La reacción al anuncio de la muerte de la top-model venezolana Aurora González por parte del comisario Elis Rondón Requena colmaba los titulares.
Tal y como lo esperaban.
Armando se sintió mal por haberle mentido a todos a los que había interrogado hasta el momento, y simultáneamente se decía a sí mismo que sólo hacía su trabajo. Sabía cómo sería la cosa si hubiesen soltado la noticia al momento de hallar el cadáver de la muchacha. Los culpables se habrían fugado y habría otro muerto más que no sería vengado. La pareja de detectives tenía bien claro que esta vez el culpable tenía la posibilidad de comprarlos a todos y de sofocar la investigación entera bajo fajos y más fajos de billetes.
Por eso enviaron a plátano y al tío.
Por eso había desaparecido Navarro.
Tamma miraba la transmisión a través de su teléfono, el cual descansaba sobre el tablero del tanque, colocado de manera horizontal en una base adherida justo encima de la pequeña pantalla que mostraba el GPS.
Se llevó otro chicle a la boca. Armando le había preguntado si había traído cigarrillos, para hacerle tirar el paquete. Su compañera le dijo que la cuota anual eran dos, y agregó:-Tengo fuerza de voluntad, coño -Cruz sonrió y no dijo más, pues era la pura verdad.
-¿Dormiste? -preguntó Armando, para luego terminar con el contenido de una lata de Coca-Cola que luego colocó en una bolsita debajo del asiento, entre sus pies, donde yacían los restos del desayuno que habían comprado hace unos veinte minutos.
Tamma lo miró y se encogió de hombros. Armando pensó que estaba a punto de ahogar otro sollozo como lo hizo ayer en la noche. Nada. Ella se inclinó un poco y le preguntó:-¿Tú sí?
Cruz inclinó la cabeza en su dirección y luego la agitó. Permanecieron cerca por unos minutos.
Y se besaron.
Tamma se retiró lentamente con una sonrisa que contrastaba con aquel rostro cansado que le había mostrado a Armando hace un instante; Cruz se sentía vigorizado, y se estiró con ganas. Le dio un par de palmadas al tablero y preguntó:-¿Los forenses se han puesto en contacto?
-Nada -dijo Gabriela, mientras ponía la camioneta en marcha.
-Salgamos de las dudas-dijo Armando, quien tomó su teléfono y lo puso contra su oreja derecha, esperando la voz del analista.
-Buenos días, le habla el detective Armando Cruz, ¿quisiera saber si el análisis de las muestras de ADN de los ciudadanos Daniel Köpfli y Ricardo Aldana está completado?
-Un segundo, por favor.
-Seguro.
Armando se acomodó en el asiento mientras la punta de su lengua acariciaba el interior de su mejilla. Gabriela quería detenerse para tratar de escuchar.
-En efecto, detective, y los resultados son negativos.
Cruz se sintió tentado a preguntar: ¿está seguro?, pero supo que quedaría como un pendejo. En vez de eso, tomó el bolígrafo digital y con la misma mano balanceó la tableta encendida en el asiento trasero, y trazó una gruesa línea roja sobre esos dos nombres.
-En cuarenta y ocho horas tendrán los resultados de las otras dos muestras.
-Muchas gracias -Armando colgó y le mostró la tableta a Gabriela, quien echó un vistazo rápido y asintió con una sonrisa de oreja a oreja. Armando colocó la tableta sobre sus piernas, y deslizando el pulgar sobre la pantalla de su teléfono llegó hasta el nombre de Daniel Köpfli, le dio un toque, y esperó.
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EXPO
Mystery / Thriller2020 Caracas, Venezuela El valle amanece como de costumbre: una orgía de tráfico matutino junto a los sonidos naturales. Un sitio hermoso desde los balcones, pero cuyas calles son inclementes; los detectives Armando Cruz y Gabriela Tamma lo saben mu...