Conociendo a Youth

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Oh, mierda. Mi padre debe estar bromeando. Por su mueca de diversión veo que no. Sabe que odio a esa panda de inmaduros, arrogantes e infantiles niñatos, y se lo está pasando en grande al ver mi reacción.

-Venga ya, ¿en serio? -sollozo dramáticamente-. De todos los hoteles que hay en esta ciudad, tenían que venir aquí precisamente. ¿Por qué el universo me odia tanto? ¿!Por qué!?

-Tranquila, cielo. Solo tendrás que soportarlos durante un par de minutos, con suerte.

Bufo. Maldigo. Gruño. Mi padre me mira intentando ocultar una sonrisa. Le fulmino con la mirada y me levanto. Con pasos furiosos me dirijo hasta el ascensor y pulso el botón de la última planta. Voy refunfuñando todo el camino hasta mi destino. Al abrir las puertas me encuentro con el hall de la suite. Os explico: la suite entera ocupa absolutamente toda la planta. Cuando sales del ascensor te encuentras con un recibidor más grande que mi propia habitación. Hay un pequeño armario a la izquierda para poner los zapatos y abrigos. Justo enfrente hay dos enormes puertas que conducen al interior de la habitación. La suite consta de cuatro dormitorios, dos baños, un comedor, una sala de estar, una biblioteca que incluye también un espacio para juegos (hay un billar, una televisión enorme con dos consolas diferentes y un minibar) y una pequeña cocina, por si los clientes prefieren hacerse ellos mismos la comida. El hotel dispone de un sencillo supermercado, y los huéspedes que quieren usar la cocina deben comprar la comida ahí. La sala de estar tiene una enorme y bonita chimenea, pero casi no se usa debido a la calefacción instalada por todas las habitaciones. Los dormitorios tienen una cama de gran tamaño, pero sin llegar a ser de matrimonio, donde caben perfectamente dos personas. Además, cuentan con una televisión empotrada en la pared, un vestidor propio y un escritorio. Muchas veces alguna que otra empresa reserva nuestra suite para los empleados que están en la ciudad por alguna conferencia y decidimos instalar un escritorio para hacer su trabajo más cómodamente. Las paredes están insonorizadas con el exterior, no entre ellas, de manera que todos los que residen ahí su pueden oír entre ellos sin necesidad de estar en la misma habitación, pero los demás huéspedes del hotel no los escuchan. De esta manera, todos están más contentos, ya que disponen de su propia intimidad.

Cruzo el hall en dos grandes, enormes, zancadas y me encuentro con Marie junto a la puerta. La suite está hecha un desastre: las camas están desechas, con las sábanas en el suelo, los armarios abiertos de cualquier manera, los baños huelen a muerto, la sala de estar y el comedor están completamente desordenadas, la biblioteca/sala de juegos parece la habitación de mi hermano pequeño (es decir, una jungla salvaje), creo que habéis entendido el concepto.

-Malditos ricos, malcriados y maleducados -se queja Marie por lo bajo-. Si fuera por mí, les pondría a limpiar todo el desastre que han dejado. Serán malnacidos.

Suelto una carcajada. Esa mujer siempre me había caído bien, pero parecía tan dulce con todo el mundo que verla despotricar de esta manera contra alguien me parecía de lo más gracioso.

-Creo que tenemos para rato -comento.

Asiente. Nos quedamos mirando un rato más lo que nos espera, lamentándonos. Al final, decidimos ir por habitaciones, para darnos más prisa y no estar la una muy lejos de la otra. Decidimos empezar por los dormitorios. Retiro las sábanas de todos y cada uno de ellos mientras Marie pasa el aspirador. Luego nos encargamos de que todo el mobiliario esté correctamente bien, los escritorios, los vestidores, las televisiones, etc. Encuentro en una de las habitaciones la puerta del vestidor descolgada, así que llamo a Jason. Es el manitas del hotel, un chico de unos 20 años, 22 como mucho, muy simpático y guapo. En cinco minutos llega y le enseño lo que tiene que arreglar. Mientras él trabaja yo voy quitando el polvo que hay y haciendo la cama. Estoy un poco nerviosa porque siempre me he sentido un poco atraída hacia Jason y es tan amable conmigo que simplemente me cuesta pensar cuando está cerca.

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