Tyler Fox

667 38 8
                                    

Dylan y yo nos quedamos un rato más hablando frente a la ventana. Me cuenta que tiene dos hermanas pequeñas, a las que adora y no puede negarse a jugar con ellas a las comiditas. Río al imaginarme a Dylan disfrazado de chica, jugando con sus hermanas. La imagen es muy tierna. También me cuenta que Ashton y él son amigos desde pequeños y que siempre han estado muy unidos. Aunque me duela admitirlo, porque lo hace, siento demasiada curiosidad sobre Ashton, pero no quiero parecer entrometida, así que no pido nada más. Luego hablamos sobre mi hermano, cómo nos peleamos cada día y cómo lo arreglamos con una broma. Me explica por qué quiso ser músico.

-Fui a un concierto de Maroon V con Ash –narra. Lo miro intrigada-. Teníamos unos trece años y el ambiente era alucinante. No fue hasta que Adam Levine pidió al público que cantara el estribillo que realmente me di cuenta de mi verdadera vocación. Ver a esas miles de personas cantando a coro, la cara de satisfacción de toda la banda, eso fue necesario para que le dijese a mi amigo: “Tío, yo quiero eso. Quiero que la gente cante nuestras canciones así” –sus ojos brillan al recordar el momento y sonríe nostálgico-. Luego conocimos a los idiotas de Al y Tyler, y formamos Youth.

-Es increíble –aseguro maravillada.

-Lo es.

Estar con Dylan me produce una sensación de paz y bienestar que jamás había experimentado. Seguimos con nuestra conversación un par de minutos más. Luego nos levantamos.

-Creo que me iré a duchar –digo estirando los brazos por encima de mi cabeza.

-Si quieres, te puedo dejar una camiseta mía –al ver que voy a negarme, añade-. Sé que no tienes más ropa y no te dejaré dormir con eso –señala mi atuendo, apestoso y sucio.

-Gracias, Dy.

-No las des –sonríe mientras vamos a su habitación. Me entrega una camiseta de Maroon V. Río. Luego dice-. Por cierto, Ash también me llama así.

Antes de que pueda replicar desaparece por la puerta y se une a sus compañeros de banda en la sala de estar. Yo me dirijo al baño y cierro la puerta con pestillo. Suerte que el hotel dispone de champú y gel para los invitados, porque si no estaría en un serio problema. Me tomo mi tiempo, asegurándome de que toda mi cabellera está bien mojada. Luego aplico el champú masajeándome con los dedos. Respiro profundamente el aroma. Me enjabono con el gel y me aclaro el pelo. Luego busco la crema suavizante y la dejo actuar un par de minutos mientras las gotas de agua caliente caen por mi cuerpo. La elimino y salgo, envolviéndome con una toalla. Me seco despacio, relajándome y me envuelvo el pelo en otra toalla más pequeña. Me pongo de nuevo la ropa interior, es un poco asqueroso, pero es lo que hay. Luego paso la camiseta de Dylan por mi cabeza. Me miro al espejo. Me llega por la mitad de los muslos, pero era de esperar, el chico me saca más de media cabeza. Abro la puerta para eliminar el vaho de la habitación y poder peinarme. Ya que no tengo ningún cepillo, utilizo mis dedos, pero me estoy haciendo más nudas en lugar de deshaciéndolos.

-No hay nada más sexy que ver a una chica arrancarse el pelo –me giro y veo a Tyler en el marco de la puerta. Sonríe y desaparece. Me quedo un poco en shock, sin saber a qué ha venido eso. Vuelve a aparecer, esta vez con un peine en la mano-. Toma, te dejo usar el mío.

-Muchas gracias, Tyler –digo de corazón. Con este aparatito es mucho más sencillo. Está a punto de marcharse cuando le detengo-. Oye siento haberte hablado así antes, estaba un poco nerviosa y…

-Tranquila, te entiendo –me interrumpe levantando la mano-. Yo siento haberme puesto igual de histérico que las quinceañeras cuando Jacob se quitaba la camiseta en Crepúsculo.

Rió y le digo: -Yo era una de esas.

-Debo admitir –se me acerca susurrando y mirando a los lados, como si quisiera confesarme un crimen-, que yo también.

Echo la cabeza hacia atrás y suelto una carcajada. Él se une a mí y nos reímos durante unos segundos.

-¿Amigos? –me ofrece abriendo los brazos.

-Amigos –aseguro mientras asiento.
Se acerca y me abraza, levantándome del suelo. Me sorprende al principio, pero le devuelvo el abrazo. Luego me deja en el suelo y se va a guardar su peina. Yo me dirijo a la sala de estar. Ahí están los otros sentados: Ashton en el sillón individual de la derecha del sofá, donde está Dylan. Al está en el otro sillón individual. Me miran cuando me ven aparecer.

-Te queda bien mi camiseta –me sonríe Dylan y palmea el cojín del sofá que está a su lado. Me encamino hacia él susurrando un “Gracias” y me siento a su lado. Él rodea mis hombros con su brazo. Ashton le mira fijamente.

-Aparta tus sucias manos de mi chica, White –Tyler aparece por la puerta y se sienta a mi lado.

-¿Tu chica? Ella es MI chica –Dylan me acerca más a él sonriendo-. Aléjate, Fox.

Ashton se levanta y desaparece, furioso. No sé qué mosca le ha picado, pero no me importa.

-Alto ahí, chicos. Yo soy MÍA, ¿queda claro? –enarco una ceja, intentando no sonreír y parecer seria. Al ríe.

-Cristalino –Tyler levanta las manos en señal de rendición.

-Sí, señora –Dylan hace un gesto militar.

El malhumorado del grupo reaparece y se desploma en el sillón. Su mejor amigo lo mira, puedo notar que están teniendo una conversación no verbal, así que aparto la mirada. Entonces me doy cuenta de que Al no ha dicho ni pío desde que llegó, así que me lo quedo mirando. Parece tímido, pero buena gente. Aunque no lo conozco, así que no le daré demasiadas vueltas.

-Una vez aclarado que no eres propiedad de nadie –empieza Tyler-, aunque claramente me prefieras a mí –se señala con el dedo, en su rostro hay una mueca de superioridad. Dylan le da una colleja ruidosa, y este se soba la nuca con un puchero-. Lo que sea. Pero tíos, hay cuatro habitaciones, y somos cinco.

-Ella es la que viene de fuera –la voz de Ashton suena dura-, que duerma en el sofá.

-Ash.

Dylan le lanza una mirada de advertencia a su amigo, pero este le ignora.

-Tranquilo, Dy –intervengo-. Ya tenía pensado dormir aquí. No quisiera molestar a sus majestades.

-Pues no hay más que hablar –Ashton se levanta y se va a su habitación. Se oye el ruido característico del portazo.

-De eso nada –habla Tyler-. Duerme en mi cama, yo dormiré en el sofá.

-Tyler, de verdad que no…

-Sht –me tapa la boca con la mano-, no me discutas.

Enarco una ceja y me deja ir. Pero sonrío y acepto su oferta.

-Iré a hablar con él –Dylan se levanta.

-No es necesario, no me importa –le aseguro, imitando su acción.

-Sí que lo es –discute-, no puede ir tratando así a la gente.

Sale de la habitación dejándome con la palabra en la boca. Estoy cansada así que decido irme a dormir. Me despido de los chicos y voy a la que es ahora mi habitación. Me tumbo y me tapo. No me importa que tenga el pelo húmedo, solo quiero descansar. Ha sido un día un poco duro y repaso mentalmente lo que ha sucedido. Primero, me he quedado atrapada con la banda de chicos más famosa del momento. Segundo, no todos son tan capullos como había creído en un principio. Dylan es muy simpático y es agradable hablar con él. Al es muy tímido y Ashton es un capullo. Con Tyler me he reído bastante estas últimas horas, así que le puedo tachar de la lista de idiotas.

Tyler Fox, ya eres, oficialmente, el miembro divertido de la banda.

YouthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora