Thomas Sanderson: uno de los mejores agentes secretos se verá envuelto en la aventura de su vida, al aceptar una misión que le dará la oportunidad de obtener el cargo que tanto desea; pero no será fácil. Todo cambiará cuando se enamore de la chica q...
Era de noche cuando fui a hablar con ellos. Eran fácil de ser encontrados gracias a la bocina de música que se escuchaba desde el lago hasta la orilla del lago.
Levanté una mano para saludarlos. Ellos se acercaron hasta la orilla y me invitaron a subir al bote.
Una vez que nos encontrábamos navegando entre las aguas dulces preguntaron lo que quería oír.
—¿A qué has venido Sanderson?—preguntó Fred.
Me froté las manos nerviosamente, no estaba listo. Pero hasta un cobarde debe de confesar a la hora de su muerte.
—Vengo a decirles la verdad.
Debían de saberlo ellos, porque cuando ella lo supiesen necesitaría de su ayuda para salir adelante.
Lo que siguió después fue un lago convertido en mar y un cielo azul transformado en oscuro.
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Adelaide
🎶Who Knew. Pink🎶(Multimedia).
Con el fondo de la mañana de un cielo pintado entre azul y gris, reposando en el primero de tres escalones que daban al suelo, un sobre de mediana estatura me esperaba.
El sobre contenía diversos documentos pero en su portada decía: "Lee primero la carta".
Sin fecha ni presentación, lo que parecía ser una carta comenzó sin más.
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Debería de empezar esta carta con un hola, pero para que mentir con palabras cuando el verdadero significado es un adiós. Probablemente esta carta terminará en una bola de papel, arrugando una idea más que no se pudo realizar.
Te doy la bendición para odiarme, te doy la fuerza para desear matarme, solo recuerda que fui yo quien decidió amarte.
Al diablo los que piensan que en una carta se debo de decir un "te amo" o un "jamás me olvides". Porque si solo ellos dejaran de ser el escritor de algún corriente libro dejarían de escribir aquello.
No pienso decirte promesas del pasado o sueños del futuro, te diré la verdad de un presente.
Conocerte no fue una opción, fue una misión. Sonará extraño y tan fantasioso que terminaras aborreciendo la idea, tanto al grado de querer olvidarlo. Todo se resumía a una simple misión, a un fácil objetivo. Pero jamás imaginé que todo cambiaría. Las personas difícilmente cambiamos Adelaide. Agradezco que hayas querido creer y aún mejor, hacerme creer que podía cambiar. Porque eso fuiste desde el principio. Tu veías lo que nadie más logró ver y me hacías creer que merecía la pena ser así.
