Conviviendo con Youth

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Me despierto al oír de nuevo las gotas de lluvia contra el cristal. Esta noche ha dejado de llover y parecía que se calmaba, pero ha vuelto con fuerza. Sin vestirme y medio zombie me dirijo al baño para darme intentar despertarme un poco. Justo cuando voy a coger la manecilla, la puerta se abre, dejando a un Ashton si camiseta (multimedia) y con gotas de agua en el pelo debido a la ducha. Se me queda mirando de arriba abajo durante unos segundos. Es cuando me doy cuenta de que estoy medio desnuda: solo voy en braguitas y una camiseta de tirantes, dejando mis piernas a la vista y parte de mi abdomen. Intento taparme algo avergonzada y Ashton lo percibe.

-Buenos días, Lexi -su sonrisa de lado me mata.

-Ash, por favor, "Lexi" es demasiado cursi -me quejo haciendo un puchero. El chico ríe y me rodea para dejarme entrar al baño.

-Lo siento -se disculpa mientras se aleja. Luego se da la vuelta y me mira-, Lexi.

Ruedo los ojos y entro a la habitación. Me lavo la cara, eliminando las legañas de mis ojos. Me aseo un poco y salgo a vestirme. No me apetece mucho ponerme unos vaqueros o algo así, por lo que me pongo la camiseta de Dylan, que aún guardo en la silla del escritorio. Salgo a desayunar y me los encuentro a todos en la cocina. El propietario de la camiseta está junto al frigorífico, su mejor amigo apoyado en la encimera, Al sentado en una de las sillas y Tyler en la otra, estornudando.

-Ty -me acerco preocupada-, ¿te has resfriado? -asiente-. Necesitas estar en cama, que te suba la temperatura corporal para eliminar antes el virus -me va a protestar pero estornuda-. No hay más que hablar.

Me giro para prepararme un café. Cojo la taza del armario, me vierto la leche y el café caliente que ya han preparado los chicos. Estoy junto a Ashton, mirando hacia la ventana, a la que él le da la espalda.

-Veo que te gusta la camiseta de Dy -comenta, lo suficientemente alto para que yo lo oiga pero lo suficientemente bajo para que los demás no se den cuenta de ello.

-Es muy cómoda -asiento mientras remuevo el azúcar.

-Me gustaría ver cómo te queda una de mis camisetas -se inclina hacia mí para decir eso. Lo miro con el ceño fruncido.

-¿A qué te refie...? -me tira su café encima-. ¡Asthon!

Los demás nos miran ante mi grito. Me miro la camiseta, está empapada de arriba abajo, y quema.

-Tío, ¿qué ha pasado? -Dylan se levanta corriendo para intentar secar el café de su camiseta.

-Se me ha resbalado la taza y cuando he ido a cogerla ha caído un poco de café sobre Lexi.

-¿Un poco? Me has tirado la taza entera -le acuso-. Y no me llames Lexi.

-Mil perdones, señorita -se excusa divertido-. Déjame arreglar esto. Te presto una de mis camisetas como señal de disculpa.

Antes de que pueda decir nada (odio esa manía que tienen de no dejarme opinar), pone una mano en mi espalda y me empuja hacia su habitación.

-Lo has hecho aposta -le acuso cuando estamos solos.

-Puede.

Sonríe mientras va al armario y saca una camiseta de One Republic. No sé que tienen estos chicos con las camisetas de bandas. Se me queda mirando con los brazos cruzados, esperando.

-No me voy a cambiar si estás tu mirando -le digo con bastante obviedad.

-¿Por qué? Esta mañana me has visto sin camiseta, es lo justo.

Quiero lanzarle algo, una toalla, un zapato, quizás la lámpara de la mesita de noche me sirva. Ruedo los ojos, me doy la vuelta y me cambio rápidamente de camisetas. Cuando vuelvo a encararle tiene una sonrisa en el rostro. Este chico es bipolar: el primer día era un capullo, al segundo me evitaba, ayer fue bastante, no sé, dulce y hoy ha sacado su lado pervertido. No hay quien le entienda.

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