Capítulo 11

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Lana pov.

Ver a Damon parado frente a mí me causó diversas emociones, sin duda no me lo esperaba. El se ve muy confundido y hasta podría decir que molesto, me sentí un tanto molesta también pero no puedo negar que tenía muchas ganas de verle, y me siento feliz.

Nadie decía nada y aquella situación se comenzaba a tornar incómoda y no sabía por qué.
- Eh... No para nada - digo yo finalmente zafando mi cuerpo de el de Sebastián .
- Lana quisiera hablar contigo
- ¿Necesita que le ayude en algo? - dice Sebastián.
-No. Necesito hablar con Lana. - dice Damon tajante sin apartar la mirada de Sebastián.
Sebastián voltea su rostro hacia mí con una mirada de disgusto combinada con frustración. 
- ¿Conoces a este hombre? - dice Sebastián sin apartar la mirada de Damon. 
-No.. Sí.. Quiero decir sí, sí lo conozco. - digo titubeando como una tonta. No tenía idea del porque estaba Damon aquí, pensé que no se acordaría de que le dije que trabajaba aquí.

La actitud que tenían tanto Damon como Sebastián se sentía tensa, era incomodo estar aquí.
- El es Damo..- comienzo a presentarlos pero Damon me interrumpe de inmediato.
- Damon Albarn, mucho gusto. - dice Damon con un tono de voz fuerte y dominante mientras le extiende la mano a Sebastián para estrechársela.
- Sebastián, soy el dueño del lugar. -responde Sebastián estrechando su mano con desconfianza - ¿dígame qué es lo que puedo hacer por usted?
- Usted nada. Como se lo dije previamente quiero hablar con Lana. - dice tajante, el desconecto su mirada de la de Sebastián y ahora sus hermosos ojos azules me están viendo a mi -Lana ¿podríamos hablar por favor?
- Eh... Seguro. - contesto un poco dudosa.
- Pero, en privado. - Damon dirige su mirada rápidamente a la de Sebastián, el está inmóvil con los brazos detrás de su espalda.
- Sebastián ... Yo tengo que...- no termino la oración pues no encuentro las palabras, ¿qué me pasa? ¿por qué estoy tan nerviosa?
- Sí, entiendo. - dice él mostrándome una sonrisa forzada.

Damon y yo salimos de la farmacia hacia la acera. Echo un vistazo atrás para ver a Sebastián sentado detrás del mostrador acomodando los papeles del inventario, con su mirada clavada en nosotros.
-Lana, estoy aquí principalmente porque te debo una disculpa - sus ojos fijos en los míos. - Cuando golpeé a ese tipo yo no pensé que repercutiría en ti después. Y es que verlo... tocándote y luego llamándote de esa manera, no... yo no pude soportarlo. -Damon suelta un gran suspiro y agacha la mirada.
-Damon - No sé como empezar porque creo que soy yo la que debió pedirle disculpas primero.
El lo único que hizo fue defenderme y para ser honesta estaba muriendo de miedo cuando los dos tipos me sujetaron en el suelo, por un momento llegué a pensar que se iba a repetir lo de la otra noche. Pero Damon estaba ahí y me salvó.
- No tienes que disculparte por nada - comienzo a decirle. - Soy yo la que te debe una disculpa, se que sólo...tratas de ayudarme. - digo y ruedo mis ojos porque se que es lo que el me ha estado diciendo desde que nos conocemos. Los dos reímos ante eso.
- Digo eso muy a menudo ¿cierto?
- Tal vez cada que nos vemos pero descuida.
- Bueno si lo digo tanto es porque tu aún no has comprendido - dice y comienza a acercarse más a mi. - que de verdad lo único - un paso más cerca. -que trato de hacer es - nuestros rostros están tan cerca que puedo sentir su aliento. - ayudarte.

De pronto sus manos están en mis mejillas y sus labios se posan sobre los míos dándome un beso más dulce que la miel yo cierro los ojos al instante. Mi mundo desaparece y sólo estamos Damon y yo. Estoy adentrándome a un paraíso abstracto. Mis terminaciones nerviosas se agudizan otorgándome sensaciones increíbles que hace un largo tiempo no sentía. Es como si mil violines tocaran la más dulce melodía que pueda imaginar. Pongo mis manos alrededor de su nuca para profundizar el beso. Ráfagas de pensamientos encandilan mi mente, no sé por qué está pasando esto, pero se siente correcto, me siento eléctrica, siento como si todos mis problemas desaparecieran.
Los labios de Damon se sienten suaves en un perfecto contraste con lo rasposo de su incipiente barba. No quiero que esto se acabe, no quiero que se convierta en un recuerdo.
Pero cuando a ambos nos falta respiración  nos separamos y fijamos nuestras miradas, no había podido apreciar tan cerca sus ojos y veo que tienen pequeñas motitas grises.   Su rostro esta ruborizado y puedo sentir que el mío también.
- Espero que lo comprendas ahora. - susurra y toma mis manos en las suyas.
- Creo que ya lo hago. - no puedo evitar soltar una risita. Dios me siento como una adolescente.
De pronto recuerdo que estamos en medio de la acera y justo en frente de la farmacia, seguramente Sebastián vió todo. Pero al darme la vuelta no hay rastro de Sebastián así que supongo que debe estar en la oficina.
- ¿Preocupada por tu jefe? - escucho a Damon decir en un tono un tanto molesto.
Yo levanto una ceja sorprendida.
- ¿Celoso? - le pregunto y el ríe y menea la cabeza en negación.
- ¿Debería de estarlo?
- No veo a Sebastián de esa manera, sólo lo aprecio mucho, el fue el único que me trató bien cuando llegué aquí ¿sabes?
- Sin duda él si te ve con ojos diferentes.
La verdad es que el comportamiento de Sebastián últimamente me ha tenido muy confundida pero fuera de eso jamás había pensado en el de esa manera.
-No lo creo, además que yo sepa...- no termino mi oración porque el teléfono de Damon comienza a sonar.
- Lo siento, déjame responder. - dice sacándolo de su bolsillo.
Yo sólo asiento.
- Paula. - Damon responde su teléfono y no puedo evitar sentir una pequeña punzada al escuchar un nombre femenino. Pero me deshago de ese pensamiento. - Son casi las 6 de la tarde, no puedo... ¿Dónde está Graham?...Era su trabajo hacer eso...De acuerdo, está bien voy para allá dile que estaré allá en 30 minutos. Adiós.
-¿Está todo bien?- pregunto porque Damon parece frustrado.
- Se presentó un imprevisto en el trabajo y tengo que volver, lo siento.
- Descuida, yo de todas formas tengo que estar aquí una hora más.
Damon se pasa una mano por el cabello.
- ¿Irás a The Blue Bird está noche?
- Sí. Tengo que ir Damon.
Damon aprieta sus ojos y niega con la cabeza.
- Está bien, hablaremos de eso mañana.
-¿Qué? ¿Mañana?
Damon no me contesta y sólo se acerca a mi para estrecharme en sus brazos y darme un beso en la frente.
No me da tiempo de decirle más cosas pues el ya está cruzando la calle y se sube de inmediato a su auto.

Yo vuelvo a la farmacia y me siento como en las nubes. No me esperaba ese beso para nada sin embargo no me arrepiento en lo absoluto.
Mi vida se siente un poco menos pesada. Tengo una sonrisa de oreja a oreja y no puedo esperar a que sea mañana. No sé en que momento veré a Damon mañana pero sé que lo voy a hacer.

Love you just a little too much  [Damon & Lana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora