XII

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-Bar, dormis?

-Si

-...

-Dale que

-Te molesta si prendo la luz? 

-Obvio 

-Jaja, dale. No me puedo dormir

Se estiró con ruido y todo.
-Qué pasa?

-Eso... que no me puedo dormir

-Ah

-... puedo prender la luz? 

-No, no prendas. Qué pasa?

Tuve que quedarme en silencio unos eternos 3 segundos

-Para vos que onda? 

-Para mi que onda que?

-Que onda tippppo.... nosotras?

Esa noche nos dijimos que nos gustamos. Dosis más que suficiente para flashear amor toda la semana. Yo ya nos pensaba viajando, viendo caer el sol en algún parque de alguna ciudad colonial de algún país de gente generosa, tomando cerveza y planeando giladas.
Pero no.
Definitivamente no.

Ni parques, ni ciudades coloniales, ni países de gente generosa, ni cervezas importadas, ni canciones viendo al sol irse.

La idea de que Bárbara esté saliendo con otra piba era solo un algo que me revotaba en la cabeza, pero confirmado.
Lo que más loca me vuelve es que no puedo reclamarle nada, ni quejarme de nada, ni enojarme por nada.

Porque sólo nos gustamos.
Pero gustarnos en mi mundo es ya pensar en el departamento de Caballito al que nos íbamos a mudar en unos años.
Porque si me gustas no quiero que el hecho de despertarme y que estés al lado mío sea solo un momento. Si me gustas te quiero como estilo de vida.

Y a mí me gustas Bar.

Y por lo que me dijiste vos gustas de mí. Asi que no entiendo esa tu necesidad de buscar en otras personas cosas que yo también puedo darte.
Porque si es por mi hago del Parque Avellaneda nuestra ciudad colonial, y de esa Quilmes una cerveza Alemana.

En teoría odio todo esto: quererte solo para mi? Quién me creo que soy?
Como todxs o la mayoría de nosotrxs tengo el chip puesto. El amor romántico destruyó al amor y no estoy pudiendo hacer nada para que no intervenga en mi y en vos, o solo en mi.
Estoy intentando lidiar con esto.

Pero si una noche me desvelo pensando en nosotras,
 y no paro dar vueltas en la cama,
no prendas la luz,
no hace falta.
Solo dame un beso,
decime que gustas de mi,

y sigamos pensando en ciudades coloniales.     

Bárbara Martínez y yoWhere stories live. Discover now