09: "Las grietas en la máscara"

155 3 0
                                    

Alejandra, la encargada de la recepción, los recibió con la misma sonrisa que cargaba el otro día; tenía dientes muy bonitos. -Buen día, detectives -dijo la muchacha, poniéndose de pie. Luego, fue buscar lo que su jefe había pedido para todos. 

-Buen día -dijeron los detectives al unísono. 

Cuando caminaban hacia las sillas, Köpfli los interceptó, y les dijo:-Buenos días, detectives. Vengan a mi oficina, allí tendremos más privacidad. Ivana estará acá dentro de poco. 

Armando estrechó la mano del diseñador y subió primero, casi esperando una emboscada en el piso de arriba. Köpfli aprovechó el instante a solas, y se dirigió a Gabriela:-¿Lo escogió usted, verdad? 

Gabriela se quedó en blanco y luego interpretó la seña del diseñador: se refería al atuendo de Armando. 

-Sí, claro -y le sonrió. 

-¿No le parece que Armando mete un poco los hombros? 

-Siempre se lo he dicho, y no me hace caso -Gabriela agitaba la cabeza. 

Ni bien llegaron a su oficina, Köpfli se paró delante de Armando, quien lo miraba perplejo. Permítame, dijo el diseñador, luego tomó a Cruz de los hombros y los echó ligeramente hacia atrás. Armando se veía mucho más alto, y el efecto del sol mañanero y el ángulo por el cual se filtraba por la ventana hicieron que Tamma usara su teléfono para sacarle una foto. Sólo tenía una foto con Armando, cuando los dos estuvieron de paseo en la playa. 

-Mucho mejor -dijo Köpfli, quien luego tomó asiento. 

Armando seguía de pie, en una postura distinta a la usual. Gabriela caminó hacia donde estaba parado y le mostró la foto que le había tomado. Era muchísimo mejor que la de aquella vez en la playa: en aquella tenía los ojos entrecerrados y se había tomado más de una cerveza. -Todo un galán -dijo Gabriela, quien soltó una risilla y tomó asiento. 

Alejandra llegó a la oficina con una bandeja, y Cruz se fijó en la sonrisa que le mostró; era muy diferente a la de la muchacha de la recepción hace un par de minutos. Armando le devolvió el gesto y la ayudó con la bandeja. Al terminar, se dirigió a los presentes de manera muy educada, y salió como un fantasma. 

Si Gabriela hubiese tenido poderes mentales, la cabeza de Armando hubiese estallado. Cruz se dio cuenta de esto y le sonrió a su compañera; Tamma torció los ojos y agitó la cabeza. 

-Señor Köpfli, ¿qué me puede decir sobre Leonardo Abreu? -preguntó Armando. Daniel se reclinó en su asiento y su expresión cambió. 

-Hijo de tigre nace rayado, detective. Leonardo es muy parecido a su padre, Darío. 

-No sé nada del hombre -respondió Armando. 

-Será el futuro juez de lo que consideramos belleza venezolana -Armando le anotó al diseñador otra rayita, había dicho "lo que consideramos belleza venezolana". No impuso su estándar. Continuó:- Siempre está en su mundo, muy ocupado, y si alguna vez tiene la oportunidad de ver como se manejan padre e hijo en el mismo ambiente, notará que hay distancia y un poco de frialdad. 

Armando creó una nota en el perfil de Leonardo que rezaba: ¿Visión propia del mundo que no calza en la realidad? Y la subrayó. 

-Le mentiría si le digo que somos grandes amigos. Ha sido muy poco lo que he interactuado con el muchacho, le cuento lo que he visto. 

-¿Cómo es su relación, y la de Leonardo, con Ivana? -preguntó Gabriela. La cara de Köpfli se iluminó al escuchar el nombre de la muchacha, y luego volvió a adoptar la misma expresión pensativa. La pareja de detectives notaron esto y Cruz siguió con la mirada fija en el diseñador mientras que su compañera tomaba nota de manera rápida.  

EXPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora