36. El fin

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⚠️Capítulo Triste⚠️ Lo lamento pero es necesario, el próximo no será así.

Adelaide

La sombra de Thomas se perdió entre el bosque. No correría tras él, pues él parecía siempre alejarse cada vez más. En un tiempo cada camino que pisaba me conducía hacia él, cada pregunta no me la sabía contestar por cobardía a admitir, nada ah cambiado mucho desde entonces excepto que esta vez no será solo uno el del error.

Aquello de ocultarnos había sido tan repetido que se había convertido en una costumbre.

—Bash...—dije separándome de él—. Quiero estar sola.

—Claro—se llevó las manos a los bolsillos—. Te dejo sola.

Se alejó hacia la puerta y tomó el picaporte, abriendo ligeramente la puerta.

Dio un paso afuera de la habitación pero de inmediato se detuvo, como si hubiera olvidado algo, regresó su mirada hacia la mía.

—Te amo—dijo Sebastián.

Por primera vez aquella palabra la sentí real. Es impresionante el comparar la fuerza de una palabra con la de un golpe, porque el resultado puede ser diferente al que esperabas. Bash sonrío de lado y cerró la puerta.

Me senté en la cama y me llevé las manos a la cabeza. ¿Acaso me había quitado la venda de los ojos?. Quería entender lo que me pasaba, no parecía ser yo. Tal vez por error estaba dejando el amor que me regalaban los dos, estaba siendo egoísta al pensar en que debía de decidir por uno de los dos, como en una estúpida novela juvenil, pero iba mucho más allá, no era indecisión ni confusión, no había alguna explicación que justificara lo que realmente era. Egoísmo. Solo pensar en lo que uno siente te lleva a tratar a los demás como simples objetos de los cuales uno tendrás que escoger. Me sentí mal por todo lo que le había rechazado a Bash.

Uno siempre ve los triángulos amorosos y piensa, ¿a quien va elegir?. Como si fueran simples juguetes. Todo este tiempo solo me cegaba a ver el amor que me daba Thomas pero ¿que había de Bash?. No podía jugar con ninguno de los dos y menos escoger como si yo fuera la jueza que diese la última palabra. Esa idea era mezquina.

Además había mucho más por perder que ganar. Si decidía por mi, solo ganaría mi felicidad y la de Thomas pero perdería la estabilidad de mi familia, y probablemente hasta los bienes materiales y el empleo de toda mi familia.

Mi cabeza comenzaba doler con lagunas de migraña. Me coloqué un abrigo y salí a tomar aire. Papá estaba sentado sobre una mecedora que daba vista al lago, escuché más de cerca las risas de mi familia. Mamá pescaba en el lago junto con Daniel y Henry en un alargado bote amarillo, lleno de botes de carnada y artículos de pesca deportiva. Todos reían al ver cómo Henry alzaba el pescado que recién había pescado, lo alzaba hacia el rostro de Daniel y este retrocedía en repugnancia al igual que mamá que reía al ver la reacción de Daniel.
Fred y George comenzaban a sacar las primeras chispas para armar una gran fogata a la orilla del lago.

Me podía perder mirándolos así. Felices, a papá con aquella mirada de orgullo, a Fred y George haciendo tonterías, a Daniel sonriendo como niño pequeño, a Henry diciendo algún dato curioso y a mamá jugando con mis hermanos.

No podía entender cómo a otras personas que pasaban por la misma situación se les cerraba la vida porque no tenían a la persona que amaban con ella o vivían un triángulo amoroso y su mente solo se centraba en aquella situación. No lograba entenderlos. A mí nunca se me cerraría el mundo, porque siempre los tendría a ellos. A mi familia, que para mí valían más que un amor de verano o un triángulo amoroso.

💕𝑬𝒔𝒑𝒊𝒂𝒏𝒅𝒐 𝑨𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓 ✰︎ೃ °➫ 𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora