Bullshit con B de BoyxBoy

Un cliché homo

Sumario:
Louis: arrogante, narcisista, popular, adorado por las chicas, rebelde, fuma porros.
¿Quién diría que se fijaría en el chico nuevo de la preparatoria? Un nerd, cabello peinado con gomilla hacia atras, lentes, con suéteres de lana y una sonrisa con hoyuelos.

"Advertencias": Es el típico cliché de él es popular y ella es una nerd que cuando se arregla conquista hasta al actor/artista más demandado pero "adaptado" a Larry. Nada que no hayan leído si leyeron las novelas "Harry Styles y tú. MI NERD HERMOSA". El personaje es HARRY no MARCEL. No se lo tomen personal, todxs alguna vez leímos algo así y nos parecía genial.

P.D.: Esto recompenzará SHINE y todos los OS que las han hecho sufrir. Es para que no se corten las venas y lean algo feliz entre tanta desgracia.

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Sonó la alarma. Mamá gritó a través de la puerta y Gemma corrió escaleras abajo, haciendo ruido con sus tacones.

Hoy era el primer día de clases. Hoy entraría a la preparatoria Emálburom. Habían escuchado que era una buena prepararoria, por eso Des decidió que Harry estudiara ahí.

Se acababan de mudar, así que Harry aún no conocía a nadie, pero la escuela es un buen punto para socializar... Si tan sólo fuera bueno en eso.

Digamos que Harry es una buena persona, o al menos él se considera una buena persona; estudia, ayuda a mamá con las compras, sabe cocinar y tiene un gato al que acaricia todas las noches.

Al terminar de ducharse comenzó a peinarse con la gomilla que huele a chicle, de rayita de lado. Un suéter verde con triángulos, un pantalón café y estaba listo.

Después del desayuno esperó a que pasara el autobus que lo llevaría a la escuela, pero nunca llegó. Así que Gemma tuvo que llevarlo, de mala gana, a la escuela.

—Muchas gracias... —y la puerta del auto se cerró en su cara. Dio media vuelta, aún con el humo del auto detrás de él, y vio la enorme escuela en frente suyo. Tabiques rojos, una chicharra enorme, ventanas por todos lados y la gran puerta. Tomó aire y comenzó a caminar.

En los pasillos todos lo miraban como siempre: como un tipo al que le estuvieran saliendo dos cabezas de más. Quizá fue la gomilla, debí haber escogido la que olía a menta, pensaba.

Fue a servicios escolares, donde recogió su horario. Iba saliendo, estaba por empujar la puerta, cuando ésta fue bruscamente empujada hacia su cara, haciendolo tropezar.

—¡Hey, quítate de mi camino, imbécil! —oyó que le gritaron. Sus gafas estaban tiradas, y al ponerlas de nuevo en el puente de su nariz vio al sujeto que lo llamó imbécil. Ojos azules, cabello castaño desordenado, iba vestido con tenis, pantalón de mazclilla y una chamarra de cuero. Se levantó del suelo lo más rápido que pudo.

—Lo siento, no fue mi intención...

—Doris, creo que asustaste al chico. Míralo, está temblando —dijo el castaño, examinando más de cerca a Harry—. Tú no eres de aquí, ¿cierto?

Harry quería asentir, responder: soy nuevo, acabamos de mudarnos de Las Vegas. Pero sólo consiguió abrir la boca y respirar más rápido. Aquél tipo era demasiado para él.

—No lo molestes —dijo la secretaria con una leve sonrisa. Y, dirigiéndose a Harry, añadió—: Cariño, puedes ir ahora a tus clases.

El ruloso no dudó en salir de ahí. Doris miró a Louis con interés.

—¿Qué haces aquí? ¿No se supone que deberías estar en clases?

Louis se encogió de hombros, sentándose en el borde del escritorio.

—Acaban de sacarme de clases. Es la primera hora y ya me sacaron, es un día prometedor.

—Deberías de ir a detención.

—Ahí es aburrido. Sólo hay personas que buscan pelea. No puedo golpear a todo el mundo.

—Más bien me sorprendería que no golpearas a alguien. ¿Acaso alguna vez piensas en cambiar?

—Lo he pensado, pero a los dos segundos comienzo a pensar en lo divertido que es todo.

—Ya deja de fumar esa porquería.

El castaño volvió a encogerse de hombros, sacando una cajetilla de cigarrillos. Él tomó uno y Doris otro.

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—Clase, tenemos un nuevo estudiante —pero no hacía falta que lo dijera, porque todos ya lo estaban mirando—. ¿Quieres pasar a presentarte?

Quería negar, hundirse en su asiento o hacerse invisible, pero la profesora estaba mirándolo con esperanzas. Se lavantó lento y caminó aún más lento al frente.

—Hola —murmuró—. Me llamo Harry Styles —y creyó que todo había terminado, hasta que la profesora dijo:

—Dinos de dónde vienes.

Asintió levemente, sintiendo cómo enrojecían sus mejillas.

—Vengo de Las Vegas...

Eso bastó para que todos comenzaran a lanzar cientos de preguntas de todo tipo. La profesora los hizo callar, y volvió decir:

—Harry, ¿por qué se mudaron?

—A papá le ofrecieron un empleo mejor.

Asintió la profesora.

—Muy bien, ¿y qué quieres estudiar?

A Harry le dieron ganas de darle una patada. Él ya quería sentarse en su lugar y hacerse chiquito, ¿por qué nadie entendía eso?

—Odontología. ¿Ya puedo sentarme?

La profesora volvió a asentir. El camino a su asiento se le hizo eterno, pero cuando finalmente estuvo ahí se sintió todo mejor; hasta que el de al lado lo picó con su lápiz.

—Hola, Harry. Me llamo Ethan.

El rizado volteó a verlo. Cabello negro, piel blanca y tenía los ojos más azules que había visto. Hizo una media sonrisa.

—Hola —saludó.

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La chicharra sonó. Harry y Ethan salieron del salón de clases; el pasillo comenzó a llenarse de gente, empujones, codos clavados en las costillas, alguien subiendo las escaleras, todos abriendo paso. Y un par de ojos azules se posaron en el rizado.