💕𝑬𝒔𝒑𝒊𝒂𝒏𝒅𝒐 𝑨𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 ✰︎ೃ °➫ 𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂

26. El despertar del lado oscuro

Adelaide

En medio de las luces del lugar, la oscuridad de sus ojos me llamaba. Mis labios permanecían entreabiertos esperando poder pronunciar su nombre. Tras un tiempo de miradas por fin los pies comenzaron a hacer su trabajo. Thomas comenzó a acercarse hacia mi, abriéndose paso como todo un rey, se veía tan bien en aquel disfraz de Anakin Skywalker, que hasta me hizo olvidar el sentido del tiempo y el espacio.

—Adelaide—susurró, y de nuevo volví a sentir como el acento de su voz acariciaba de nuevo mi nombre.

—¡Vaya!, ¡¿Quién lo diría?, ¡que me encontraría al mismísimo Anakin Skywalker en persona!—exclamé con una divertida sonrisa.

—Vamos Adelaide, soy Thomas—dijo con una rebelde sonrisa.

—¿Y dígame Skywalker que hace en esta galaxia tan lejana a la suya?—seguí con el juego y a medida que formulaba la pregunta el rodó los ojos divertido y yo trataba de no reír.

Thomas alzó atractivamente las cejas, como queriéndome retar con su sonrisa.

—Vengo por mi esposa—dijo con la determinación de un rey, siguiendo el juego de rol .

En ese momento su mirada consumió mi saber, e hizo que olvidara por completo el hecho de que yo iba disfrazada de Amidala.
Se me quedó viendo en busca de una respuesta pero a falta de eso me recorrió el cuerpo con la mirada y eso hizo que siguiese su curso, pasando mis ojos por lo que traía puesto, entonces reaccioné.

—Cierto...—empecé a decir nerviosa—. Se supone que yo soy tu.... Claro.... —y ahí estaba de nuevo,  yo y mi nerviosa lengua, que siempre me hacia hablar rápidamente cuando estaba nerviosa—. Aveces olvido que compré este y no el de la mujer maravilla que quería Bash, yo le dije que se disfrazara de Jar Jar Binks.

Thomas se rió, entre Jedis nos entendemos.

—Le hubiera quedado bastante bien—admitió divertido.

—Pero bueno Anakin—seguí con el juego—Yo te hacía en otro planeta.

—Adelaide, soy Thomas—dijo un poco serio.

—¿Thomas?. No, el Thomas que conozco vive en una galaxia distinta a la nuestra Anakin.

Tuve que morderme los labios para no reírme de su evidente actitud de desesperación y frustración, empezaba a molestarle el hecho de que no lo llamase por su nombre, pero a mi me encantaba verlo así, enojado, concentrado, y deseoso, causando que frunciese el ceño, volviendo a su mirada aún más oscura, aún más consumidora y engatusadora. El lado oscuro le asentaba de maravilla.

—Soy Thomas, Adelaide. Y si no me crees tendré que quitarme la ropa—dijo libidinosamente y con aquella sonrisa de mezcla de rebeldía y oscuridad. Thomas se llevó las manos al cuello de la bata del disfraz y comenzó a separar las solapas... ¡Por Merlín! ¡Adelaide no te quedes ahí viéndolo como estúpida detenlo!.

—¡Basta!—grité nerviosa mientras levantaba las manos al aire para detenerlo, él suspendió su acción y me dedicó su seductora mirada—. ¡Te creo!, ¡eres Thomas!.

Parecía una niña histérica, nerviosa e incluso asustada. Obligué a que mi vista dejara de ver su piel desnuda para ver el suelo del lugar.

Thomas comenzó a reírse sediciosamente mientras escondía su sonrisa burlona tras de su puño entre cerrado que se llevó a la boca para cubrir la risa que le causaba mi nerviosismo e inocencia.