Un estudio preliminar del cadáver de Aurora reveló trazos del polvo que usualmente se desprende de los guantes de látex, lo que concordaba con la hipótesis de Armando: esto no había sido un simple arrebato de rabia. El que lo hizo se tomó su tiempo, y hasta hizo una parodia grotesca de una cirugía cosmética. Pobre mujer. También se encontraron rastros de ADN del atacante, sí, pero dicho material genético valía poco si no había una muestra previa con la cual se pudiese comparar. Cruz dibujó líneas que conectaban a los dos sospechosos pesados, Köpfli y Aldana, con el guardaespaldas hallado muerto en la escena. ¿Para quién trabajaba este carajo? se preguntó Armando, alejándose un par de pasos del grafico del caso, y dándole un sorbo al café que le había traído Gabriela.
La luz fría de las lámparas LED en el techo iluminaban el despacho. Ahora se encontraban de vuelta en la sede principal del organismo, en el centro de Caracas. Gabriela, quien arrancaba la envoltura de un chicle con sabor a yerbabuena sin hacer el menor ruido, recorría con la mirada las últimas fotos de Aurora que estaban en internet. Vio a Aldana en unas cuantas, y también a Köpfli. La chica se veía muy contenta en las fotos con el diseñador, y llevaba un lindo vestido. Tamma trató de ver más allá, lejos del brillo de los reflectores, en las sombras.
¿Quién se beneficia con la desaparición de Aurora?
La competencia, como dijo Köpfli, era fuerte, ¿pero tanto como para llevar al asesinato? Poco probable.
¿Estaba Aurora enredada con el crimen organizado?
La expansión de diversos grupos criminales a todo tipo de negocios, incluyendo un gran número de empresas legales cuyo propósito era lavar el dinero, era una hipótesis que había que considerar. Pero entonces Tamma analizó a Aurora, la chica, en lugar de Aurora, la top-model, y no encontró lazos con el crimen organizado. Al menos no a simple vista. Ricardo Aldana, cuya vida estaba a un clic de distancia, tampoco reveló nada fuera de lo común. Ambos eran muchachos que trabajaron por lo suyo, y se ganaron su puesto en la esfera del espectáculo a pulso.
Esto hacía que otra de las teorías saliera a flote: la del admirador. Los cuadros de fijación enfermiza no eran extraños, pero en el país era más común que las celebridades fuesen asaltadas, sin resultados fatales, o secuestradas de manera express para conseguir dinero de manera fácil, este último era el caso más común.
Relegó todo esto a un compartimiento aparte en su cerebro cuando unas fotos grupales estaban ante sus ojos. Aurora, como lo haría en la parte final de su carrera, vestía los diseños de Köpfli. De hecho, un vestido de color vino tinto fue el que utilizó para la foto que la catapultaría a la escena internacional: una sesión en Vogue donde había un artículo que mencionaba a Daniel Köpfli, con críticas favorables, junto a otros diseñadores latinoamericanos. González era una mujer preciosa, y ahora miles alrededor del mundo estaban al tanto.
Aurora jamás mencionó la corona del Miss Venezuela como una de sus metas en las entrevistas que se le hicieron. Ese era el trampolín para la gran mayoría de las modelos nacionales.
Curioso, pensó Gabriela.
No había notado que Armando estaba detrás, acuclillado y con el bolígrafo digital girando entre sus dedos.
-Detesto a ese tipo -dijo Armando, y la detective Tamma tardó un par de segundos más de lo usual para reaccionar a las palabras de Armando. Estaba realmente concentrada mirando el material en la pantalla.
-Disculpa, Armando, ¿de quién hablas?
-De Darío Abreu.
-Ya, ya. Igual yo, míralo. Lo han estirado tanto que creo que para expresar emociones tiene que hacer dibujitos -ambos se partieron de la risa.
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EXPO
Mystery / Thriller2020 Caracas, Venezuela El valle amanece como de costumbre: una orgía de tráfico matutino junto a los sonidos naturales. Un sitio hermoso desde los balcones, pero cuyas calles son inclementes; los detectives Armando Cruz y Gabriela Tamma lo saben mu...