CAPÍTULO 24

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Mary me miró con el ceño fruncido y supe que todo había sido muy poco usual en mí. Había pasado la noche fuera otra vez y volvía a mi habitación con un rostro preocupado, un rostro que denotaba pocas horas de sueño y un dolor que comenzaba a latir en mi interior sin ningún sentido.

—Muy bien. ¿Vas a decirme qué ha pasado? Estoy harta de preocuparme y pensar que no vuelves a la residencia porque te ha pasado algo malo. Pero luego te presentas con la misma ropa como si no hubiera pasado nada—inquirió ella cruzándose de brazos.

Su actitud tranquila pero amenazante me hizo estremecer. Era extraño para mí ver a la abierta y atrevida Mary actuando como si fuera una madre preocupada y dedicada al cuidado de sus hijos.

Pensé que ella era la menos indicada para decirme nada, puesto que ella había pasado varias noches fuera en otras ocasiones, incluso con chicos diferentes cada vez, estoy segura.

De todos modos, cogí aire y me atreví a dar un paso más, dispuesta a sentarme en la cama y contarle todo con calma. Contarle lo estúpida que había sido. Me maldecía interiormente a mí misma a la vez que me daba felicitaciones por haber hecho algo una vez en mi vida que requería saltarse algunas reglas. Reglas que me imponía a mí misma.

—¿Y bien?—preguntó ella sentándose frente a mí sin descruzar los brazos.

—Si te lo cuento espero que no te escandalices ni te enfades, por favor. —Casi le imploré. No quería que su comentario me hiciera sentir aún más miserable—. Pasé la noche con Colton. Había quedado antes con James y él me llevó a su habitación. Pensé que estaría bien porque ya había estado antes a solas con un chico, pero cuando empezamos a besarnos me di cuenta de que nada era como yo creía, que James no era el chico que me gustaba, que nada era lo mismo si era con otra persona.

—Espera. Espera un momento—me interrumpió Mary con los ojos cerrados y alzando las manos, deteniéndome—. ¿Esto nos lleva a que pasaste la noche con Colton? ¿De qué manera? ¿Te refieres a que vosotros dos...?—No pudo acabar la frase.

Asentí débilmente con la cabeza e hice un sonido de afirmación. Me sentí en parte avergonzada.

—Me puse a llorar mientras salía de la habitación de James, dejándolo solo. Lloré y no sé muy bien porqué. Simplemente estaba frustrada. Corrí hasta la habitación de Colton y pensé en llamar hasta que lo vi aparecer por el pasillo. Y fue una sensación genial, como si me hubiera salvado. —Me sentía estúpida al hablar de aquella manera, tan abiertamente sobre lo que sentía y lo que pensaba con alguien—. Nos besamos y nos abrazamos y la cosa fue a más. Nos acostamos. 

Mary abrió los ojos de par en par y por un momento no supe analizar bien su expresión. No podría decir si estaba sorprendida y contenta o si estaba sorprendida y enfadada. No lo supe hasta que habló.

—¡¿Con Colton?! ¡¿Por qué?! ¿Qué te lleva a lanzarte a sus brazos?—Cogió aire y desvió la mirada un instante—. Bien, bien. No pienses que estoy así porque tenga algún interés en él o porque piense que no tienes posibilidades ni nada parecido. Pero te puedo decir que Colton es uno de los grandes cabrones que puedes encontrarte aquí. El hecho de que un tipo así te quite la virginidad sin compromiso...

Habló aceleradamente. Sabía que lo decía por mi bien, sabía que en realidad era cierto y que Colton no era alguien de fiar en cuanto a relaciones amorosas, en caso de que se pudiera hablar de amor o de algo similar.

—Yo acepté. Yo quise hacerlo—contesté, intentando ejercer más fuerza en la voz, porque por dentro me sentía extrañamente quebrada—. Me gusta, Mary. De verdad creo que puedo decir que me gusta. Apenas nos conocemos pero yo me siento... Me sentí genial en su momento. Sin embargo ahora creo que me equivoqué un poco.

Ella se giró y me miró sorprendida.

—¿Solo un poco? Oh, claro, te entiendo. Dejas de ser virgen por un tío que solo quiere sexo pero crees que te has equivocado solo un poco—espetó sarcásticamente.

—No me refiero a eso. No me arrepiento del momento que pasé con él. Me gustó mucho, pero sí creo que he sido una estúpida por creer sin pruebas que podría haber algo más.

—Dios, Evelyn. Creo que no puedo ayudarte mucho con esto. Sabes que he hecho cosas bastante... pero que tú hagas esto es muy sorprendente. Creo que te has precipitado, simplemente eso.

Se acercó a mí, de rodillas en el suelo, y me abrazó como pudo. Su voz ahogada murmuró:

—No quiero que te haga daño. En cuanto a lo demás puedes hacer lo que quieras. La clave está en tener un corazón de piedra.

Estábamos abrazadas con fuerza y agradecí su último comentario. Lo pensé bien mientras permanecíamos juntas.

Imperturbable.

Quien finge no tener corazón corre menos riesgo de salir herido. Me pareció una buena filosofía para ciertos momentos de la vida. Pero si en temas de amor finges ser imperturbable, ¿cuándo empiezas a amar? ¿Cuándo dejas que te amen los demás? No puedes vivir eternamente fingiendo que no te importa nada. Quizás de ese modo, a la larga, lo único que sientes es más dolor.

La estreché con fuerza. Después se separó de mí y me miró directamente a los ojos con una sonrisa.

—Después de decirte eso creo que es hora de que te dé la enhorabuena por haber tenido ese momento. Independientemente de con quien haya sido.

Sonreí yo también. Pero en el fondo necesitaba saber qué pasaba, qué pasaba conmigo, con Colton, con los dos. Por eso reprimí las ganas de salir corriendo de mi habitación y llamarlo. No lo busqué aquel día, ni lo llamé por la noche, ni lo busqué al día siguiente. Pensé que yo necesitaba aclarar mis ideas y que él tendría que aclarar las suyas. No me buscó, no me llamó. Y no supe si debía alegrarme por ello o si ese era uno de los motivos que me rompían por dentro.


Alguien ImperfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora