Bárbara Martínez y yo

XIV

Salir con Bárbara no es salir con cualquiera. No me estoy poniendo cursi, me refiero a que es dificilísimo. No tiene que ver con la hora de viaje en colectivo que nos separa, ni con el poco tiempo que tiene ella, ni con que no me guste Evanescence y ella ame (acá me atrevo a hacer un paréntesis porque cuando Bárbara canta My Immortal me tatuaría Evanescence en el culo). Tiene que ver con su vida, con su trabajo y lo que eso supone: ser conocida. El otro día fuimos a una plaza y se le acercaron 10 personas a lo largo de la tarde. Yo la mejor onda, pero nos fuimos porque según ella era cualquiera que nos vean estando juntas ahí. Y todo bien, pero como te caerían 200 comentarios en las fotos de Instagram de la piba que te gusta de 200 personas diferentes diciéndole lo linda que es y cuánto la aman.

Fue en uno de esos días de stalkearla que vi que no sé qué se twiteó con otra youtuber. Daiana Hernández. Acto seguido:

Ya leer que la búsqueda tres es "soy homosexual" fue una trompada de patovica en la mandíbula. Pero después vi un video que no había visto de Bárbara y Pablo con esta Daiana. En el minuto tres del video percibí que lo estaba viendo con el puño izquierdo cerrado y haciendo una fuerza que daba cuenta de la magnitud de mis celos. Cierro el video, vuelvo al twit. Hago clic. Decenas, pero decenas eh, de twits de personas utilizando el término Bariana. No lo había leído aún. En su momento le pregunté qué era Barbica y se rió y me dijo que la shippeaban con Mica, a quién conocí el otro día en una casi fiesta a la que fuimos. De Barbirra no le pregunté nada porque bueno, es el permitido de la pareja para ambas. Altos trios hacemos. Pero Bariana no, no lo había escuchado todavía. Y el día que fuimos a la plaza le pregunté qué onda y se rió. Y yo también me reí, pero no dijo nada de la verosimilitud del asunto, como había pasado con Mica. No tardé nada en marcarle que no me lo negó, pero se volvió a reir. Y esta vez yo no me reí. Y ella se dejó de reír.
No le pedí ninguna explicación porque no soy quién para hacerlo, pero ella sola me dijo que no estuvieron y que se hablan por Whatsapp pero más que nada por cosas de trabajo. Nada de lo que me dijo quita el hecho de que cuando le pregunté si Bariana era un invento de sus seguidorxs haya decidido no responderme. Algo hay y no me dijo qué.

Sé que no tuve razón en enojarme. Así que le pedí perdón cinco días después, el miércoles. Extrañaba que hablemos por Whatsapp, se estaba tornando parte de mi rutina preguntarle qué estaba haciendo, así que le pedí perdón con la esperanza de volver a desayunar con un sencillo "Buen dia" suyo en el celular. Pero la mañana del jueves fue igual a la del miércoles, pensándola y sin poder hablarle, pero esta vez peor.
Me dijo que le pareció cualquiera mi enojo, que fui una pendeja y que además fui una forra con ella. A lo que solo pude responder "tenés razón". Y "tenés razón" es lo más lindo que le pueden decir a una persona. Pero no le importó. Y yo ya no le importo. Con y sin tilde. Así que estoy así, hecha un derrumbe de sentimientos. El huracán Extrañar a Bárbara destruyó una mitad de mí y el huracán Soy una Pelotuda la otra. E intento consolarme pero estoy muy enojada conmigo, no me sale tratarme con cariño:

<El tiempo sanará las heridas pero así seguro que no se te pasa. ¿Cuántos capítulos más vas a ver? Alejate de ese teclado. Estas por stalkearla, te conozco. Alejate de ese teclado, no seas pelotuda>

Y a veces mi yo se cansa de retarme y yo me canso de escuchar a mi yo. Y una vez en las últimas, colapso y acto seguido:

De vos solo me quedan tus covers y un par de whatsapp viejos, pero los odio. Así que me conformo con escucharte cantar y llorar cual adolescente. Y me pienso desde afuera y la imagen deprime. Pero a veces hasta me mimo y me compro helado.