Capítulo 8

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Hay gente que tiene un brillo especial, que cuando sonríe deslumbra, de esas que contagian alegría como un virus que esta en el aire y cuando respiras de ese aire terminas en carcajadas. Con una mirada, con una sonrisa de costado, al levantar las cejas, con un gesto, con una puteada dicha en el momento justo, te hacen descostillar de la risa. Así era Silvia, una vecina de la cuadra, amiga de mi mamá. Silvia tenía tres hijos de su primer matrimonio, Brenda, Sebastían y Flavia. De su segundo matrimonio Marcela y Mayra. Su estado civil en ese momento "Felizmente Separada".

Brenda tenía mi edad, Sebastían y Flavia eran menores que ella. Ellos tres venían muy seguido a casa, Brenda por que tenía un interés en particular con mi primo Ariel, fueron novios durante mucho tiempo, Sebastían se había sumado al grupo de gente que venía con frecuencia a casa (Colo, Sebas, Karina Alejandra, Romina, Lola, etc) y Flavia se juntaba eventualmente con mi hermana. Entrado ya en Enero del 93 nos juntábamos en la puerta de la Casa de Tucho o en la puerta de mi casa, la mayor parte de las veces nos juntábamos en la puerta de casa. Silvia en muchas oportunidades, cuando venía a visitar a mi mamá por la tarde, se queda con todos nosotros conversando, lo hacia de igual a igual, salvando la distancia en edad que existía, ella nos hablaba y nos trataba como si fuera una mas grupo, era genial, super divertida. 

Resulta que el fin de semana anterior habíamos hecho una Fiesta en casa, no festejábamos nada en particular, el simple hecho de juntarnos a escuchar música, tomar algo, bailar y pasarla bien era motivo mas que suficiente para hacerlo. Para ese entonces mi papá había abandonado la albañilería para comenzar a trabajar en una fábrica donde la función que cumplía era la de soldador, parte del trabajo que realizaba esta fábrica era soldar algunos puentes de ferrocarriles en toda la argentina. El lugar de trabajo que le habían asignado era en la Provincia de la Pampa, y el tiempo de trabajo era, aproximadamente, de dos meses. Era el momento ideal para hacer una fiesta en casa, no estaba papá... y mamá, pulgar arriba aprobando la fiesta. Pero para tener un control mas preciso de esta fiesta mi mamá pidió colaboración a mi tío Juan y a Silvia... Mi tío Juan divorciado, Silvia divorciada, inevitable, los colaboradores no colaboraron mucho en la fiesta, de hecho si mi mamá hubiera estado sola hubiera tenido menos trabajo que el que tuvo ya que ademas de cuidar que nos "portemos bien" debía tener cuidado de lo que hacían, mi tío Juan y Silvia, y donde lo hacían. 

¿Quienes estaban invitados a la fiesta? todo el mundo, mis primas Monica, Stella, Lorena y Eva, Karina Alejandra, Lola, Romina, Flavia, el colo, Sebas y otros mas.  En el comedor de casa había una cama de una plaza a modo de pieza la cual utilizaba mi hermana, vengo de afuera, entro por la puerta del comedor, en la cama recostada Flavia.

- ¿Te sentís bien?

- Si... me recosté un rato.

Mientras me dice esto, intenta incorporarse, le pongo mi mano derecha sobre su frente y suavemente hago que su cabeza toque nuevamente la almohada, me acuesto al lado de ella, la abrazo, nos miramos, me pongo por encima de ella y la beso (léase toda esta secuencia hecha en tiempo record, dos segundos). Cinco minutos mas tarde la tomo de la mano y la llevo a mi pieza... mi pieza, ya que casi todos los días se quedaban a dormir el colo, sebas o quien sea, estaba preparada para esto, tenía una cama de dos pisos a la izquierda, en el medio una cama de una plaza y otra a la derecha pegada a la ventana, o sea que se podían quedar a dormir, a parte de mi, tres personas mas. Abro la puerta, entro con Flavia a mi pieza, sin prender la luz, cierro la puerta y la pongo contra la pared, a los pies de la cama de dos pisos. Cuando estaba en el mejor momento, brindándole todo mi amor, de la oscuridad se escucha...  

Shhhh!!!! 

Nos quedamos congelados, mirando a oscuras a ver si podíamos ver algo, en ese momento, justo en ese momento, alguien intenta abrir la puerta de la pieza, alcanza a abrirla lo suficiente para introducir su mano, hacer clic en la tecla de luz y "Guala" se iluminó toda la pieza. Mi desesperación por subirme los pantalones se reflejaba claramente en mi cara, estaba mas desesperado que manco mirando una película pornográfica. Esa mano misteriosa, era la mano de mi mamá, la cual, yo personalmente, estaba estrangulando entre el marco de la puerta y la puerta a la cual le había tirado todo el peso de mi cuerpo. Pero eso no fue todo, cuando me doy vuelta y miro hacia las camas... Aparentemente mis primas no se la estaban pasando bien en la fiesta, por que estaban distribuidas de esta manera en las camas, durmiendo, arriba Stella, abajo, Lorena, en la cama del medio Monica y en la cama de la ventana Eva. 

Después de ese día, Flavia venía todos los días a casa, la verdad es que yo trataba de evitarla, lo que había sucedido entre nosotros ese Sábado, solo había sido eso. Sin ningún tipo de compromiso, pero ella no entendía lo mismo...  Quería que seamos novios... Ese fue mi límite, un NO rotundo fue mi respuesta y la termine de bastardear en la puerta de casa delante de todos, ante la mirada y sonrisa complaciente de Lola. Ese Sábado a la noche nos fuimos con el Colo, Tiki y mi primo Leo a Capital, al centro a pasear. Caminando por Rivadavia, en las cercanías de la plaza miserere, para ser exacto intersección calle Ecuador, nos para un muchacho y nos invita a ir a uno de esos lugares que hoy se conocen como pelotero, piringundín, Cabarete... Nos miramos entre los cuatro y como patitos en fila seguimos los pasos que iba marcando este muchacho. Llegamos al lugar, el muchacho golpea la puerta con tres golpes cortos, abren la puerta entramos, el muchacho se retira y nos deja en compañía de un hombre, gordo, grandote, pelado y musculoso, fuimos entrando de a uno mientras Maguila el gorila nos palpaba de arriba a bajo. Entramos a una sala donde predominaba una iluminación roja y tenue, casi a oscuras, había cuatro mesas con cuatro sillas cada una, solo una mesa estaba ocupada con dos hombres que estaban fumando, tomando una cerveza y charlando muy animada-mente con dos chicas despojadas totalmente de sus ropas. Era la primera vez que entraba en un lugar de estos, observé detenidamente cada detalle del lugar, nos sentamos en la mesa que estaba en el rincón, desde allí podíamos ver todo el lugar, a la izquierda colgada de un soporte había una tv, que por lo visto no tenía control remoto, Maguila el gorila cambiaba los canales con un palo de escoba, a la derecha enfrente de la tv había una rockola, la cual estaba apagada, de frente a nosotros al fondo una barra la cual era atendida por una mujer de facciones Italiana, pelo negro de rulos y en ropa interior. Mi primo Leo se acercó a la barra y pidió dos cervezas, en ese momento se acerco una mujer a nosotros, se sentó en mis piernas, me abrazó, se me puso a hablar boca a boca, lo mire a mi primo Leo y al colo y les dije, "no me alcanza la plata, ¿Me prestan?" Cinco minutos mas tarde estaba con esa mujer encerrado en una pieza, de dos metros por dos metros, a la izquierda una camilla de médico, una luz blanca de poca potencia, la cual permitía vislumbrar que había tomado una decisión poco feliz al elegir a esta mujer, era una cacuija, tres pelos dos dientes, tenía como un millón de años, no podría ser mi madre, podría ser mi abuela, había que tenerle asco al amigo para entrarle a eso... Mientras me hablaba de un modo Cuasi-sensual, me ayudaba a quitarme mis botas tejanas caña larga que me había regalado mi tío Mario, en el momento de sacarme el Jean hice una pausa, me dije a mi mismo, esta no es la mujer, este no es el lugar, este no es el momento y seguiría reservando ese momento para el amor de mi vida. Fue entonces que nos quedamos conversando todo el rato y nunca hice nada con esa mujer. A mis amigos, cuando salí, les puse cara de todo bien, pulgar arriba. De hecho al día siguiente, el Domingo, cuando nos juntamos en la puerta de casa y se hablo del tema, ante la mirada brillante y expectante de Lola, conté una versión incierta de lo super Macho que fui. 

Después de lo sucedido con Flavia y esta demostración de querer aparentar ser un hombre ¿Donde había quedado aquel punto de inflexión, ese punto de partida donde todo cambiaría? donde me había prometido a mi mismo no jugar con los sentimientos de las mujeres, que a una mujer se la debe respetar, que uno debe ser honorable consigo mismo para poder serlo con el mundo. ¿Donde había quedado aquella imagen de Dennis llorando y esa horrible sensación que me producía el hecho de recordar ese momento?  

¿Y si te digo que te Amo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora