguro que tú sabes dónde está.—Miró a Colton y alzó la voz—. ¡Eh! Colton, seguro que tu zorrita sabe algo del dinero. Si no puedes pagar tú, pagará ella. ¿No es buena idea?—Se giró hacia mí.

Sentí asco, quería que me soltara. Me repugnaba que ese estuviera tocándome. Miré a Colton con un gesto de malestar e impaciencia, horrorizada.

—¡Suéltala! ¡Ella no tiene nada que ver!—gritó él, con un gesto en el rostro que jamás le había visto.

Se removió y trató de zafarse. Pensé que debería luchar, asestarle un golpe a aquel que lo retenía. pero luego volví la mirada a la navaja que brillaba más conforme el dueño la sacaba de su bolsillo. Temí que Colton resultara herido. Aquello era grave, muy grave.

El que lo estaba sujetando volvió a golpearlo contra la pared y Colton lo empujó con fuerza y pudo pegarle un puñetazo en la mandíbula. Yo reprimí un grito, pero no pude evitar pegar un respingo.

—¡Te pagaré!—gritó—¿Vale? Dame tan solo una semana.

Mi respiración se había acelerado y el corazón latía mucho más deprisa que nunca. Noté movimiento y miré: Thomas se dirigía hacia nosotros.

—Aquí tienes la mitad—dijo poniendo una mueca de asco y le lanzó un sobre con lo que supuse que sería dinero.

El que había sido golpeado por Colton se tocó la mandíbula y lo miró para después echar un vistazo al sobre que estaba tirado a sus pies.

—Dije que quería todo el dinero hace dos días. Creo que he tenido demasiada paciencia.

Yo me removí para intentar zafarme del doloroso agarre del chico que me cogía, pero eso no hizo más que conseguir que él aplicara aún más fuerza. Me dolían las muñecas.

—Venga, zorra. Habla—me dijo mientras me sacudía.

—¡Que la dejes en paz, joder!—gritó Colton. Y se acercó a nosotros para pegarle un puñetazo al que me sujetaba. Este me soltó y trató de devolverle el golpe, pero no pudo.

Pero el otro empujó a Colton y sí pudo golpearlo en las costillas. Yo me llevé las manos a la boca y pensé en una vía de escape o una manera de pedir ayuda. No sabía qué hacer.

—Dentro de una maldita semana quiero el puto dinero. ¿Os ha quedado claro?—dijo él, tremendamente enfadado y señalando a Thomas, que asintió con la cabeza.

El chico cogió el sobre y se marchó igual de rápido como había venido.

—Joder. Joder. Joder—repitió Thomas mientras se llevaba las manos a la cabeza.

Colton alzó la vista, con el cabello revuelto, y miró a Thomas con el ceño fruncido y la mandíbula apretada.

—Te dije que no quería que me volvieses a meter en tu mierda. Ya tuve suficiente, ¿sabes?—le dijo.

Alguien ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora