Capítulo 11

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Somos herederos, heredamos los ojos de mamá, la barbilla de papá, los dedos gordos y cortos del abuelo, la perfecta nariz de la abuela. Si vemos una foto de nuestro tátara abuelo, nos encontramos con la grata sorpresa de saber que físicamente somos idéntico\a  a él. Es grandioso que podamos tomar la forma de nuestros antepasados o partes de ellos, pero a la veces es muy complejo de comprender que somos herederos y heredables de nuestros sueños, de nuestros recuerdos, de nuestras sensaciones, de nuestra historia. 

Si es eso lo que estoy tratando de decir... así como recibimos herencias físicas, también recibimos herencias en forma de sueños, en forma de recuerdos, sensaciones. Es algo Inexplicable. Mis sueños son reales, muy reales, sueño que soy de los aliados, estamos redirigiendo nuestro ataque a Nápoles, haciendo retroceder a los alemanes del sur de Italia, se repliegan, forman una línea de defensa en la ciudad de Cassino, a unos 100 kilómetros de Roma, esta linea de defensa es conocida como la "linea Gustav". Atacamos ferozmente para poder entrar en Roma. Me alejo del grupo, me pierdo, estoy solo, me mezclo entre los cuerpos muertos en una trinchera, debajo mio y agonizando, Armin Kofman, un soldado alemán, salgo de encima de el, me pongo a un costado, con un quejido moribundo, intenta decirme algo, mientras estira su mano hacia mi, para entregarme un papel. Este papel era una carta para su esposa Dorothea Endler. 

Hablando con mi padre me cuenta que su abuelo había participado de la segunda guerra mundial y que pertenecía a  los aliados. Yo le cuento mi sueño, el cual escuchó atentamente, su asombro crecía exponencial-mente  a medida que el relato avanzaba. Cuando finalicé de contar mi sueño, la expresión en la cara de mi papá era como si hubiera visto un fantasma, estaba petrificado, congelado, duro como piedra. Luego de unos segundos rompió el silencio y en un tono emocionado, casi eufórico dijo "Mi abuelo después que terminó la guerra paso dos años buscando a Dorothea Endler, cuando la halló , ya era demasiado tarde, había fallecido, pero dió con su hijo Hans Kofman. A quien le explicó lo sucedido y le entregó la carta de su padre."

Cuando voy caminando por la calle y me cruzo con una mujer totalmente desconocida, en algunos casos, con el solo hecho de verla unos segundos puedo percibir como sería el contacto de su piel con la mía, su aroma, sus caricias, sus besos, su sexo con el mío. Como si la conociera de toda la vida, como si ya hubiera estado con ella... o mejor aún, como si algún antepasado mío hubiera estado con alguien idéntica a ella y yo heredara esa experiencia, ese conocimiento.

 Y esa maldita costumbre, esa maldita sensación me lleva a sentarme en un restaurante, pasear por una plaza o viajar en un colectivo y mirar a la gente, analizarla, mirar sus caras, sus miradas, sus gestos y entender a primera vista que clase de persona tengo enfrente, como es, ver su interior, cual es su esencia.
Entonces estaba sentado en el primer piso del Mc Donnals dispuesto a tomar mi merienda con mi late, mis 6 medialunas de manteca, mi jugo, mis cuatro sobres de azúcar (tres para el café, uno para el Jugo), mi palito para revolver, mis servilletas, mi soda y mi libro de Patricia Cornwell cuando entra una pareja, él cargando la bandeja que contenía un vaso de jugo, un tostado, una Cbo, con papas, una gaseosa Grande, aderezos y algunas servilletas. Se sentaron en una mesa para dos justo en diagonal a mi derecha. Él un flaco de unos 38 años, vestía camisa, corbata, pantalón de vestir y unos zapatos negros impecables, lindas facciones, fachero pero de mirada y sonrisa incierta...
Ella una mujer de unos 35 años casi Bella... Realmente era muy bonita, pero entregada a esa relación de manera sumisa, exageradamente obediente, como si fuera una extensión del cuerpo de él. De una mirada y una Sonrisa por demás complaciente. Es por eso que ella era casi Bella ya que la belleza de una mujer está formada por sus facciones, por su pelo, por su cuerpo, por su andar, por su perfume, por su actitud....
Y él le hablaba de una manera Frenética y Vertiginosa, tratando de atrapar una presa, que se notaba, presa, hacía rato, enredada en sus redes, ella asentía con su cabeza acompañando el movimiento con una gran sonrisa mientras él extendía su mano por encima de la de ella para apoyarla, tomarla, traerla hacia él y besarla en la frente.
Repentinamente él se levanta y se dirige por las escaleras hacia abajo, ella queda sola en la mesa con el tostado en la mano izquierda, el cual llevaba a su boca, en la mano derecha el celular el cual ojeaba con tranquilidad.
Cinco minutos mas tarde bajo, yo, para ir al baño y en la Zona de Mc Café lo veo a este muchacho, sentado, hablando con una mujer de unos 50 y tanto de años, muy elegante ella, muy cuidada y bella, se notaba ser de una buena posición económica.
Ella lo tenía tomado de ambas manos, con sus manos, con los ojos crispados al borde del llanto, los labios le temblaban y a distancia, en este dialogo sordo, yo, podía escuchar la angustia de ella...
Sonaba a decepción, a engaño, a ya basta de todo esto...
Él se levanta y se dirige hacia el primer piso, la señora quedo sentada apoyando sus codos sobre la mesa, sus mano izquierda sobre su mentón y su mirada perdida a la nada...
A todo esto me estaba re contra re pillando así que salí corriendo al baño el cual estaban terminando de limpiar, me quede unos minutos en la puerta haciendo la danza de la lluvia hasta que el muchacho terminó con la limpieza y pude entrar a hacer lo mio....
Puffff... que alivio...
Bue... subo, me siento, miro mi bandeja, solo dos medias lunas, pienso... "cuando me fui deje tres, bue, ok... alguien me afanó una!!!!!" miro a mi alrededor en búsqueda de algún sospechoso con los ojos entre cerrado y el ceño fruncido... Recorro el local con la mirada como escaneando una imagen de alta calidad y veo a nuestro galán tomando con fuerza de los brazos a ella sacudiéndola en un intento desesperado por que se tranquilice... La cara de ella se había transformado en un demonio, dejo de ser sumisa y de cabeza gacha, de su mirada salía fuego y de su boca verborrágica escupía todo tipo de Insulto... Se notaba una mujer despechada la cual después de agotar todo tipo de agresión apoyo sus brazos sobre la meza, su cabeza sobre sus manos y desplomada, vencida comenzó a llorar.
Él... acariciaba su pelo, como a un perrito de la calle, de esos que mendigan cariño, mientras yo me comía mi ante última medialuna y miraba atentamente esa escena novelesca al mejor estilo Verónica Castro en Rosa Salvaje.
Él se levanta y se retira...
Entonces yo pensaba "Bien el chavón!!! Se hizo hombre, puso los huevos sobre la mesa y aclaró las cosas, primero le cortó el mambo a la viejita con plata y después a la pendeja... "Él no era para ella... Ni para ella "
Me estaba comiendo la última medialuna cuando veo subir por las escaleras al flaco con la Vieja, los dos encaran para donde estaba la muchacha que seguía apoyada sobre la mesa llorando..
A la mierda!!! Dije, cuando vi esta situación me apuré a terminar la medialuna, tome rápido el Late, llame a la mesera,le pedí urgente un Mc Flurry Oreo y me acomodé en la silla como si estuviera en el cine en un asiento preferencial con anteojos 3D dispuesto a ver la batalla entre Gandalf y Saruman...
Esta señora se acercó a la muchacha le acaricio la cabeza, la muchacha levantó la mirada desbordada de lágrimas, se levantó, quedaron cara a cara unos segundos, a pocos centímetros de distancia, se sonrieron con una emotiva emoción y se abrazaron tan fuerte que daba la sensación de que se hubieran necesitado toda la vida y ahí estaban... Fundiéndose una con otra...
Yo no lo podía creer... cuando la mesera me trajo el Mc Flurry lo deje tirado a un costado, me levanté decepcionado, guardé mi libro de Patricia Cornwell en mi morral, tome la bandeja para tirar todo a la basura, me dirigí hacia el tacho de basura tan falto de aunque sea un Round de Rocky vs Ivan Drago.... Que me hervía la sangre de la bronca.
Mientras me retiraba a la pasada escuche decir a la señora , entre lágrimas y suspiros entre cortados " Me pone muy feliz que podamos estar juntos nuevamente mi hijo, mi hija y yo"
Giré mi cabeza por encima de mi Hombro izquierdo, los miré por unos segundos y me llevé puesta la sensación que provoca ese abrazo entre padres e hijos, ese abrazo sentido, necesitado de un hijo hacia un padre o de un padre hacia un hijo...  Así fue que logré ver la esencia de estas personas, quedaron totalmente al desnudo sus sentimientos y el amor que cada uno profesaba por el otro.  

¿Y si te digo que te Amo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora