En la banca del parque [Bruno/Oliver]

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Para KazelMakara
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..

Lleva mucho tiempo sentado en esa banca del parque.
Podía calcular que eran, al menos, unos cuarenta y dos minutos.

Constantemente se estiraba y a veces se levantaba a dar saltos pequeños para después volver a sentarse. Como un niño pequeño.

Bruno se sentía estúpido, era más que obvio que era ignorando, sin embargo, no podía apartar su azulina mirada de la figura frágil y elegante de aquél rubio que estaba a su lado.

Era un muchacho, de no más de diecisiete años tal vez, de cabello algo corto de rubio trigo. Entre sus manos pálidas se encontraba un pequeño canario al que le daba mimos.

Ahí estaba él, observando a un despistado (tenía que ser eso pues estaba seguro que él sí llamaba la atención) muchacho que para finalizar, era muy lindo.

Vaya, que homo sonó eso.
Neh.

Bueno, no había sido su plan quedar ahí en un principio, pero se sentía tan estresado que decidió que algo de fresco le haría bien y fue cuando pudo divisar por primera vez en su vida a alguien tan pulcro y dulce.
Quería que ese chico se volteara y que lo observara. Bruno se auto reprochaba el ser un tímido con las demás personas al inicio, nunca se atrevería a comenzar una conversación con un desconocido por su cuenta.

¡Con un demonio! ¡Una hora de acoso era suficiente!

Y cuanto estaba a punto de levantarse y caminar hacia la banca de al lado un timbre lo sorprendió.
Era una alarma de celular que el rubio se apresuró a silenciar.

Dejó libre al pequeño canario que voló unos segundos para al final posarse en el hombro de su dueño.

El castaño se quedó quieto y callado, el pecho le dolió y la boca se le secó. Las manos le sudaron y sintió el ardor propio de unas lágrimas que querían salir.

El muchachillo se levantó de la banca con naturalidad y extendió un bastón largo y rojo con el que empezó a tantear su camino a su hogar mientras silbaba al ritmo de una canción clásica a la que Bruno no pudo reconocer.

Los opacos y bonitos ojos de ese rubio lo habían dejado sin aliento. Y así se fue la esperanza de un amor de película.

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