Fanfiction sobre Las Crónicas de Evillious.
Línea temporal: Seven Crimes and Punishments.(...)
Lulila lulila
¿Escuchas eso? Es la nana mecánica.
No se supone que la escuchara, pero bien, ya lo había hecho.Cuando murió, y su alma fue al Jardín Celestial, pensó que el resto de su eternidad sería tranquila.
Lo que no esperó fue que centenares de años después una chica de mal estado mental acabaría con el mundo y que por su culpa, él junto con las demás almas, acabarían siendo arrastrados hacia el Jardín Infernal.Estando ahí se reencontró con ciertas personas que no pensaba volver a ver. Estando ahí volvió a sentir la historia del mal.
Y buscó. Buscó por todas partes.
Estando en ese lugar, vio como ante si se encontraba el impresionante Palacio Real de Lucifenia. El bello jardín, el resplandeciente decorado, los sirvientes cumpliendo su trabajo al pie de la letra; como si los años jamás hubieran pasado.
Entró al palacio, tratando pasar desapercibido. No lo logró.
"Marlon. Kyle Marlon. De todas las personas que pensaba no se me ocurrió verte aquí." Era Germaine Avadonia.
"También es para mi una sorpresa poder encontrarte en este lugar..." Contestó.
Se mantuvieron en un largo silencio, eran bastantes recuerdos.
"Oh bueno. Ya que estás aquí podrías ayudar a los preparativos."
"¿Preparativos? ¿Para qué?"
"Para Rilliane." Fue lo único que contestó la mujer.
A Kyle no le hizo demasiada gracia, pero reflexionó. ¿En verdad importaba demasiado el seguir despreciando a la rubia? Quizá, pero no podía quejarse; la chica Avadonia también estaba ahí.
Estuvo—según él—mucho rato en ese lugar. Ciertamente impresionado de la actitud de todos, como si nada hubiera ocurrido alguna vez. Por un momento se sintió vivo. La cantidad de almas en ese salón le daba una calidez que no debería de sentir.
Charló con Keel como en los viejos tiempos, bromeó con Germaine y fue atendido como el rey que alguna vez fue.En un momento, Keel se retiró y él y Germaine se quedaron platicando.
"Es interesante." Dijo el peliazul.
"¿Qué cosa?"
"Oh, nada. Solo... No sé." Respondió descorsentando a la mujer. "Bien, es que los veo a ustedes y me vuelvo a sentir en aquellos turbulentos años."
"Te comprendo. Aunque me gustaría ver a todos aquí."
Eso provocó la curiosidad de Marlon quien estaba a punto de cuestionar a su acompañante cuando al lugar llegó un enorme pastel.
Sorprendente. Al parecer había cosas que no cambiaban.
Del enorme postre salió quien era la monarca del país amarillo, la princesa Rilliane.
La alegría de la joven se vio interrumpida por el regaño de Germaine.
Kyle se mantuvo apacible. Ver a la rubia le causó un vuelco en sus emociones.Pero lo que logró desconcertarlo fue ver a un muchacho rubio de rostro similar a la princesa corriendo tras esta.
Cuando estuvo vivo, en su tiempo de muerto en el Jardín Celestial e incluso en esos momentos en el Jardín Infernal jamás dejó de pensar en él.
Allen Avadonia. El muchacho que se hizo pasar por la Hija del Mal, el muchacho que condenó a muerte.
Quien lo impresionó, alguna vez cuando estaba vivo y comprometido.Corrió. Lo siguió por los pasillos del palacio. Lo encontró frente a la recamara de Rilliane, platicando con sus padres.
Debía acercarse. Lo hizo a paso firme, planificando en su mente que es lo que diría, todo pareciéndole muy absurdo.
Allen volteó su rostro un momento y pudo verlo. Se observaron un instante que les pareció eterno.
De repente, tanto como la reina y el rey de Lucifenia cayeron al suelo.La confusión se impregnó en el rostro de ambos.
Kyle se empezó a relajar, de más. Estaba a punto de caer al suelo cuando Allen lo sostuvo.
"De todas la personas que creía encontrar, no me esperaba que aparecieras tu." Le dijo el sirviente, el sólo sonrió.
"Tengo algo que decirte, Allen..." Tenía que hacerlo, decirle todo lo que sentía, lo que sintió y lo que estaba seguro que seguiría sintiendo.
"Yo... Yo..." Se detuvo. El cuerpo le pesaba, la tentación de dormir era demasiada.
Cerró los ojos con la imagen del muchacho rubio frente a él. Tan lindo y sutil como siempre.
"Me lo dirás después, Kyle. Nos volveremos a ver." Escuchó el susurro en su oído.
Esperaba que por lo menos esa promesa se cumpliera.
"Allen, te amo."