Again

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Sumario: Los deseos de que alguien te cuide y te ame tanto como tú lo haces a veces se hacen realidad, pero todo tiene un costo. Louis sabía que amar a Harry y quedarse con él iba a ser como beber veneno, y aún así lo intentó. De verdad que lo hizo, pero todo tiene un límite.

Advertencias: Violencia física y psicológica. Depresión. Manejo de drogas. Cursivas flash-back. 

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—Entre nosotros ya no había amor —dijo el castaño—. Pero nuestro amor es tan fiel que aunque ya no estemos juntos ni nos amemos, ya no podemos amar a nadie más como lo hicimos.

Niall, el único de sus amigos que aún lo seguía visitando en aquel horrible hospital, estaba sentado a su lado en la banca, mirando cómo amanecía. Era realmente triste para él ver a Louis en ese estado, pero una clínica era la mejor opción para sus depresiones, y a pesar de ya tener 74 años, a veces seguía teniendo ese pequeño brillo en los ojos cuando hablaba de Harry.

—Tú sabes que nunca se dejaron de querer...

—Él acabó con todo, ya no quedaba nada, me fui para no tener que aguantar todo de nuevo.

El rubio negó.

—Miente todo lo que quieras, yo sé que no lo dejaste porque ya no se amaban. Incluso aún a la fecha, estoy seguro de si se encuentran se abrazarán y se irán tomados de la mano.

—No, lo últmo que quiero es verlo de nuevo...

Bum. Bum. Su cabeza lo único que podía oír era ese sonido escandaloso que lo hacía sentir como si él fuera la propia bocina.

Había bebido demasiado alcohol como para que su memoria no registrara algunos detalles de todo; pero definitivamente el ruido, las personas, el asqueroso olor a sudor y a humo se desvaneció cuando lo vio. En ese momento realmente no importaba nada, él sólo se fijó en su cabello rizado y en lo hermoso que lucía con todas las luces de neón. Su rostro era una verdadera obra de arte, digna de... Oh, mierda, él se dio la vuelta justo en ese momento; y Louis no pude evitar seguirlo entre toda la gente.

Se detuvo cuando lo vio en la barra, hablando con el bar-man. El castaño se acercó por el otro lado a hablarle al hombre que sirve las bebidas, un chico moreno con largas pestañas y cabello corto de los lados y la parte más larga pintada de rosa, alguien que definitivamente atraía a las personas como imanes.

¿Qué te sirvo? —preguntó al acercarse a Louis.

—¿Conoces al rizado de allá? —soltó la pregunta como si no hubiera cosa más importante que eso. El bar-man volteó hacía donde los ojos de Louis se dirigían.

—Ese es Harry, viene todos los fines de semana —contestó, restándole importancia. No era la primera vez que le preguntaban aquello y comenzaba a fastidiarse de que las personas le hicieran siempre la misma pregunta. Dar información de clientes no estaba permitido y no era su estilo violar las reglas.

Louis pidió una cerveza y se quedó embobado mirando a Harry. Esa noche había sido la primera vez que lo veía, y desde ese momento se enamoró de la forma en que acomodaba su cabello hacia atrás.

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Louis tomó sus pastillas de su vasito, llenándose momentáneamente la boca con ese sabor desagradable que dejan. Él no las tomaría si no fueran necesarias, pero la doctora había sido bastante clara para qué eran.

Salió de su habitación y comenzó a rondar el hospital, como siempre desde que entró ahí. El lugar era frío y le recordaba una construcción abandonada, con paredes picadas por la humedad y una leve pintura blanca. El olor, mierda, el olor era a cloro y a medicamentos. Era como entrar a una farmacia enorme y salir con tres enfermedades altamente contagiosas. Ya llevaba en este lugar varios años, desde que el hospital anterior lo trasladó porque "aquí ya no podemos continuar con los cuidados que usted necesita". En otras palabras, le habían llamado anciano y lo habían corrido con todo y pantunflas rosas a aquel asilo de mala muerte porque era para lo único que alcanzaba con el poco dinero que tenía.

Bullshit con B de BoyxBoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora