Cap. 35. Though we're strangers'til now.(Si bien éramos extraños hasta ahora)

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  La mañana siguiente, había comenzado como todos los días, salvo por la felicidad que ambos sentían. Cuando se reencontraron en el pasillo, el saludo se reemplazó por miradas brillantes, suspiro de realización en uno, mejillas sonrojadas en el otro; una sonrisa a la que siguió el abrazo y la unión de sus labios.

  —Muy buenos días, conejita —su voz fue tierna.

  —Buenos días, Rey Goblin.

  —¡¿Rey Goblin?! —Arqueó disconforme sus cejas—. ¿Por qué me sigues llamando así?

  —Porque te sienta bien. —Sonrió ella.

  —¡Oh, veo! —Sonrió—. ¿Con el "estúpido" adelante o sin él? —Ella se llevó un dedo a la comisura de los labios a modo de análisis.

  —Mh... Creo que los dos, especialmente con la palabra adelante.

  —Mala —murmuró en su oído. Ella rió, en tanto, él con una mano en la cintura comenzó a guiarla al piso inferior—. ¿Qué te gustaría hacer hoy? —curioseó.

  —No sé. Anoche, Alin dijo algo sobre ir a nadar. —Él sonrió con travesura.

  —Eso suena bien.

  —Pero... yo no tengo traje de baño.

  —¿Traje de baño? —indagó extrañado—. ¿Qué es eso?

  —Es... ropa para meterte en el agua.

  —¿Te metes al agua con ropa puesta? —cuestionó asombrado—. Quiero decir... ¿con un vestido?

  —No, no con un vestido. Es... como ropa interior, o algo así.

  —¿Como ropa interior? Entonces, es como aquí. Pero, cuando sólo somos hombres, entonces, no usamos ropa y las mujeres tampoco. —Sarah se sorprendió.

  —¡¿Y qué sucede si alguien aparece de imprevisto?!

  —Bueno, si eres rápido no te atrapan. —Rió—. Y si no, di todas tus plegarias. —"Al menos que seas el rey, claro".

  —¡¿Jareth, tú espías a las mujeres desnudas?! —se alarmó.

  —¡Por supuesto que no! —se mostró indignado. Ella suspiró aliviada. "Esa etapa la superé en mi adolescencia". El monarca sonrió para sí.

  —¡Vaya, vaya! —Conrad rió al verles—. Tal parece, algunos han bebido alguna especie de elixir pacifista.

  —Conrad... —Su padre le observó por debajo de sus pestañas.

  —Ya sé, ya sé. Que mantenga mi boca cerrada o, en su defecto, ocupada o llena con algo que no sean palabras —suspiró.

  —¡Su Majestad! —Sir Medardo se incorporó de inmediato para arquearse.

  —Sir Medardo. —Cabeceó—. Permítame presentar a Lady Sarah; Campeona de Labyrinth y mi prometida. —Ella recordó que este había sido su tutor y extendió su mano, la cual el fey cortésmente llevó a sus labios.

  —Un placer, Milady. Permítame decirle que los comentarios no le hacen justicia. Es usted más bella de lo que cuentan. —Jareth se enorgulleció sin poder evitar traerla más para sí.

  —Gracias, Sir Medardo. —Le sonrió con simpatía. Parecía un buen hombre—. Sé que fue tutor de Su Majestad.

  —El mejor alumno que he tenido en años, Milady.

  —¿En verdad? —cuestionó viendo al nombrado.

  —Nunca mentiría, Milady. —Hizo una reverencia y les cedió el paso. Alin no podía ocultar el contento en su rostro. ¡Se los veía tan bien!

Dulce como un durazno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora